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Red Internacional
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Rosario. Cuando las excusas burocráticas ocultan arbitrariedades

Viernes 17 de octubre de 2014

En dos lugares distantes de la misma región, dos patronales decían lo mismo a dos trabajadores distintos: “no nos llegó la resolución”. Esta fue la excusa que la patronal de la metalúrgica Liliana SRL para no dejar entrar a Lucas Castillo, al igual que una concesionaria del Puerto de Rosario impidió el paso a Raúl Mamani. Ambos recibieron resoluciones para ser reincorporados en sus puestos de trabajo.

Castillo, como graficamos desde estas páginas, recibió un fallo de la Cámara de Apelaciones del Trabajo que ordena a la empresa a reincorporarlo. Lucas fue despedido junto a once compañeros, por reclamar el pase a planta y por pedir delegados, cosa que la empresa impide desde hace 65 años. En el caso de Raúl Mamani, fue una conciliación obligatoria la que obliga a la patronal a reincorporarlo mientras dure la tregua. Mamani es dirigente portuario y directivo de la CTA.

El despido antisindical de Mamani, de hecho, trajo reminiscencias a la tanda de despidos sindicales en Liliana, acontecidos en febrero, en esta fábrica que recibió un jugoso crédito estatal y que fue inaugurada por Cristina junto a altos funcionarios de los gobiernos nacional y provincial.

No es un paralelismo tirado de los pelos. Es la realidad de la impunidad con la que se manejan los empresarios en Santa Fe. Ante conducciones sindicales burocráticas que miran para el costado, ante una Justicia que se ajusta la venda para no ver la realidad y ante Ministerios que parecen gerentes empresariales. ¿Y quién se ocupa de los trabajadores? Los trabajadores mismos, las organizaciones que los apoyan, la izquierda. Todo lo ganado, es con arduas luchas.