Parafraseando a Clausewitz, si la guerra es la continuación de la política por otros medios, la actual represión de Carabineros, no es sino la expresión última de la negación de las demandas históricas del movimiento estudiantil por parte del gobierno de la Nueva Mayoría.
Martes 26 de mayo de 2015
Foto: Ignacio Ponce, Contracultura Gráfica
Es de público conocimiento la reciente muerte a balazos de dos jóvenes estudiantes a manos de un enloquecido civil. Todo esto en el contexto de una nueva marcha en la lucha por la educación gratuita. Sus nombres eran Exequiel Borvarán (18) y Diego Guzmán (24), este último militante JJ.CC.
Luego de este horrible suceso, que suscitó un amplio repudio, diversas organizaciones de izquierda, principalmente del movimiento estudiantil, salieron a manifestar su descontento ante la cuenta pública de Bachelet, el recién pasado 21 de mayo. Y como era de esperar, una nueva jornada de represión fue vivida por los allí presentes, que fue seguida atentamente en las redes sociales.
Como es costumbre, Carabineros reprimió fuertemente. Mediante una serie de videos se da a conocer dos casos de brutalidad policial: Paulina Estay Barrera (20), fue agredida frontalmente de un lumazo en su cabeza por un policía y Rodrigo Avilés Bravo (28), militante UNE, quien permanece internado en el Hospital Van Buren de Valparaíso, luego de recibir un fuerte chorro del carro lanza aguas de la policía, que lo botó al suelo golpeando gravemente su cabeza, cuestión que hoy lo tiene con riesgo vital.
Cuando pensamos que luego de la muerte de Manuel Gutiérrez, el año 2011, ya lo habíamos visto todo, nuevamente nos sorprenden estos repudiables hechos. Que si bien tienen directos responsables con nombre y apellido, también contempla una explicación y responsabilidad ideológica. Y es ¿qué hace que la propiedad privada sea más importante que la vida de una persona?
Lo primero que recordamos con estos titulares de los noticieros centrales, en donde al hablar sobre manifestaciones o movimientos sociales, lo primero que se utiliza como recurso gráfico es la imagen de un joven, seguramente tendrá su cara cubierta-eso lo hace más atemorizante aún- con fuego alrededor, seguido de la narración: delincuentes agreden a carabineros. Notas, reportajes, noticias, todo lleno de preguntas tendenciosas que apuntan a criminalizar al manifestante en general.
Su objetivo: atemorizarnos, a mí y a ustedes. Para que cuando los veamos en la calle, tengamos miedo de “ellos”, los evitemos y que no queramos escucharlos, ni participar tampoco de sus legítimas demandas y manifestaciones.
Resulta irrisorio que la prensa quiera salir con las manos limpias de esto. Ellos, como Giussepe, el energúmeno civil y su defensa acérrima por la propiedad privada son culpables de la muerte de estos dos jóvenes. No resulta casual tampoco que antes los hechos ocurridos el 21 de mayo sería justamente la prensa la cual serviría como amplificador y reproductor de los Carabineros. Estos desfachatadamente negaban que el chorro del guanaco hubiese producido la casi fatal caída de Rodrigo. De hecho declaraban, entre risas, que el carro lanza agua era el instrumento “más inofensivo para el control del orden público”. Una vez más estos periodistas de plástico no hacen las preguntas pertinentes, es mas no cuestionan al general de Carabineros, ni menos la institución. Bueno, sería inocente esperar lo contrario.
Gracias a las redes sociales y la intensa difusión del video en donde claramente se ve el momento donde el joven es impactado, esperamos que se haga algo justicia. Y es que este suceso no podía llegar en peor momento para el gobierno, con una imagen en el suelo, este hecho político los puede sepultar aún más. Son ellos, los grandes titiriteros y responsables, su clima represivo, sus políticos de derecha y Nueva Mayoría que pre-aprobaron recientemente el “control de identidad”, muy similar a la detención por sospecha utilizada en plena Dictadura. Incluso si retrocedemos no hace mucho, a fines de marzo de este año, el Subsecretario del Interior, declaraba no descartar la aplicación del “Estado de Sitio” para ciertas fechas “conflictivas”.
Nuevamente tienen las manos manchada con la sangre de nuestros compañeros. Es así, estas muertes, fueron anunciadas meses antes. Ellos implantaron un clima, y generaron una tempestad. Es hora de devolverles un huracán.