En las últimas apariciones públicas, por carta y en televisión, Cristina arroja algunas definiciones, y elude otras, reafirmando su centralidad en el futuro del espacio político que, por su pericia estratégica, gobierna hace ya casi 4 años.
Lunes 22 de mayo de 2023 16:34
Una de las definiciones frente a las cámaras de C5N, probablemente para hacer frente a la tara de elegir mal, fue reafirmar la decisión del armado del Frente de Todos y la fórmula Alberto-Cristina para evitar la reelección de Macri. Después, parece que “pasaron cosas” con la gestión.
Sobre la anulación del propio concepto de estrategia, si es que se trata de decisiones pragmáticas, escribió Eduardo Castilla en esta nota. Acá queremos poner foco en cómo es que el callejón sin salida es una profecía autocumplida.
Cristina, varias veces desde que se inició la causa vialidad y desde el fallo persecutorio en su contra más aún, ubica como elemento central de la decisión de la Corte Suprema, el uso del tiempismo político, quirúrgicamente vinculado al cronograma electoral.
Sí, es importante darle peso al uso de la variable ‘tiempo’ para actuar. No es una novedad, de Maquiavelo a esta parte, infinidad de pensadores y políticos lo han puesto en valor, por izquierda y por derecha. Es ineludible como factor, a veces se lo tiene a favor, a veces en contra, pero ahí está el tic-tac efímero.
¿En qué radica entonces el callejón al que llevan proyectos políticos como el encabezado por Cristina? Justamente al siguiente elemento de la ecuación…la apuesta excluyente al cronograma electoral.
La antesala de la genialidad
Cuando cerraba el 2017, el macrismo estaba golpeado después de las jornadas contra la reforma previsional y recibió una bocanada de tiempo.
Febrero de 2018, en medio de una enorme convocatoria de la CGT, desde el palco se escuchó por primera vez: ‘HAY 2019’. Una declaración abierta de tregua total a las políticas del gobierno, al que dejaron actuar con tranquilidad para enfocarse exclusivamente en el armado electoral del peronismo. Hay que decirlo con claridad, la apuesta excluyente al cronograma electoral fue la contracara de una moneda que incluye necesariamente una apuesta a la desmovilización. Y en estas artes, si hay un espacio que ha hecho escuela, sin duda podemos ubicar al kirchnerismo de lo origenes, con Nestor, Cristina y Alberto dedicados con cuerpo y alma a reconstruir todo el andamiaje que crujió en 2001, para que vuelvan todos los que no se habían ido muy lejos. Y es ineludible nombrar a la propia CGT, las CTA y toda la gama de burocracias varias, garantes de que no se mueva un alfiler.
Así, se regaló todo el 2018 y 2019. Dos años de gestión Macrista en donde se tomaron medidas como el acuerdo con el FMI. Luego, la conocida ‘genialidad’ de anunciar la candidatura de Alberto en las redes, mientras se dejaba correr el trabajo sucio, para quedarse con la menor tarea fina posible.
Como dice Myriam Bregman, era la temporada de venta de ilusiones y espejitos de colores y un día como hoy, pero hace 4 años, se escuchaban declaraciones rabiosas contra el FMI, la suspensión del pago, la investigación, estafa, ajuste, entrega. Se nota, volvió a abrirse la temporada.
En estos años, el Frente de Todos se dedicó a administrar y profundizar la herencia del gobierno de Macri. Ni recuperar lo perdido, ni llenar la heladera. Los alaridos internos empezaron a aparecer, con el cronograma electoral, entre las PASO y las generales de 2021, cuando el costo de la decepción se facturaba en la Provincia de Buenos Aires y la boleta la pagaba Cristina, con votos.
Maximo se desentendió de la renegociación del acuerdo con el FMI, pero él y absolutamente todo el bloque del gobierno, junto a la derecha votaban a favor de los presupuestos que detallaron los millones de dólares que serían entregados en tiempo y forma. Fueron capaces de eliminar IFE, recortar en salud, vivienda, trabajo, DISCAPACIDAD! Mientras se otorgaban grandes beneficios a las multinacionales y exportadoras, apostando (aunque les duela) a la teoría del derrame. La discusión dentro del gobierno fue un tire y afloje y el corazón de la disputa se centró en ver quien pagaba el costo político de garantizar que la crisis no afecte las ganancias empresarias, aunque incluya represión a la pobreza como se vió en Guernica. Ningún ala del oficialismo pudo ir más allá de la retórica discursiva, una obviedad frente a un ajuste que no cabe ni bajo mil alfombras, pero sin poder decir nunca, cómo hacer en concreto para que esta vez la crisis la paguen los que la generaron, los que se venían beneficiando, terratenientes, bancos, especuladores financieros. Es más, cuando se presentaba alguna oportunidad como en Vicentin, lo mejor era fingir demencia y seguir.
Hoy, la Cristina analista tira que ‘es una elección de pisos, hay que entrar al balotaje’. No se sabe ni en qué medidas piensa, más que la repetida intención de que ‘no avance la derecha’, la misma que creció como nunca durante estos 4 años.
La realidad es que resulta una ilusión de laberinto, depositar toda la expectativa en 10hs de elecciones cada 2 años. Los dueños del país deciden todos los días, a toda hora y de espaldas al conjunto de los trabajadores y sectores populares, que es sobre quien recae el ajuste del gobierno, el FMI y la derecha.
Estamos ingresando al periodo de mayor venta de ilusiones, que suele preceder al de venta de excusas. A diferencia del 2019, hoy se vende cara la resignación a elegir la velocidad del ajuste, pero no su dirección. La decepción con la seguidilla de gobiernos que se dedicaron a vender promesas, ajustar y excusarse puede tomar varias formas. La aparición de salidas mágicas que esconden ataques atroces, como las que propone Milei, pueden ser difíciles de implementar, pero ayudan a correr el arco a la derecha. Pero también es una oportunidad para sembrar la idea de que solo organizados y desde abajo, las y los trabajadores podemos pelear una salida a esta crisis, ajustando a quienes viven de nuestro trabajo y dar cuenta de que somos millones quienes no contamos con el reloj del cronograma electoral como motor para querer enfrentar la crisis. Mensajes políticos como la enorme elección del Frente de Izquierda en Jujuy, son señales en ese sentido.
Con 12 años de existencia, desde el Frente de Izquierda, que impulsamos orgullosamente en todo el país miles de compañeras y compañeros del PTS, nos hemos ganado un lugar como expresión política independiente de trabajadoras, trabajadores ocupados y desocupados, mujeres y jóvenes que hacemos política, para nuestra clase y desde abajo. Aportamos las conquistas parlamentarias, como las bancas del Congreso Nacional del PTS-FITU con Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Alejandro Vilca y también las conquistas en lugares de estudio y trabajo, para a darle fuerza a cada lucha y proceso de organización para que la crisis la paguen los de arriba.
Se vienen meses de enorme discusión, en la que nos preparamos para enfrentar el ajuste del gobierno que se venga, con un mensaje político claro, queremos mostrar que somos millones los que vamos a enfrentar las políticas de ajuste sea quien sea quien gobierne y que las conquistas que obtengamos, estaran a disposicion y al servicio de dar esa pelea en las calles, el único idioma que entienden los dueños de país. El tiempo no espera, no tenemos un minuto que perder. Que esta vez, la crisis la paguen ellos.