Conversamos con el marxista cubano Frank García Hernández, sociólogo, integrante del colectivo Comunistas, ante los recientes anuncios de prohibición de vender productos con trigo y la devaluación de la moneda que profundiza la crisis económica.
Viernes 26 de agosto de 2022 17:54
Fotografía EFE/ Juan Palop
Sobre la crisis energética, que venía provocando protestas, se suma ahora la prohibición de vender productos con trigo. ¿A qué se debe?
A la crisis energética, que ya abordamos al detalle en la entrevista pasada, se suma la prohibición de vender pan, porque como algunos previmos desde el estallido de la guerra ruso-ucraniana -desde la invasión del ejército ruso a Ucrania el 24 de febrero pasado- era inevitable el alza de precios de los alimentos y principalmente el alza de precios de todos aquellos productos vinculados con el trigo. Básicamente la harina se iba a encarecer porque Ucrania y Rusia son de los principales exportadores de harina y Cuba tiene un vínculo económico muy estrecho con Rusia e inevitablemente le iba a golpear.
Buena parte del trigo que compra Cuba viene de Rusia y a esto le debemos sumar también, que aunque diversificara el mercado y no comprara en Rusia, el resto de los países que exportan trigo también subieron los precios en un sentido especulativo para, ante la carencia de trigo ucraniano y ruso, pues especular y ganar más. Pura lógica capitalista. Cuba está ante una crisis económica cada vez más aguda, el Gobierno no tiene divisas para comprar en el extranjero.
Esto como he explicado anteriormente, se debe tanto por el bloqueo como por la caída de la industria del turismo, que desapareció estrepitosamente: de 4 millones y medio que necesitaba Cuba en el 2020 para aumentar el Producto Interno Bruto en 1% nada más, recibió solamente un millón y medio de turistas y en el 2021 a duras penas alcanzó el medio millón, ahora en el 2022 -según datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadística de investigación- Cuba ha recibido poco más de 800.000 turistas en lo que va del año. Es decir son cifras que prácticamente no impactan en la economía y esto es lo que está provocando la grave escasez de trigo.
El trigo, la harina que es la que compra Cuba, se mantiene para la venta normada, como se dice acá a la libreta de racionamiento de abastecimiento. El Estado cubano le vende a cada ciudadano un pan diario a un precio muy módico, a un peso cubano cada pan y eso se garantiza. También se garantiza el pan de los hospitales, el pan de las prisiones, de los asilos de ancianos, en algunas unidades militares ya se había retirado el pan y como se ha visto en la ordenanza el pan de las de las instituciones gastronómicas estatales se retiró y lo mismo sucede con el sector de la economía privada.
¿Cómo impacta esta prohibición en los distintos sectores?
Hay un impacto bien grande con esta prohibición de la venta de productos vinculados con la harina de trigo en el sector privado, y va a tener un impacto fuerte en la clase trabajadora porque hay que pensar que muchos de estos pequeños negocios se dedican exclusivamente o de manera casi mayoritaria a la venta de pan, ya sea croquetas, mayonesa, hamburguesa y pizzas.
Momentáneamente en algunos municipios, porque como sucede en Cuba la ley está pero no se cumple, algunos negocios pocos días después de la medida continuaban vendiendo pan y emparedados, pero a expensas de multas.
Algunos han camuflado el negocio para que no los vean, la mayoría han cerrado porque dependen exclusivamente de la venta de panes y de dulces -facturas como dicen en Argentina-, las dulcerías por lo general han cerrado. Los pocos negocios que quedan en algún momento van a tener que cerrar, porque quién les va a vender el pan.
Esto impacta en trabajadoras y trabajadores de esos pequeños negocios que en su gran mayoría son los que han sido afectados, pero también grandes dulcerías privadas que existen en La Habana.
No pocos negocios, no pocas pizzerías que son de la periferia, siguen vendiendo pizzas porque compran la masa de harina ya hecha a las tiendas estatales. En cambio las pizzerías caras a las cuales asiste la pequeña burguesía, que hacen la pizza ellos mismos con su propia harina, esas también están cerrando. Esto impacta también en el cierre de quioscos de la periferia, donde los trabajadores podían consumir algo cuando estaban en la calle, a la salida del trabajo y ahora les va a resultar imposible. A esto también se suma que no alcanza un pan diario nada más, normalmente en todos los barrios pasaban vendiendo una bolsa de pan que se encareció abruptamente, si en noviembre o diciembre costaba 40 pesos, hace dos semanas atrás estaba en 70 pesos y ya se puede cotizar a 100 pesos y en zonas de alta concentración se encuentra en 130 pesos, entonces son situaciones en las que quien sale siempre afectada es la clase trabajadora.
Porque está bien, no hay divisas, pero el motivo por el que no hay divisas también responde a las malas decisiones que ha tomado la burocracia cubana, pues todos sabemos perfectamente que más del 50% del presupuesto estatal en el 2021 fue destinado la industria del turismo, cuando ellos mismos sabían que el turismo no iba a crecer. El ministro de Economía Alejandro Gil dijo el 20 de mayo del 2021 que iban a llegar a Cuba mínimo dos millones de turistas, sabiendo por las cifras que estaban teniendo lugar, que eso no iba a suceder e insiste en decir que este año van a llegar dos millones de turistas cuando al ritmo del crecimiento que está teniendo lugar en Cuba, esto no va a suceder.
En los últimos días también se liberalizó la venta de divisas ¿Qué implica esto y cómo afecta a la “tarea ordenamiento” que había significado un ajuste con la excusa de la unificación monetaria?
El gobierno cubano está tomando medidas que pudiéramos entender como parches en una situación desesperada. El peso cubano se ha devaluado abruptamente a raíz de la crisis económica y pareciera que, como una medida antiinflacionaria, el gobierno hace pocas semanas, después de no vender ni comprar divisas, decidió iniciar la compraventa de divisas.
Ahora, con esa resolución, la “tarea ordenamiento” que en realidad fue un gran recorte de programas sociales, de encarecimiento de los precios, pero que tenía como principal justificación unificar la tasa cambiaria estatal -puesto que había una tasa cambiaria de cambio corriente que era 24 pesos por un dólar y entre las empresas se usaba un peso por un dólar- el gobierno cubano decidió suprimirla. Había unificado la tasa cambiaria en 24 pesos por un dólar y ahora el gobierno decide suprimir esa tasa cambiaria y hacer una nueva que pasa de 24 a 120. Es decir que otra vez regresa al mismo conflicto anterior y es que ahora las empresas se manejan con la tasa cambiaria de 24 pesos por un dólar en tanto las casas de cambio venden y compran los dólares a un precio que oscila entre 110 y 120 pesos cubanos.
Al mismo tiempo, el ministro de Economía Alejandro Gil anunció que la tasa cambiaría va a variar según el mercado. Esto es muy interesante porque entonces es el mercado negro de divisas quien le va a dictar el precio de la divisa oficial, porque esa fluctuación de la tasa cambiaria de los bancos hacia las personas naturales, como dijo el ministro, va a depender de ese mercado y eso está controlado por el mercado negro, la ilegalidad. Esto demuestra la crisis que tiene el gobierno cubano en el plano económico cuando tiene que retroceder, dinamitar la “tarea ordenamiento” que era la unificación de la tasa cambiaria.
En realidad el problema no es la tasa cambiaria sino que es la producción. Hasta que no se enfoque en la producción, seguirá un desequilibrio grande. Tanto en la devaluación del peso como el desabastecimiento, que cada vez aumenta más, y por lo que se ven grandes colas, donde siempre se respira la tensión, la violencia, ante la escasez de no saber qué se puede comprar. Es muy, muy triste.
¿Qué te parece que puede suceder?
Es casi imposible vislumbrar qué puede suceder. No soy capaz, como lo he sido en otros momentos, de poder decir cuál va a ser la salida a esta crisis económica. El gobierno sigue apostando por el turismo, y el turismo evidentemente no se va a recuperar.
Además de la inflación mundial, también me han dicho fuentes vinculadas con la industria del turismo en Cuba que muchos turistas están cancelando sus reservas porque se conoce a nivel internacional de los largos cortes de electricidad. Muchos turistas, cuando vienen a Cuba se hospedan en casas privadas. En los hoteles sí hay grupos electrógenos pero en las casas privadas, no. Y quizás puede ser folclórico pasar una noche de apagón, pero no dos ni tres en un país donde las temperaturas promedio en el verano no bajan de 30 grados. El turista, principalmente europeo, no va a resistir ni va a venir a Cuba a exponerse a esta situación desagradable. También hay una fuerte campaña propagandística a nivel internacional hablando que todas las semanas hay manifestaciones en Cuba y protestas, y que algunas han sido reprimidas, como sí sucedió en Nuevitas el 19 y 20 de agosto, donde hubo dos noches consecutivas de protesta en contra de los apagones.
Entonces, en tanto no se apueste a la producción, no se va a solucionar el problema. Y apostar a la producción, el impacto de la producción en la economía, es algo a largo plazo.
Es casi imposible prever lo que pudiera suceder. Hay mucha tensión en la población. De momento las protestas han sido en pueblos aislados y de noche, lo cual hace que no se coordine a nivel nacional como sí sucedió el 11 de julio [del año pasado], donde el mismo presidente cometido el error de decir que estaban teniendo lugar manifestaciones en algunos lugares del país y eso envalentonó a quienes lo dudaban y empezaron a salir a la calle, como sucedió en La Habana.
Sin embargo, si bien es cierto que el Código Penal es muy fuerte ahora, y que hay manifestantes del 11 de julio presos con condenas excesivas, además de la represión del mismo 11 de julio, hay sectores de la población que se están atreviendo a salir a manifestar.
Sobre las hipótesis más estratégicas y lo que puede pasar lo detallo en la entrevista que ustedes me realizaron el pasado 14 de agosto en el suplemento Ideas de Izquierda.