La vicepresidenta de la Nación y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, encabezaron un acto en el Congreso en homenaje a los veteranos de Malvinas. Hablaron de soberanía, después de abrirle las puertas al “virreinato del FMI”. Entre el discurso para la tribuna y la interna del Gobierno.
Sábado 2 de abril de 2022 18:15
Por la mañana Alberto Fernández encabezó, sin la presencia de Cristina Kirchner, la ceremonia oficial en el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, instalado en el predio de la exESMA. Allí solicito al Reino Unido "que cumpla con la resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1965, que nos impone seguir sin demora las negociaciones sobre la disputa de soberanía". Lo que significa solo una declamación, que seguirá quedando para los discursos de ocasión, como viene sucediendo desde 1983, sin ninguna efectividad.
Por la tarde, en el salón Azul de la Cámara Alta, los presidentes de ambas cámaras, encabezaron un acto en homenaje a los excombatientes de Malvinas.
Con un fuerte discurso contra la dictadura, Cristina Kirchner se refirió a la Guerra de Malvinas y recordó que “Galtieri había sido destacado en los Estados Unidos. Y esta gente pensó que podía ir a Malvinas y que Estados Unidos no iba a ayudar a Inglaterra. ¿Qué fue lo que llevó a pensar que no iban a venir y no iban a recibir ayuda de su principal aliado? Esa mirada no es solo privativa de los militares, sino de muchos civiles”, dijo Cristina Kirchner.
Luego, la vicepresidenta se mostró muy amable con Sergio Massa , envió un mensaje a Alberto Fernández y una “chicana” a su vocera.
“Acá se lo recomendé al presidente de la cámara de Diputados y se lo mandé de regalo al presidente de la nación a un libro que se llama “Diario de una temporada en el quinto piso”. Un libro que relata las experiencias del gobierno de Alfonsín y sus equipos económicos.
"Hoy se lo mandé de regalo al presidente, para que después la vocera no diga que no le regalo nada. Ya veo que el lunes dice ’miren si será mala la vicepresidenta que ni siquiera le da un regalito en su cumpleaños’. Así que le mandé el libro".
Después agregó que "la Patria no es una cuestión de ideología, sino que se defiende de todos lados, de derecha, de izquierda, de abajo y de centro. Hay quienes siguen viendo las cosas como si fuera una serie de Netflix donde hay buenos y malos".
Durante el acto en la Cámara de Senadores, luego de hacer entrega de las distinciones, el primero en hablar, fue Sergio Massa, que sostuvo: "Cada uno de los veteranos representa un orgullo para nuestro país" y agregó que: "El reclamo de soberanía no puede dejar en el olvido cuestiones como la dictadura que caía. La guerra fue una decisión en la que se buscó tapar lo que pasaba. Lo que siguió fue no reconocer a los que habían dejado su vida o parte de su vida en esas islas".
Ambos discursos contrasta con las acciones que vienen llevando adelante. Sergio Massa logró el pacto entre el peronismo y Juntos por el Cambio, a través del cual el Gobierno consiguió los votos de los diputados que convalidaron el “virreinato del FMI”.
Por su parte, Cristina Kirchner, más allá de sus cartas incendiarias contra el acuerdo, este lunes se reunió con el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley. Según ella misma hizo saber desde sus redes sociales, se trató de un encuentro en el que hablaron de la deuda con el FMI y Derechos Humanos, además de lavado de dinero, entre otros puntos.
En la reunión la vicepresidenta le solicitó al embajador ayuda para repatriar los capitales fugados del país -un proyecto que horas antes presentó la bancada oficialista en el Senado-.
Es decir, si hacemos un paralelismo entre lo Cristina sostuvo sobre Galtieri, uno podría decir preguntarse: ¿Cómo se le ocurra solicitar al propio Estado que garantizó los fondos para la deuda y la fuga masiva de capitales durante el gobierno de Macri que ayude a "crear un Fondo Nacional para la cancelación de la deuda con el FMI con recursos recuperados en el exterior del lavado y la evasión"?.
La reunión de la vicepresidenta con el embajador yanqui, se trata de un nuevo acto de sumisión y entrega de la argentina a los pies del imperialismo.
Más allá de las retóricas, desde el fin de la guerra hasta hoy, todos los gobiernos constitucionales llevaron adelante la desmalvinización, es decir garantizaron por un lado los negocios de las multinacionales imperialistas, a la vez que sostuvieron que solo se puede hacer reclamos diplomáticos.