Mientras Baradel le hacía “el aguante” al Gobierno de Kirchner y Felipe Solá, en 2006 la seccional opositora se sumaba activamente al reclamo popular de aparición con vida del testigo secuestrado.
Jueves 8 de septiembre de 2016
Mirá el Dossier Especial sobre los diez años sin Jorge Julio López
A Jorge Julio López, testigo fundamental en el juicio contra el genocida Miguel Etchecolatz, lo desaparecieron por segunda vez el 18 de septiembre de 2006. Todo el país y la ciudad de La Plata en particular fueron sacudidos por este hecho.
Su desaparición fue un golpe para impedir que se avanzara en la pelea contra la impunidad, llevando a la cárcel a los genocidas.
Decenas de movilizaciones recorrieron las calles de La Plata pidiendo por la aparición con vida de Jorge Julio López. La primera fue al otro día de su desaparición, luego a la semana, luego el día 18 de cada mes. Siempre con la misma bronca, con el mismo odio.
En ese momento la sede seccional de Suteba La Plata se encontraba en la calle 13, justo enfrente de la Dirección General de Escuelas.
En las asambleas de Suteba las y los docentes debatíamos como estar a la cabeza de la pelea por la aparición de López.
Cientos de docentes participaban de las marchas. En una asamblea se votó el paro por López. No iba a ser un paro por aumento salarial, ni por la reapertura de paritarias, ni por los salarios adeudados. No. Iba a ser un paro por lo que era un reclamo que surgía desde lo más profundo en la lucha contra la impunidad y los genocidas. Un paro político por la aparición con vida de Julio López.
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El primer paro fue el viernes 22 de septiembre, día en que se realizaba una movilización en La Plata. Un paro con carácter urgente.
Con cadenas telefónicas y mensajes a las escuelas la medida se difundió entre la docencia, que tuvo un acatamiento del 50% a pesar de que la Celeste y las inspectoras difundieron que el paro era “ilegal”.
El segundo paro fue al cumplirse un mes de la desaparición, el 18 de octubre.
Al mismo tiempo que se realizaban los paros y las movilizaciones, en las asambleas también se votaba la exigencia a las centrales sindicales -CTA y CGT- que convoquen a un paro nacional por la aparición con vida de Julio López.
En ese momento el conjunto de las organizaciones que integraban la Multisectorial de La Plata, Berisso y Ensenada también levantaba esta exigencia. La “carta a las centrales obreras” de la Multisectorial arrancaba así:
“Al Consejo Directivo de la Central de Trabajadores Argentinos:
Los organismos de derechos humanos y organizaciones populares nucleadas en la Multisectorial La Plata nos dirigimos a Uds. a casi dos meses del secuestro y desaparición de Jorge Julio López. La circunstancia es particularmente grave ya que ni el gobierno nacional ni el provincial han avanzado hasta el momento un solo paso en el esclarecimiento de los hechos, situación que se agrava por la reiterada negativa gubernamental a recibir a los organismos de derechos humanos.
Por tanto, reiteramos la imperiosa convocatoria a un paro nacional de las organizaciones integrantes de la CTA”.
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En ese momento también transcurría en la región la gran lucha de Mafissa. En 2006, después de años de que la burocracia de la AOT (Asociación Obrera Textil) dirigiera la fábrica, los delegados de base ganaron la Comisión Interna.
Al calor de las asambleas y los debates, los compañeros se sumaron a la Multisectorial y fueron parte de cada movilización por la aparición con vida de Julio López.
Los trabajadores combativos de la región, estatales, trabajadores del Astillero Río Santiago, trabajadores de la salud, expresaban su bronca y se sumaban a cada marcha, a cada acción contra la impunidad.
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Mientras por abajo crecía la lucha por la aparición con vida de Julio López; las conducciones de las centrales sindicales se negaban una y otra vez a convocar a un paro nacional. Corría el tercer año del gobierno de Néstor Kirchner y las conducciones sindicales se ubicaron como furgón de cola del gobierno kirchnerista; que, a través de Aníbal Fernández decía por aquel entonces que López podía estar en la casa de su tía.
La negativa de las centrales sindicales a impulsar un paro general, impidió una respuesta y una intervención mayor del movimiento obrero en la pelea por la aparición con vida de Julio López.
Los gobiernos pasan y Julio López sigue faltando. El gobierno kirchnerista primero negó la segunda desaparición forzada y luego directamente lo desapareció de su discurso, sin disponer ninguna medida que aporte a la investigación del caso. Hoy con Macri en el poder le quieren otorgar la prisión domiciliaria a uno de los responsables directos de la desaparición de Julio López y uno de los peores genocidas de la dictadura como es Miguel Osvaldo Etchecolatz.
Como hace diez años, este 18 de septiembre las y los trabajadores de la educación volveremos a ser parte de la movilización contra la impunidad y por su aparición.