El pasado 1 de febrero, el ejercito birmano inició un golpe militar en Myanmar (antigua Birmania). La clase trabajadora ha respondido con sus métodos de lucha: huelga general, paros y movilizaciones masivas en las calles. Hay un elemento más, la presencia de las mujeres en las acciones -particularmente de las trabajadoras textiles- es destacada.
Jueves 4 de marzo de 2021
La precaria vida del pueblo pobre y trabajador contrasta con las riquezas de la región. Myanmar cuenta con abundantes recursos naturales como petróleo, madera, minerales, gemas y gas natural, además tiene un gran potencial hidroeléctrico.
Después de cerca de 50 años de dictadura miliar, la “apertura democrática” permitiría el ingreso masivo de empresas occidentales y chinas. Esto, sumado a los desplazamientos forzados, originó una “proletarización” acelerada en un sector de la población, destaca la proletarización femenina en industrias “ligeras” como la textil o la de alimentos.
Con un salario mínimo de apenas 3 dólares diarios, Myanmar se convirtió en un paraíso para la explotación capitalista, mientras la pobreza y los problemas de violencias siguieron siendo parte de la cotidianidad del pueblo en aquel país.
Las mujeres se incorporaron al trabajo en condiciones ultra precarias: con salarios miserables, jornadas que superan las 8 horas y sin derechos laborales mínimos.
Claro ejemplo es la industria textil, a costa de la explotación de las mujeres birmanas, se multiplican las ganancias de monstruos de la fast fashion como Zara o h&m, por mencionar algunos.
Las mujeres en esta región cargan además con los desplazamientos violentos orquestados por las fuerzas armadas birmanas. Un caso emblemático es el de las mujeres kayan, el desplazamiento forzado las terminó convirtiendo en una atracción turística en Tailandia por sus famosos cuellos de jirafa.
Por si fuese poco, la trata es un riego constante para las niñas y jóvenes. Con la pobreza apretando en los hogares, cientos de mujeres son engañadas cada año con promesas de trabajos bien remunerados en China, al llegar descubren que son víctimas de redes de trata que las explota sexualmente o las vende a familias que buscan concebir hijos, reduciendo sus cuerpos en mercancías.
Explotación, miseria, desplazamiento y trata que convierte sus cuerpos en mercancías…la deuda con las mujeres en Myanmar es enorme.
Las mujeres en tiempos de pandemia
Las trabajadoras y trabajadores cargamos los estragos tanto de la crisis sanitaria como la económica. En Myanmar, como en el resto del mundo, los despidos y las rebajas salariales se sumaron a los contagios y la muerte por Covid-19.
A lo largo de este año, ha quedado claro que somos las mujeres las que nos llevamos la peor parte. Tan sólo en la industria textil, se calcula que 70 mil mujeres fueron despedidas en medio de la pandemia.
Sin embargo, las trabajadoras no se quedaron de brazos cruzados, en julio pasado se supo en el mundo del triunfo de las trabajadoras que fabrican la ropa de la marca Zara. Trescientas trabajadoras de la fábrica textil Rui-Ning fueron despedidas después de agrupar su sindicato en medio de la pandemia. Con meses de lucha, conquistaron su reinstalación.
El músculo de las mujeres trabajadoras y el de sus compañeros se viene fortaleciendo desde hace más de una década. Desde 2009 ha habido diversos procesos de lucha y huelgas, junto a las experiencias de formación de sindicatos, en los que las mujeres han dicho siempre: ¡presente!
Una brutal represión que no logra doblegarlas
Apenas había pasado una semana del golpe por parte del ejército, y la clase trabajadora ya preparaba una enorme huelga general. El lunes 8 de febrero las trabajadoras de la antigua Birmania protagonizaron junto a sus compañeros grandes movilizaciones en las calles, después de parar sus fábricas.
Desde entonces las acciones no se han frenado, por el contrario se han ido sumando otros sectores como les jóvenes estudiantes o trabajadores no industriales (les trabajadores de la salud de la primera línea, trabajadores estatales y docentes).
Los factores que caracterizan el proceso de lucha en este país, podrían ser letales no sólo para una dictadura militar, tiene el potencial de cuestionar de conjunto al sistema y ponerlo en jaque: la clase trabajadora ejerciendo un rol hegemónico con sus métodos de lucha, la rabia y determinación de las mujeres, la alianza en las calles con las y los estudiantes. El régimen birmano lo tiene claro.
De otra manera no se entiende la brutalidad con la que han intentado frenar la lucha en el país. Desde el primer momento tomaron medidas como “desconectar el internet”, dejando al país sin acceso a este servicio, aunque después se reestableció las redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram fueron bloqueadas.
Desde el 9 de febrero, un día después de la huelga general, la policía birmana abrió fuego contra las manifestantes dejando su primera víctima, Ma Mya Thwe Thew Khaing una joven de apenas 19 años. La clase trabajadora y el pueblo respondió con más movilizaciones.
El pasado lunes 01 de marzo, 18 personas fueron asesinadas en una brutal jornada de represión, sin embargo, las masas se rehúsan a dejar de luchar. Este miércoles volvieron a tomar las calles y el accionar de la policía y el ejército dejó la jornada más sangrienta hasta hoy, 38 víctimas letales fueron el saldo.
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Más de 50 personas han muerto luchando en contra del golpe militar. Ni las trabajadoras, ni los trabajadores, ni el resto del pueblo que les acompaña parecen estar dispuestos a bajar los brazos. Por el contrario, la rabia se acumula.
Una razón más para tomar las calles este #8M
En Myanmar y en todo el planeta, queda claro que las que menos tenemos por perder, somos nosotras, no es casual la determinación y valía que han mostrado las trabajadoras. La deuda histórica es enorme, y no hay duda de que ellas junto a sus compañeros de clase, están dispuestas a cobrarla. Estamos seguras de que cuando las mujeres avanzan, no hay vuelta atrás.
La historia de este proceso está abierta. Desde México, América Latina y el mundo observamos y nos solidarizamos con su lucha. Su rabia y sus muertas, también son nuestras. Desde la agrupación internacional de mujeres y disidencias Pan y Rosas, exigimos el cese a la represión, justicia para las y los asesinados y nos pronunciamos por el triunfo de la lucha contra el golpe, que es el triunfo de nuestra clase, este 8 de marzo tomaremos las calles también en solidaridad con las trabajadoras y trabajadores birmanos.
Hoy nuestras hermanas en Myanmar son ejemplo y motor de lucha ¡Viva la huelga general y las mujeres trabajadoras de Myanman!