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Red Internacional
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Anuncio Oficial. Cuba anuncia unificación monetaria desde el 1 de enero: ¿qué significa?

Es una medida largamente esperada en el marco de las reformas pro mercado. El presidente Miguel Díaz-Canel, sin contemplaciones, alertó que traerá inflación.

Viernes 11 de diciembre de 2020 00:00

Por cadena nacional de radio y televisión así como a través de las redes sociales oficiales, el presidente Miguel Díaz-Canel leyó un comunicado anunciando la desaparición del Peso Cubano Convertible (CUC) a partir del 1 de enero. A partir de esa fecha habrá 6 meses para cambiar los billetes en bancos y casas de cambio.

La implementación de la "Tarea Ordenamiento", informó el presidente, fue votada en la última reunión del Buró Político (máxima dirección) del Partido Comunista de Cuba.

Para esto Díaz-Canel contó con la presencia clave de Raúl Castro, Jefe del Ejército y Secretario General del partido. Un gesto inconfundible para dar la mayor relevancia a las medidas y acallar cualquier crítica que pueda venir desde dentro de la organización política.

El comunicado, cuidadosamente leído por el presidente, agrega que el proceso que se abre "no está exento de riesgos, uno de los principales es que se produzca una inflación superior a la diseñada". En otras palabras: las medidas traerán como consecuencia un golpe inflacionario, aunque no está claro la envergadura que tendrá.

En países con una alta e histórica inflación como Argentina, esto podría parecer una consecuencia menor. Pero en Cuba, con aproximadamente un 70% de la población que cobra un salario mensual que alcanza, con suerte, para las necesidades de una semana, este golpe inflacionario puede resultar grave.

¿Cuáles son los "riesgos" que señala el Gobierno?

Ante un escenario que podría desembocar en protestas sociales, Díaz-Canel, ceñido siempre al comunicado, informó que "los precios abusivos y especulativos, no se permitirán". Pero en verdad, nadie sabe qué interpretará el Gobierno como precio abusivo.

Además, la "unificación monetaria" es un eufemismo para disfrazar la desaparición del CUC, que circula desde 1994 y cobró mayor importancia una década más tarde cuando reemplazó al dólar con valor 1:1 (en 2005 se aplicó un impuesto al dólar de 10% revaluando en los hechos al CUC).

Su eliminación es clave en el proceso de reformas promercado iniciado en 2010/2011 ya que implica aplicar a la economía el verdadero valor de la moneda nacional (CUP) que vale 24 veces menos que el dólar y mantendrá esa cotización.

Se trata de una drástica devaluación monetaria que no solo tendrá los efectos inflacionarios anunciados, sino también en los balances de las empresas estatales cuyo déficit se multiplicará y podría implicar cierre o achiques aún mayores a los que se vienen dando desde hace años disimulados bajo la reconversión en cooperativas.

Para minimizar el golpe, las direcciones de las empresas vienen trabajando en la última década en "ordenar" sus balances, lo que explica en parte la tan demorada "unificación" que ya figuraba en los Lineamientos Económicos votados por el VI Congreso del PCC en 2011.

Desde octubre de 2019 y sobre todo a partir de julio de este año, se habían implementado reformas que preparaban el terreno para la unificación monetaria, como la habilitación de compra con tarjetas en Moneda Libremente Convertible, eliminación del impuesto al dólar y la apertura de las importaciones para privados.

Todas medidas que tienden a debilitar el rol del estado en la economía y favorecer a los sectores acomodados que tienen acceso al dólar u otras divisas, en desmedro de la gran mayoría de la población que trabaja para el estado o son cuentapropistas pobres. Un curso aperturista que se había ratificado en la nueva Constitución que legalizó la propiedad privada capitalista, entre otras reformas.

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Como ha hecho la burocracia gobernante desde que retomó el curso reformista una década atrás, cada paso es meticulosamente estudiado y aplicado luego en el momento preciso. Así se anuncia la "unificación" a solo días de que fue confirmado el cambio de administración en la Casa Blanca.

La burocracia apuesta, como hizo con Obama, a avanzar en la restauración capitalista de manera negociada con el imperialismo, es decir, conservando el poder político y el control de las empresas clave.

Aunque se desconocen las medidas concretas y las etapas de la "Tarea Ordenamiento", el plan significará un nuevo golpe económico al pueblo trabajador. Pese al reiterado discurso de que "Cuba nunca aplicará medidas de choque", lo cierto es que una vez más, el costo lo paga esa parte de la sociedad, mientras la burocracia conserva todos sus privilegios y se beneficia al creciente sector privado.