En 1976 un joven estudiante de Derecho justificaba la violencia de extrema derecha - 46 asesinados entre 1975 y 1983- para defender a Dios, la patria y el Rey. Hoy es ministro de Educación y Cultura.
Santiago Lupe @SantiagoLupeBCN
Jueves 12 de abril de 2018
Video: Noticias Cuatro
Cuando pensábamos que era difícil superar a Jose Ignacio Wert y su vocación “españolizadora” de los estudiantes catalanes, esta Semana Santa descubrimos que se podía superar el récord de “facherío” de un ministro de Educación y Cultura.
Podría sorprender a algunos ver al responsable actual de la cartera de Educación, Iñigo Méndez de Vigo, entonando el himno de la Legión junto a otros dos compañeros de gabinete (Zoido de Interior y Català de Justicia). Al son del “Soy el novio de la muerte...”, el ministro rendía homenaje al cuerpo del Ejército fundado por Millán Astray, uno de los golpistas del 36 más sanguinario.
Por si fuera poco, lo hacía al paso del Cristo de la Buena Muerte –todo muy aconfessional- que portaban unos de esos legionarios que emanan democracia y cultura por todos sus poros, cuando no alguna esvástica tatuada en sus brazos.
Cuando Méndez de Vigo asumió la cartera una de sus primeres decisions fue la de retirar el cuadro del Miguel de Unamuno que estaba en su despacho. No era para menos. El ministro admirador de la Legión no podía soportar la mirada de un escritor, que aunque conservador y hasta partidario del alzamiento fascista en un inicio, oso enfrentarse al fundador del cuerpo, el mismo Astray. Éste le respondió con una frase lapidaria y muy propia, visto lo visto, del actual ministro: “Muera la inteligencia”.
Sin embargo, esta demostración de fervor por lo más rancio y atrasado, por uno de los restos simbólicos y orgánicos de la Dictadura, no puede sorprender si buceamos en el pasado del ministro. El senador de Bildu Jon Inarritu ha hecho una interesante contribución a esta tarea con un tweet de esos de "maldita hemeroteca".
Iñigo @IMendezdeVigo ! ¿Esto qué fue una travesura de juventud? #Francoland ☠️🇪🇸☠️ pic.twitter.com/2f2tNezBH0
— Jon Inarritu (@JonInarritu) 11 de abril de 2018
Cuando era un joven estudiante de Derecho, allá por 1976, a nuestro Méndez de Vigo le quitaba el sueño la agitación que vivían las universidades españolas. Asambleas, huelgas, manifestaciones... que empalmaban con uno de los mayores ascensos huelguísticos de la historia del Estado español. Fue el año más intenso de la Transición, la muerte del dictador abrió la espita a un ascenso que quería barrer la Dictadura y resolver todas las grandes demandes sociales y democráticas pospuestas y aplastadas con la “Victoria” , la del señor ministro y los suyos, en 1939.
Ante esta situación, él, junto a otros compañeros de estudios, clase social e ideología, escribieron una carta a uno de sus predecesores en el cargo, el franquista ministro de Educación Carlos Robles. El periódico “La Voz de Galicia” se hizo eco de ella y publicó fragmentos de la misma el 21 de marzo de ese año.
Méndez de Vigo, junto a 16 estudiantes de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, se presentaban al ministro como alumnos que “día a día venimos contemplando con repulsa todo lo que ocurre en los recintos universitarios”. Tras demandar más mano dura al Robles contra la extrema izquierda, concluían su misiva justificando la violencia ejercida por los grupos de extrema derecha.
El joven Méndez de Vigo consideraba que “la violencia de la indebidamente denominada extrema derecha es el reflejo de su legítima defensa ante el asalto de grupos activistas de signo contrario, con marcado cariz comunista”.
No contento con esto, añadía a continuación que “mientras la convivencia pacífica universitaria no esté debidamente garantizada, la respuesta no puede ser otra por parte de quienes queremos que la autonomía de la Universidad sirva para erradicar de ella la blasfemia intolerable y las soeces injurias para la patria y el Rey”.
Es decir, las cadenas, navajazos, tiros y palizas de grupos como los Legionarios de Cristo Rey , Fuerza Nueva o la Triple A debían continuar hasta que en las facultades los estudiantes dejaran de blasfemar u ofender a su Majestad, el recién estrenado como heredero de Franco, Juan Carlos I.
Solo ese año, estos grupos dejarían un saldo de 5 muertos. Ellos eran Ricardo García, Carlos González, Aniano Jiménez, Mª Norma Meniaca y Fernando Lucas. En toda la llamada Transición, si contabilizamos desde 1975 hasta 1983, fueron 46 las persones asesinadas, según el estudio de Mariano Sánchez Soler publicado en el libro “La Transición Sangrienta”.
A día de hoy, el ministro ya no defiende métodos y soluciones tan drásticas. Contra “la blasfemia intolerable” ya cuenta con el delito de ofensas a los sentimientos religiosos que reparte penas y multas a feministas que hacen performances sobre el “Santísimo Coño Insumiso” o a cómicos que se cagan en Dios y la Virgen, como Willy Toledo.
Para las injurias a la Corona también cuenta con delito propio en el Código Penal y toda una retaila de jueces dispuestos a enviar a la cárcel a raperos, tuiteros y activistas que ofendan a su majestade.
Conocidos estos antecedentes del actual titular de Educación, invito a volver a ver el video de la procesión de la Legión. Seguro que ahora ya no causa ninguna sorpresa.
Santiago Lupe
Nació en Zaragoza, Estado español, en 1983. Es director de la edición española de Izquierda Diario. Historiador especializado en la guerra civil española, el franquismo y la Transición. Actualmente reside en Barcelona y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.