Una importante fuga de militantes se ha registrado en los partidos con representación parlamentarias tras la rebelión popular ¿Qué alternativa levantar para enfrente a las trampas del régimen?

Galia Aguilera Profesora, y dirigenta del Partido de Trabajadores Revolucionarios
Domingo 16 de febrero de 2020
Según informa el Servel los afiliados a partidos políticos al 31 de diciembre de 2019 fue de 996.056, además el organismo identifica la existencia de 14.753.345 habilitados para votar. Estos datos dan cuenta de la baja participación en la política tradicional. Pero no es todo, otros datos relevantes son la participación en las elecciones del 2017, donde se se emitieron 6.699.627 votos en la primera vuelta, y en la segunda vuelta, las elecciones presidenciales no se alcanzan el 48% de la participación del padrón.
La desconfianza en la política viene del antes del estallido social, es una experiencia de los 30 años con la “democracia” pactada, entre la derecha y los partidos de la ex concertación que profundizaron la herencia de la dictadura y su modelo neoliberal impuesto a punta de fusil. Estos partidos no sólo fueron responsables de la administración del modelo que tiene desangradas a las familias trabajadoras y la juventud, sino que profundizaron las privatizaciones de recursos naturales, servicios y caminos, fueron los defensores de mantener las privatizaciones de la educación, la salud y las pensiones en manos de las AFPs.
La rebelión popular vino a dejar en claro el profundo malestar contra estas variantes políticas del régimen y su práctica contra las aspiraciones de las grandes mayorías, por eso no ha de extrañar el solo 2% de aprobación en los partidos como registra la encuesta CEP. Más aún cuando la gran mayoría de los partidos con representación parlamentarias, decidieron pactar con el gobierno de Piñera, después de la gran huelga del 12 de noviembre, y a pesar de la brutal represión desplegada contra el pueblo que se ha manifestado en las calles. Un pacto que impuso un proceso constituyente lleno de trampas para mantener los privilegios de los empresarios y sus políticos.
Desde el inicio de la crisis la fuga de afiliados de los partidos políticos ha sido mayor que la registrada en todo el 2018, según indica el académico de la U. de Talca, Mauricio Morales. Según los datos entregados por el Servel a La Tercera, en los últimos cuatro meses, un total de 14.786 personas han renunciado o se han desafilado de su militancia. Los partidos de la derecha Chile Vamos han experimentado una fuga de 4.021 afiliaciones, en tanto la exConcertación y Nueva Mayoría (que incluye al Partido Comunista) tuvieron una baja de 5.401 desafiliaciones.
Antes de la rebelión popular, el viejo régimen comenzaba su renovación con nuevos conglomerados y partidos, supuestamente críticos, que estaban por las demandas sociales, como el Frente Amplio, su práctica durante estos meses de grandes tensiones, han demostrado su hermandad con la vieja política. Según los datos del Servel el partido que lidera el Frente Amplio, Revolución Democrática, encabezada por Catalina Pérez, tiene la más alta fuga de 2.556 afiliados.
La aprobación a los partidos políticos tradicionales es impresionantemente mínima, y frente al proceso constituyente que impusieron para sostener el gobierno Piñera y el régimen heredado de la dictadura, nuevos partidos “instrumentales” han comenzado su constitución con el fin de participar en las posibles elecciones de octubre, cuánta confianza tienen en el proceso y sus trampas está por verse.
En este escenario de estallido social y descontento profundo al régimen ¿qué tipo de partidos levantar? el Partido de Trabajadores Revolucionarios vemos la necesidad de levantar una herramienta política de las y los trabajadores, la juventud y las mujeres, que sea verdaderamente independiente a los empresarios, sus políticos, sus leyes represivas, sus privatizaciones, censuras y mordazas. Un partido que luche por una Asamblea Constituyente realmente Libre y Soberana.
Una organización que impulse un plan de emergencia que incluya demandas como terminar el sistema de especulación financiera de la AFPs y sus pensiones de hambre; un sistema de salud y educación pública, gratuita y de calidad 100% financiado por el estado terminando con el negocio privado; la nacionalización del Cobre y el Litio que más del 70% se lo llevan transnacionales y empresarios nacionales; A igual trabajo, igual salario. Derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito en los hospitales públicos; No más impunidad, juicio y castigo a los responsables de las violaciones a los DDHH, Libertad a los presos políticos de la revuelta ¡Disolución inmediata de carabineros de Chile!; Por un plan de vivienda gestionado por los trabajadores y la población; Plenos derechos para los pueblos originarios, devolución de sus tierras, que todos parlamentario gane igual que una profesora, entre otras demandas.
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