Según trascendió en distintos medios, con el aval del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central planea modificar el esquema cambiario, al momento baraja dos opciones.
Victoria Sánchez @VickytaTw
Sábado 22 de septiembre de 2018
Ayer por la tarde distintos medios comenzaron a hacerse eco de lo que podrían ser dos tipos de esquemas cambiarios entre los que el Gobierno estaría considerando adoptar. Según trascendió, el abandono del esquema actual de “tipo de cambio libre” pasaría a mejor vida para dar lugar a un esquema de tipo de cambio “sucio” o entre bandas; o a un esquema conocido como “crawling peg”; o tal vez una combinación de ambos. Se descuenta que la modificación del esquema cambiario cuenta con el aval del Fondo Monetario Internacional (FMI) y formará parte de las modificaciones contenidas en nuevo acuerdo que se renegocia en Washington.
Un esquema de “tipo de cambio sucio” se usa para referirse a las situaciones en la que el tipo de cambio es controlado por la autoridad bancaria central, la cual interviene en el mercado comprando o vendiendo dólares, para de esa forma mantener el tipo de cambio alrededor de los valores considerados “deseados”. Usualmente se establecen “bandas” que definen valores mínimos y máximos aceptados por la autoridad bancaria central, que son usados como referencia para definir cuándo intervenir en el mercado y cómo. Es decir que cuando el dólar se acerca por ejemplo al valor mínimo la autoridad monetaria interviene en el mercado comprando dólares para subir el valor. Mientras que cuando el tipo de cambio se acerca a su valor máximo, la autoridad monetaria interviene vendiendo dólares para así regular el precio.
Por otra parte, distintos medios también señalaron la posibilidad de que el Gobierno adopte un esquema de tipo “crawling peg”. Esto es sencillamente un esquema de devaluaciones sucesivas, definidas de forma anticipada por el Banco Central (BCRA). El objetivo de esto sería que las devaluaciones aparte de ser conocidas de antemano se ubiquen por encima de la inflación para de esa manera mantener un “tipo de cambio competitivo”. De esta forma “se evitarian movimientos bruscos en el tipo de cambio”, así como serviría para “prevenir la especulación con la moneda” y otorgaria “previsibilidad al mercado cambiario”. La última vez que se llevó adelante un esquema de “crawling peg” fué en el llevado adelante por Axel Kicillof cuando fué ministro de Economía en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Otra posibilidad es avanzar en un esquema que combine ambas estrategias, el gobierno realizaría devaluaciones planificadas dentro de un esquema de “bandas” entre las que se establecería un tipo de cambio mínimo y máximo. Distintos analistas señalaron el “riesgo” de que los exportadores al conocer el esquema de devaluaciones sucesivas retengan la liquidación de sus ventas a la espera de obtener un mayor beneficio en moneda local, presionando el tipo de cambio y tirando por la borda el esquema oficial. A pesar de que esta no sería la sería la primera vez que los empresarios especulen con el tipo de cambio en detrimento de las grandes mayorías, no es el único problema.
La adopción de un nuevo esquema a tan solo menos de cuatro meses de haber defendido la flotación libre, que en realidad nunca llevó adelante, sino por el contrario su política implicó la sangría de mas de USD 13 mil millones de reservas dando dolares baratos a medida de los especuladores; dá cuenta del gran desconcierto que tiene el Gobierno en medio de una crisis económica que recién comienza a mostrarse. Esta semana el mercado cambiario expresó una tranquilidad transitoria que hizo que el dólar cierre cerca de los $38. Sin embargo, la corrida cambiaria que llegó a que el dólar toque los $42 no ha terminado aún. Es realmente cuestionable la capacidad real de que el Gobierno pueda lograr llevar adelante alguno de estos esquemas o una combinación ya que, entre otros aspectos no es seguro que se cuente con las reservas suficientes para llevar este plan adelante. Los factores que conducen al alza del tipo de cambio no son transitorios, sino por el contrario estructucturales, como la fuga de capitales y la deuda externa.
A pesar de que Mauricio Macri así como otros funcionarios digan que la situación de crisis económica les genera “angustia”, lo cierto es que son los responsables de llevar adelante una serie de medidas que no hacen más que profundizar los padecimientos de las grandes mayorías trabajadoras. Para esto, cuentan con el aval del FMI, de la mal llamada oposición, así como de la pasividad de las conducciones burocráticas sindicales que permiten que se continúe perpetrando el saqueo a los trabajadores.
Victoria Sánchez
Nacida en Bs. As. en 1986. Es economista y docente. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2010. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.