La confirmación de que el intendente de El Bolsón, Bruno Pogliano, contrajo coronavirus en su viaje por Europa, demuestra el individualismo, la irresponsabilidad e impunidad que siente la casta política.
Sábado 28 de marzo de 2020 15:46
A las sospechas que despertaron múltiples denuncias en redes sobre el incumplimiento de la cuarentena en su casa de El Bolsón, se conoce hoy a través del testimonio de una vecina del barrio de Belgrano en CABA, que Pogliano y su familia estuvieron dos días en aquella ciudad.
El 11 de marzo se decretó la cuarentena obligatoria para todo los llegados de países con alta circulación. Pogliano realizó un viaje junto a toda su familia por el noreste de Italia (zona declarada en emergencia el 22 de febrero), y el Estado Español, desde el 27 de febrero. A su retorno, la municipalidad comunicó oficialmente que el intendente y su familia guardarían cuarentena como lo ordena el decreto presidencial, pero que el arribo había sido el mismo 17.
Sin embargo, Silvia, vecina del departamento que la familia Pogliano posee en la calle Amenábar del barrio porteño, confirmó a éste medio que su arribo al país fue el 15 de marzo, y no el 17 como informó la municipalidad.
Pogliano debió realizar la cuarentena en Buenos Aires. En cambio, viajó en avión el día 17 hacia Bariloche desde donde se trasladó en automóvil a El Bolsón con su familia.
De haberse aplicado una política de test masivos para los viajantes de países con alta circulación del virus, podría haberse logrado contener la propagación del mismo, aislando los casos positivos con el del intendente. En cambio, tripulación y pasajeros de ambos vuelos fueron expuestos por la inconciencia del intendente.
Con la confirmación de su contagio, se pone en evidencia la impunidad de la casta política, que considera estar más allá de las normas que impone al conjunto de la sociedad. Impunidad que contrasta con la brutalidad con que la policía reprime en las barriadas populares, humillando, golpeando y disparando a quienes salen a la calle a comprar pan o buscar módulos alimentarios.
Mientras los medios cazan “infractores”, desde el hospital de El Bolsón, donde continúa internado Pogliano, denuncian el faltante de insulina y medicación elemental para atender a la población. La “primera línea de combate” a la pandemia denuncia no tener medicación ni alimentos para entregar en los barrios mientras se repatría a jóvenes esquiadores desde Andorra por pedido del Senador Alberto Weretilneck e intermediación del ministro Rodrigo Buteler.
Fuentes de salud aseguran que en el informe epidemiológico dado en la sala de situación del día jueves se obvió la confirmación del contagio de Pogliano, pero las filtraciones hicieron que debieran hacerlo público. Cierto o no, el intento de blanquear la imagen de Pogliano en los medios locales la última semana, ante la irresponsabilidad de realizar un viaje a Italia y España en pleno desarrollo de la pandemia, así como su comportamiento social durante la cuarentena, fue muy evidente.
El ex contador de Joe Lewis, inició su carrera política como militante de La Cámpora, pero rápidamente se pasó a las filas de Juntos Somos Rio Negro y en 2015 logró ganar la intendencia. Férreo promotor del loteo en la Pampa de Ludden en beneficio de “Sami” Masa, cuñado de Van Ditmar y concesionario del centro de esquí Perito Moreno, Pogliano ha sido un peón fundamental del magnate inglés para la realización de sus proyectos inmobiliarios y energéticos en la zona. El ex gobernador y actual senador nacional, Alberto Weretilneck destinó buena parte de la inversión del Plan Castello en asfaltar el acceso al centro de esquí y al acondicionamiento de la plaza central del pueblo.
Sin embargo en los barrios populares de El Bolsón la realidad es muy distinta. Calles inundadas, cloacas inexistentes o insuficientes que desbordan, falta de agua, de vivienda, de asistencia, de servicios, son la realidad a pocas cuadras de la remozada plaza Pagano.
Con una desocupación que supera el 20% y con un nivel de informalidad brutal, la villa turística es un polvorín de desigualdad y desidia. Hasta el 31 de diciembre, el municipio supo explotar para la limpieza callejera a más de 50 jóvenes beneficiarios de planes sociales. Aunque los planes de $8000 mensuales estipulan 20 horas de trabajo semanal, la municipalidad los obligaba a cumplir ocho horas diarias al igual que los efectivos, y ante el intento de organizarse y luchar contra esta injusticia, el municipio respondió echándolos.
La gobernadora Arabela Carreras gobierna por teleconferencia sin importarle mucho, las condiciones cada día más acuciantes de las inmensas mayorías populares. En sintonía con ella, el municipio de El Bolsón hace oídos sordos a esas mismas necesidades sociales. Como declaración de principios de JSRN en El Bolsón, Pogliano ha sido completamente indolente ante la posibilidad de contagio que con su irresponsabilidad ha creado, siendo el botón de muestra de esta casta política podrida que se considera impune. Es hora de que la sociedad le haga saber que esto no es así, exigiendo su inmediata renuncia.