Tras el general discurso que emitió Michelle Bachelet, se vuelve a reafirmar la educación como un negocio, para algunos, y con subsidio a los empresarios de la educación. Palabras y promesas que no solucionan en lo absoluto las demandas del movimiento estudiantil.
Lunes 23 de mayo de 2016
General y sin grandes anuncios, respecto a las principales demandas del país, fue el discurso presidencial realizado por Bachelet este 21 de mayo. Los empresarios del país quedaron conformes con lo planteado por el Gobierno e incluso al presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Hermann von Mühlenbrock, le pareció un discurso “cálido y amistoso”.
Sin embargo, las grandes demandas impuestas en las calles, como educación gratuita para todos y exigencias de la clase trabajadora, tuvieron anuncios generales que no dieron respuesta a las demandas reales. En el caso de la educación, quedó más que claro que seguirá siendo un negocio, donde el Estado mantendrá el subsidio a los empresarios, y la demanda de educación gratuita para todos como derecho universal, no será concedida por este Gobierno.
Las palabras de Bachelet referidas a la demanda de educación, parten de la “importancia” de la educación para las personas, según las autoridades, haciendo preguntas para justificar que en verdad nada de fondo han cambiado: “¿Acaso teníamos una educación que daba oportunidades equitativas? ¿Una educación que permitía que las grandes mayorías tuvieran derecho a una educación de calidad?”
¿De qué grandes mayorías hablan? En Chile existe más de 1 millón de estudiantes de educación superior, y según el anuncio de la Presidenta, 130 mil jóvenes estudiarán gratis, cifra que no tiene mayor diferencia a la cantidad de becas ya existentes. Su “gratuidad” no es más que la extensión de becas en el sector más pobre (ni siquiera en todo), pero por ningún motivo es la educación gratuita para todos, demandada por el movimiento estudiantil.
El discurso presidencial en cuanto a la educación fue sólo palabras para justificar que el Gobierno, el régimen político en su conjunto y la clase empresarial, no quieren acabar con el negocio educativo, por ningún motivo. Bachelet hizo alusión a que la reforma educacional actual es comparable a “la reforma de los ’60, que la amplió (educación) a 8 años y garantizó el acceso a todos y todas a las escuelas”. Sin embargo, omite que aquel triunfo de los estudiantes fue mediante una lucha a nivel nacional, y que esa batalla llevó la bandera de una educación pública garantizada por el Estado, no como la que existe hoy y defiende su mandato, que permite el negocio en la educación y se entrega subsidios millonarios a los empresarios.
Y continúa con que Chile “está dando forma a un sistema donde se pueda acceder a una buena educación desde la sala cuna a la educación superior y técnica”, una falsedad más que omite la realidad de miles de mujeres trabajadoras que no tienen dónde dejar a sus hijos, que no tienen acceso a jardines y salas cunas. Por otro lado, en este país la opción más viable para que los estudiantes puedan educarse es mediante el endeudamiento, por lo tanto, no existe ningún sistema que garantice realmente la educación como un derecho básico y universal.
“En un proceso gradual, vamos a eliminar el copago, poner fin al lucro con recursos públicos y establecer un nuevo sistema de admisión sin discriminación”, continuó Bachelet, sin referirse en lo absoluto al financiamiento estatal para los grupos privados que manejan universidades y colegios. Luego prosiguió con aún más desfachatez, haciendo alusión a la supuesta preocupación de las autoridades por los profesores: “La reforma a la educación se juega en las salas de clase, donde profesores y profesoras trabajan incansablemente”, sin mencionar que desviaron totalmente la movilización de los docentes, sin entregarles sus demandas más sentidas como el 50/50 de horas lectivas y no lectivas, el pago de la deuda histórica, las demandas contra el agobio laboral, solución ante las míseras jubilaciones, entre otras.
Para el estudiante de Historia de la Universidad de Chile e integrante de la Agrupación Combativa y Revolucionaria (ACR), Dauno Tótoro, “el discurso presidencial fue sólo palabrería, hacer como si este Gobierno hubiese respondido ante la demanda histórica del movimiento estudiantil cuando en verdad otorgaron un poco más de becas, mantienen el subsidio a los empresarios de la educación, el endeudamiento que vivimos miles de estudiantes. Tampoco se da respuesta a los más de 700 mil estudiantes de educación superior que quedaron sin poder estudiar de manera gratuita, en resumen, la educación sigue siendo un bien de consumo, un negocio, y no un derecho para todos. Con esto presente, la respuesta desde el movimiento estudiantil tiene que ser aún más fuerte; la Confech y los organismos estudiantiles deben convocar a movilizaciones, a un plan para conquistar nuestras demandas, este Gobierno quiere mantener el negocio que impide que miles podamos estudiar”, aseguró.