Cristina abrió su casa de Pedro Luro para brindar una cálida entrevista a un equipo de La Izquierda Diario. Pudimos conversar con ella sobre los 4 años que se cumplen desde que fue hallado el cuerpo de Facundo Castro, luego de pasar 105 días desaparecido. “Te lo dieron porque rompiste mucho las pelotas” cuenta que le dijo Norita Cortiñas. Reafirmó su denuncia al accionar del gobierno bonaerense y nos habló de la importancia de la lucha colectiva, sus aliados, amigos y enemigos.
Jueves 15 de agosto de 2024 03:17
Una mañana helada, una ruta semi vacía nos llevó a Pedro Luro, pueblo ubicado a 120 km de Bahía Blanca. Minutos antes de las 10 nos recibió Cristina, vistiendo orgullosamente el buzo del Club Social y Deportivo Villa Obrera del cual es parte, con el afecto de quien ama intensamente y la fuerza de quien nació peleando.
Cerca de la salamandra y sentados alrededor de una mesita de madera hecha por sus propias manos, entre mates y charla, siempre el recuerdo de Facu aflora con una sonrisa y alguna anécdota con sus otros hijos. En medio de la entrevista llegó uno de ellos con Milena, una de sus chanclas, como le llama a sus nietas, para ser peinada y abrazada por su “abu”. Nos contó sobre su infancia en San Juan, donde nació y vivió hasta los 12 años. De su vida difícil y la pérdida de su primer hijo, Franco, en la neo del hospital Penna de Bahía Blanca cuando tenía tan solo 16 años y ya vivía en Pedro Luro.
Tuvimos una larga conversación sobre su lucha en busca de verdad y justicia por su hijo. Facundo tenía 23 años cuando un 30 de abril de 2020 salió a la ruta buscando llegar a Bahía Blanca para encontrarse con su ex novia. La última imagen que se registró de él es de cuando lo detuvo la Policía Bonaerense.
En diálogo con Leandro Aparicio (abogado de Cristina Castro junto a Luciano Peretto), acabamos de publicar un pormenorizado informe de Daniel Satur que actualiza el recorrido judicial de la causa (dilatada por el Estado) por desaparición forzada seguida de muerte.
Cristina recorre estos cuatro años y tres meses de lucha con esa mezcla de ternura, tranquilidad (la de quien lleva la verdad en sus manos) y una fuerza arrolladora de mujer trabajadora, sin plata y sin miedo, como suele decir. Por momentos pausamos la entrevista para bajar la emoción con un mate y seguir.
Su voz nos lleva a conocer quién era Facu, su alegría, su militancia en Jóvenes y Memoria, sus valores solidarios y la importancia que le daba a la memoria, la verdad y la justicia: “a él lo desesperaba que hayan robado chicos y no los pudieran encontrar… algo tan presente en la Argentina actual”. Nos habla de la identidad política de Facu, ligada al kirchnerismo, ese espacio político que hizo un silencio atronador cuando la policía de Berni y Kicillof, y el funcionariado político y judicial desplegaron su campaña de encubrimiento.
Hoy, que se cumplen 4 años de la aparición de su cuerpo esqueletizado en el cangrejal de Cabeza de Buey, sigue siendo necesario romper ese cerco de silenciamiento mediático y estatal. "Te lo dieron porque rompiste mucho las pelotas" recuerda Cristina que le dijo Norita Cortiñas ese 15 de agosto. "Nora, la madre de todas las batallas" a quien tuvimos que despedir recientemente… pero su historia y su fuerza siguen palpitando en cada lucha contra el poder y su impunidad.
Reflexiona sobre Berni, “esa vena de la dictadura que no se cerró”, y la actual vicepresidenta Victoria Villarruel “muy ligada a todo lo malo, educada en la mano dura, en disparar y después preguntar”. Sobre la visita de diputados oficialistas a los genocidas dice: “de seguir apoyando el genocidio -porque no solo lo niegan: lo apoyan- van a seguir despareciendo pibes.” Le preguntamos por Loan y su mirada se ensombrece, recorre los paralelismos que unen ambos casos en el profundo encubrimiento estatal.
Recorre las transformaciones en su vida a partir de este brutal golpe que la convirtió en una guerrera incansable. "Antes salía a bailar con mis amigas. Ahora no me llama la atención. Voy a volver a bailar el día que mi hijo tenga justicia”. La Cristina que es hoy, descree profundamente de los funcionarios políticos del Estado: “el día que uno diga te abro todos los archivos [de la dictadura] para que todas esas madres que se están despidiendo sepan dónde duermen los restos de sus hijos, ahí voy a empezar a creer”.
En ese camino rescata el encuentro colectivo, la lucha con otras y otros. Compañeras y compañeros de peleas similares contra la impunidad estatal en la región, como Silvia Almada y Ezequiel Moscoso, sus “hermanos de lucha”. Sergio Maldonado, Alberto Santillán, Mónica Alegre la impactaron y aprendió de ellos. Y también se nutrió de libros que le trajo esa lucha colectiva, como “Desaparecer en democracia” de Adriana Meyer o “La disciplina de las balas” de Carla Lacorte.
Nos cuenta que hay nuevas pericias luego de tanto tiempo (“cuando no estás en los grandes medios la justicia va más lento, sobre todo cuando hay tanto interés político”) que les permitiría pedir la detención de los policías imputados en la causa por desaparición forzada seguida de muerte, que siguen libres y en actividad. “Yo creo que vamos a tener justicia, demostrar que se puede enfrentar a estos gigantes y derrotarlos” dice Cristina con firmeza.
Antes de dejarla prepararse para entrar a su trabajo en la estación de servicio, visitamos la plaza donde está el mural en homenaje a su hijo realizado por Chelo Candia. Emociona la mirada inmensa de Facu desde la pared. Enfrente, el cartel “Plaza Facundo Castro”, una concesión simbólica que tuvo que dar el municipio de Villarino, pero que no borra la persecución y el encubrimiento del que esa institución también fue parte.
Nos despedimos finalmente con un fuerte abrazo, con el deseo de ayudar a expandir esta lucha por justicia, que debe continuar.