Una charla con el prestigioso entrenador que supo estar con grandes pugilistas como Lucas Matthysse y David Peralta. Historia y pensamiento de un emblema del boxeo actual.
Miércoles 18 de enero de 2023 23:00
Darío Colo Fernández en su gimnasio, forjando a futuros campeones.
Nació en Villa Clara, provincia de Entre Ríos. Entrenador internacional de boxeo, reconocido por el Consejo Mundial de Boxeo (WBC según sus siglas en inglés) por sus trabajos en el ámbito social, se lo puede ver en rincones de boxeadores profesionales consagrados, principiantes y/o amateurs. Tanto en grandes estadios como en pequeños lugares barriales, donde desde el boxeo transmite sus singulares conocimientos. Darío “Colo” Fernández es un referente en este deporte. Lo visitamos en plena labor y nos abrió las puertas de su mundo para respondernos sobre su trabajo, su visión de este deporte y sobre su vida.
LID - Antes de estar en esquinas de boxeadores profesionales y amateurs ¿a qué te dedicabas? ¿Qué te llevó al boxeo y desde cuándo estás relacionado con este deporte?
Trabajé en varias cosas, soy nacido en Entre Ríos -en Villa Clara, departamento de Villaguay- y cuando era chico a los 8 años comencé a vender diarios, revistas, fui sodero, y en las canchas de fútbol vendí de todo (helados, naranjas, maní, girasol) y de chico me la rebusqué. De chico fui “busca vida” como le dicen. Luego vine a Buenos Aires recomendado por un patrón que tuve, y comencé como repartidor en un camión para el interior a fines de los 80. Viajé por Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Buenos Aires, La Pampa y conocí el boxeo por casualidad en un bazar de un señor al que le vendíamos en Santa Rosa. Allí veo una cantidad de fotos de boxeadores y es donde pregunto por qué había tantas fotos de boxeadores y me enteré que Don Espinoza, un maestro de allá, y “Chito” Tevez tenían un gimnasio municipal. Vi eso y me encantó. Entonces me recomendaron que vaya a Unidos de Pompeya. Hice 35 peleas de amateur. Allí comienza mi historia con el boxeo. Comencé en Unidos hasta el 2007 ya como entrenador hasta que lo cerraron… Fue un dolor muy grande. Ojalá se pueda recuperar Unidos de Pompeya con tanta historia.
Luego trabajé de noche en los boliches como lavaplatos, lavacopas… y de día entrenaba. Trabajaba de noche y entrenaba de día. Corría como podía, en un esfuerzo descomunal ya que estaba rodeado de comida y bebidas… pero el boxeo siempre pudo más en mi vida. Luego trabajé de mozo. Me sirvió mucho ese trabajo, para conocer de comida, de nutrición… Ya hoy con solamente ver me doy cuenta si esa comida es buena o no, si le puede hacer bien o mal al boxeador. Aprendí mucho de ese trabajo, siempre me lo tomé en forma profesional el trabajo gastronómico.
Se te vió en rincones de grandes boxeadores como el caso de Lucas Matthysse, David Peralta, entre otros, en grandes estadios, y lo particular es que te vemos en pequeños lugares de cualquier barrio del conurbano, en rincones de boxeadores profesionales y amateurs… Este cruce de realidades distintas pero con muchos puntos en común ¿cómo lo explicas? ¿Qué enseñanzas en uno y en otro contexto podés transmitir?
La sensación que tengo, siempre que voy con un chico aunque sea en una exhibición siempre quiero verlo bien, que se entrene, que se cuide, ya sea profesional o amateur. En el ámbito profesional, hay sensaciones distintas. Siempre les digo que la pelea más importante es la que viene, en la que estamos trabajando y es allí en donde uno trata de transmitirle todo lo que puede. No es fácil ser entrenador. Es una profesión muy ingrata, ya que hay derrotas que duelen más que diez triunfos. El buen entrenador enseña cuando se dan las circunstancias, depende lo que esté pasando… No importa en donde sea. Somos todos iguales. Lo más importante para un entrenador es no “creérsela”. Yo siempre sigo buscando al campeón, sigo trabajando con boxeadores de base, debo estar en el gimnasio siempre, preparándolos. También ir preparando a otros muchachos para cuando uno ya no esté… Las enseñanzas a un boxeador se la podes dar siempre, sea en una sociedad de fomento, en una reunión, en el gimnasio, en un almuerzo, en una cena… En donde sea.
El boxeo es una profesión muy ingrata, hay derrotas que duelen más que diez triunfos.
¿Quiénes son, por lo general, los o las que comienzan en este deporte? ¿Por qué crees que se sienten atraídos a practicar este deporte de contacto y no otros sin tanta agresividad? ¿Cuál es el denominador común entre los que dan sus primeros golpes a la bolsa?
Creo que todos venimos al boxeo, seguramente, por algo que nos pasó, pero principalmente porque queremos ser alguien en la vida. Desde el primer día no necesitás nada… el entrenador tiene listo lo que se necesita para que quien comience pueda empezar. Si no tiene zapatillas, lo hará en patas, si no tiene vendas, se le presta, si no tiene un pantaloncito cualquier compañero puede prestarle uno… Está el boxeador que nace boxeador y está quien se hace a la fuerza. Hay quienes han tenido momentos no tan buenos, y gracias al boxeo han salido adelante. El boxeo te educa, en todos los gimnasios de boxeo te enseñan las cosas básicas de respeto con los demás. No solo hay que triunfar arriba del ring...sino también abajo del ring. El verdadero campeón es el que triunfa abajo del ring. Para ser boxeador hay que estar bien de cuerpo, mente y alma.
A los chicos y chicas que se inician en este deporte, ¿qué consejos les das? ¿Cuáles son los temas en donde deben tener mayor atención? ¿Qué temas deben saber con claridad para dar sus primeros pasos? ¿Cuáles son las premisas que deben tener en el ámbito amateur y profesional?
Siempre les digo que traten de invertir en ellos mismos, que tengan disciplina, constancia… El primer paso que deben dar, en concepto, es el sacrificio y la constancia. Al principio se le enseña a caminar y defensa. Los golpes principales básicos y de allí a practicar, a entrenar y que se vayan formando. Enseñarles una base, una línea. Hay conceptos básicos para cada peleador… No hay dos peleadores iguales. Deben tener ese plus que te da el entrenamiento. Un entrenamiento duro, fuerte y constante todos los días. Si no están entrenados, yo no los llevo a pelear.
El verdadero campeón es el que triunfa abajo del ring.
Este gimnasio metió 240 peleas entre amateur, profesionales y exhibiciones… Llevo registro de todas desde el año 94 a la fecha, mes por mes, pelea por pelea de todos mis boxeadores. Les transmito que inviertan en ellos, en sus cuerpos, en los elementos, guantes, boquillas, cabezal, que inviertan en psicólogos, en nutricionistas, en un preparador físico adecuado. Hoy si querés estar en el primer nivel no podes estar solo. No puede estar un preparador solo. Debe tener un equipo de trabajo. Todos son importantes, pero la figura es el boxeador… Siempre.
El respeto del horario, si van a tener un guanteo, respetar al compañero de entrenamiento, siempre lo deben tener presente.
Si tuvieras el “poder” o la “posibilidad” de cambiar tres cosas en este deporte, ¿cuáles serían y por qué?
Lo primero que tenemos que cambiar es el concepto del boxeo. A dónde queremos ir. Si hoy tenemos un solo campeón del mundo, debemos saber por qué. ¿Qué está pasando? Si hoy vemos a boxeadores pelear afuera y pasan las cosas que pasan, es porque no enseñamos de base cosas que cuando vamos afuera… lo que es realmente pelear de visitante. Pelear de visitante significa mucho. Hay que cambiar la forma de pelear. Defiendo mucho al boxeador. Si apostamos solo a 10 boxeadores y no a los 2000 boxeadores que puede haber en el interior y acá, estamos haciendo algo mal.
Lo segundo que cambiaría es la forma de ver el boxeo… hay árbitros que les hablan a los boxeadores por más de 30 minutos ¡A un boxeador profesional en el vestuario por más de 10 minutos! Lo pone nervioso… Los conceptos de un boxeador profesional los sabe, es profesional… Hay muchos que quieren ser más protagonistas que los propios boxeadores.
Lo tercero que cambiaría es el sistema. El sistema tiene que cambiar, se tiene que abrir. Hay que volver a las plazas del interior, abrir el juego, a promotores nuevos… siempre está la carrera del promotor y no del boxeador. ¡Se visualiza al boxeador cuando es del promotor y no debería ser así! Hay que luchar por el derecho de imagen del boxeador que acá no se paga, se lo lleva el promotor. El derecho de imagen de la televisación debe ser del boxeador. Cuando los dirigentes empiecen a pensar que el boxeo es tan lindo y puro, que son los boxeadores de bien y los entrenadores de bien, lo demás es todo negocio. El boxeador argentino en el mundo entero es querido y respetado.
El sistema tiene que cambiar, se tiene que abrir. Hay que volver a las plazas del interior
Si pudiéramos tener la capacidad de agrupar en forma metafórica, ¿Cuánta parte sería la real en este deporte? ¿50% mente + 50 % físico? ¿50% disciplina + 50% talento? ¿Cómo crees que serían estos porcentajes para ser un boxeador amateur, profesional y en última instancia en la élite del boxeo?
Un boxeador debe invertir en la disciplina, cuidar su físico y su mente con un psicólogo. Todo boxeador debe tener un psicólogo, aún si es amateur. Para resolver una cantidad de cosas que van más allá de lo deportivo. Justamente lo que nos tira para atrás es la parte social y personal de cada boxeador. Porque no tienen trabajo, porque va y viene al gimnasio y no se le paga, porque no tiene sponsor, porque va y viene a su casa con el poco dinero que tiene… También tener un poquito de talento y un poquito de suerte. Es un compendio de mente, físico, disciplina, talento, un poquito de suerte, corazón, alma y unas pelotas tremendas que tiene que tener un boxeador… ¡Qué difícil es ser boxeador en Argentina! ¡Muy difícil! Pero no es un imposible y Argentina va seguir dando campeones del mundo…
¿Cuáles son las principales diferencias, si existen, entre el boxeo femenino y masculino desde tu visión?
Yo pienso que la primera diferencia está en lo físico. En el boxeo masculino hay un alto porcentaje de KOs por una cuestión natural, en la naturaleza misma. Una mujer quizás no tenga la pegada de un hombre… En la mente es lo mismo. Habría más KOs en las mujeres si todos los rounds fueran a tres minutos... En el entrenamiento no hay diferencia. A una boxeadora hay que entrenarla como a un boxeador. Nosotros entrenamos a “la Gata” Acosta (Mónica Silvina Acosta (19-2-2, 5KO), ex-boxeadora profesional Argentina campeona del mundo en la categoría Superligero en el 2009 de la WBC - Consejo Mundial de Boxeo y en el 2011 de la WBA - Asociación Mundial de Boxeo, NdeR) que fue campeona del mundo, y ella trabajaba a la par de los boxeadores, de los hombres. Incluso “sparreaba” con hombres cuando estábamos en Junín. Lo importante es encontrar el tiempo y la distancia y lo que se quiere en la pelea. En el entrenamiento no hay diferencia. Yo no tengo tantas boxeadoras, se dio así… No hay diferencia, yo en mi gimnasio no haría diferencia al momento de entrenar y a la hora de repartir los conceptos. La cantidad menor de KO se basa más que nada por la cuestión de minutos, y por la cantidad de rounds en un campeonato mundial de 10 contra 12 en los hombres. Sabemos que en los últimos rounds hay mayor cantidad de KO…
¿En qué rincón, de ser segundo, del escenario exterior te gustaría estar hoy? ¿Y en el local? ¿por qué?
De los de afuera, porque es mi amigo, he vivido en su casa y estuve en su camino, de Fundora “La Torre Infernal” (Sebastián Fundora, boxeador profesional norteamericano que ostenta 20-0-1, 13 KO y posee el título interino en la categoría superwelter de la WBC, NdeR). He estado en tres peleas profesionales de él y creo que va a marcar una época tremenda, porque está capacitado para ser campeón del mundo en dos o tres categorías, ya lo es en Superwelter. Me encantaría siendo él campeón del mundo compartir el vestuario. Me encantaría darle un abrazo el día de mañana, ya que volví cuando él no lo era. Sería un honor estar en su rincón.
Y un boxeador de acá en Argentina, que me llenó los ojos, lo enfrenté dos veces que para mí es un crack y que me hubiese encantado entrenar pero que además es de mis pagos, es de Villaguay, es Cóceres (Marcelo Esteban Coceres, boxeador argentino en la categoría Mediano con con 31-5-1, 17 KO, NdeR). Realmente me hubiese gustado. Lo veo pelear y se me llenan los ojos. Haberlo enfrentado con Papeschi (Sebastian Horacio Papeschi, 19-4-0, 7 KO, boxeador argentino en la categoría Super Mediano, NdeR) las dos veces, en triunfo y derrota me marcó. ¡Un boxeador de una calidad impresionante! Para mí, de Argentina fue el boxeador más difícil que enfrenté. Por el hecho que sabe manejar el tiempo, la distancia, sabe cuándo avanzar, retroceder, salir por los laterales, sabe sufrir… hubiese sido un honor para mí. Lo digo con mucho orgullo.
Todo boxeador debe tener un psicólogo, aún si es amateur.
Contame alguna anécdota que recuerdes que sirva de aprendizaje para quienes lean esta nota.
Siempre creí en mi trabajo… en el día a día, el que nadie ve, el que nadie te dice nada, desde barrer el ring, armar y desarmar el ring, cocinar, inventar cosas porque no tenés… Es estar innovando día a día en hacerle creer a mis boxeadores que tenemos todo por más que no tengamos nada. ¡Tenemos todo porque tenemos salud, porque tenemos la voluntad!
Luego de haber estado trabajando con Lucas Matthysse (39-5-0, 36 KO, exboxeador argentino campeón interino en la categoría superligero de la WBC y campeón mundial en la categoría Welter de la WBA, formó parte de la selección argentina de boxeo, fue campeón nacional de Argentina, ganador de la pelea del año por la revista The Ring en el 2014 enfrentando a John Molina Jr., NdeR), creía que había terminado una etapa fuerte en mí como entrenador… y en una charla con Rómulo Quirarte (entrenador mexicano considerado uno de los más grandes en la historia del boxeo, NdeR) sentado con él y sus hijos, me dijo “¡¡Qué alegría volver a verte!!”. Y para mí fue una emoción tremenda y no lo podía creer, como una gran hacedor de campeones del mundo, entre ellos el Gran Julio César Chávez, que me dijera que me recordaba bien... ¡¡Para mí fue una alegría tremenda!! Nosotros lo habíamos enfrentado con Humberto Soto con Lucas Matthysse (en una pelea realizada el 23/06/2012) y para mí fue la primera gran salida al exterior. Luego de Lucas, vinieron tantas buenas y malas, con boxeadores a título mundial y cosas que creía que no volveríamos hacer. Lo hicimos aun durmiendo en el piso, sin ayuda, sin sparring, sin nada. Con ayuda de gente que no era tan allegada… y todos tirando para el mismo lado. Y Rómulo me dijo “Mi hijo, Usted ya pertenece a nosotros y siempre va a estar volviendo”. Fijate vos que es así, y he vuelto varias veces a EEUU. Yo creo que sí se puede, no importa donde tengamos el gimnasio, si tenemos o no apoyo, no importa cuántos obstáculos te pongan. Lo importante siempre es creer en uno. Eso es lo importante. Eso le digo a mis boxeadores: ¡¡si vos crees en vos y en mi trabajo, vamos a salir adelante!!