Las trabajadoras Auxiliares de ayuda a domicilio denuncian que siguen trabajando en condiciones terribles, sin que las empresas les brinden protección necesaria y con el peligro de infectarse ellas o infectar a los usuarios.

Isabel Calvo Hernández Madrid
Viernes 13 de marzo de 2020
Fotos: OXFAM
La ayuda a domicilio está sujeta al mundo del dependiente, y somos el último escalafón de la cadena sanitaria. Llegamos a los domicilios sin saber lo que nos vamos a encontrar, y nunca mejor dicho. Ahora mismo, en estas circunstancias que estamos viviendo podemos ser portadoras del covid-19 o los usuarios ser portadores. Y atendemos una media de cuatro o cinco domicilios diarios, sin ningún tipo de protección.
Es una locura que los medios de comunicación alerten a la población de que la propagación es muy fácil, pero que nueve mil auxiliares de ayuda a domicilio, a la una del mediodía del día 13 de marzo del 2020 estamos trabajando sin ningún tipo de protección. Esto es totalmente penoso. Pero ¿qué hacemos? ¿Dejamos de ir a los domicilios? ¿Dejamos de atender a las personas que no tienen compra? ¿A las personas que no pueden hacer la comida? ¿Personas dependientes que están esperando a que les cambies un pañal?
Una vez más, la cantidad de mujeres precarias, seguimos con nuestra mejor sonrisa yendo a los domicilios de los usuarios. Yo llevo casi 48 horas desbordada, de llamadas de teléfono, de escritos, y te prometen, te prometen, y luego la empresa no coge ni el teléfono. Esto es vergonzoso.
Una vez más somos las grandes olvidadas, porque mientras todo el mundo se está buscando la vida, comprándose mascarillas o que puedan, a nosotros nos lo tendría que proporcionar la empresa, pero hasta ahora no tenemos nada. Ayer se hizo un protocolo especial de ayuda a domicilio, pero no tenemos nada. Somos las grandes olvidadas, porque mientras todo el mundo está buscando protección, incluso nuestros propios usuarios, nosotras estamos trabajando con una bata, y unos guantes de aseo, expuestas a propagarlo nosotras y a que nos lo contagien los usuarios.
Nosotras hacemos una labor humanitaria, porque cuando llevas tantos años en esto, ya es algo vocacional (yo llevo 13 años). Y cuando pasan estas cosas da mucha rabia. Las coordinadoras están teletrabajando, y no están expuestas como nosotras. Nosotras no podemos teletrabajar. No podemos llamar al usuario por teléfono y decirle: “vete vistiendo”, o “hazte la comida”.
Nosotras no queremos dejar de ir a los domicilios, yo me presto voluntaria para todo lo que haga falta, pero con protección.

Isabel Calvo Hernández
Trabajadora auxiliar de ayuda a domicilio