Testimonio del día a día de una trabajadora doméstica de Chalco, Estado de México.
Lunes 28 de agosto de 2017
4:00 am.- Suena el despertador. Me levanto a calentar agua para bañarme.
5:00 am.- Ya estoy saliendo de casa sin desayunar. Camino aún de noche y con miedo, a paso rápido para tomar la combi hacia la Ciudad de México.
6.15 am.- Estoy en metro Pantitlán en el área de mujeres empujando por entrar al vagón. Quince minutos pueden ser la diferencia entre un día trabajado o un día sin paga. Ya estoy estresada y aún no llegó al trabajo.
7:00 am.- Llegó a la casa que hoy me toca limpiar, la patrona ya está esperando. Rápidamente preparo el desayuno para la señora y su esposo: fruta y jugo fresco, omelet y ensaladas sin grasa, café recién hecho.
10:00 am.- Los patrones ya no están en casa y yo recién voy a desayunar, frijoles y un poco de la comida que quedó de la mañana. Me apuro. Hoy tengo que limpiar la casa y pulir la losa, llevar la ropa de los patrones a la lavandería, además de barrer, trapear y sacudir una casa de dos pisos. La señora me pidió ir por el mandado y sacar a pasear al perro.
3:00 pm.- La comida ya está lista y la espalda me está matando, espero a que lleguen los patrones.
4:00 pm.- Ya lavé los trastes, saqué la basura e hice mis quehaceres. Mis pies están hinchados de nuevo. Me falta ir a la lavandería y sacar al perro. Tomó unos minutos para llamar a mis hijas y saber si ya están en casa. Aprovecho para comer un taco.
6:00 pm.- Ya casi es mi hora de salida, tengo el cuerpo molido. Los últimos minutos son los más largos. Estoy por concluir mi jornada de 11 horas de trabajo. La señora me llama para pagarme los 290 pesos del día. Me espera de regreso en dos días.
7:00 pm.- El metro está repleto. Voy apretada en los vagones de mujeres, porque en el de hombres siempre pasa algo y nunca falta el abusivo.
8:00 pm.- Tomó el camión de regreso a Chalco. Espero para agarrar lugar en la combi, porque el tráfico en la Zaragoza y la autopista México-Puebla es eterno y más cuando es temporada de lluvias.
9.45 pm.- Voy regresando a mi casa -su casa- de noche. Mis niñas corren a abrazarme y yo las beso, las abrazo. Crecen tan rápido. Quisiera poder pasar más tiempo con ellas, pero tengo que trabajar para darles de comer y que vayan a la escuela. Quiero que se preparen y estudien para que tengan una vida mejor a la que a mi me tocó.
11.30 pm.- Termino de prepararles la comida. Lavé y tendí sus uniformes para el día siguiente. Ruego por llegar a la cama. El dolor en los pies y la espalda es insoportable. Me tomó dos pastillas para calmar el dolor y después, sin hacer ruido, me meto a la cama con mis amores.
4:00 am.- Suena el despertador. Me levanto a calentar agua para bañarme…