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Red Internacional
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El Talón de Hierro. David Harvey y la geografía de los espacios mundiales

Entrevista al Profesor de Geografía Marcelo Giraud sobre David Harvey y los 10 años de su libro Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo. Hablamos de los procesos que configuran la geografía mundial en la actualidad, del pensamiento de Marx y sus análisis sobre el capitalismo en el tiempo y el espacio, de la destrucción creativa, la acumulación por desposesión, la transición demográfica y los conflictos generados por las migraciones, de extractivismo, cambio climático y fractura del metabolismo social.

Jueves 3 de octubre 19:01

Marcelo Giraud Bonnier es Profesor y Licenciado en Geografía de la Universidad Nacional de Cuyo, donde se desempeña al frente de la cátedra de Geografía de los Espacios Mundiales. Además, es un reconocido referente de la Asamblea Popular por el Agua y las luchas socioambientales contra el extractivismo en la provincia de Mendoza, en Argentina.

Hoy hablaremos de uno de los libros más inquietantes del gran geógrafo marxista David Harvey: 17 contradicciones y el fin del capitalismo. Y para ello, tenemos un invitado de lujo con nosotros, el profesor de geografía Marcelo Giraud.

- Bienvenido, Marcelo. ¿Cómo estás?

¡Qué tal! Muy buenos días Lautaro. Aquí estamos.

- Bueno, ¿cómo llegó a tu vida la pasión por la geografía? ¿Cómo decidiste empezar a estudiar esto?

—Por la geografía, digamos, en términos muy genéricos, desde la escuela primaria. Desde que empecé a tener más actividades vinculadas a espacios naturales, muchos años también de viajar al sur, a la zona del Lago Mascardi. Y también por el hecho de haber tenido muy buenas profesoras en la escuela secundaria, tuve esa suerte. Paradójicamente, a algunas de ellas las volví a tener después en la facultad, e integré la Cátedra de una de las que fueron mis profesoras.

Y bueno, crecí interesándome tanto por los aspectos ambientales como por los económicos, sociales y políticos. Es decir, la geografía como ciencia que involucra interrelaciones entre lo natural y lo humano, y las sociedades humanas. Con el paso del tiempo, también una visión crecientemente crítica que fue evolucionando, cambiando. Las experiencias de vida también. Por ejemplo, mis viajes a Bolivia y Perú a finales de los 80 y comienzos de los 90 (que no era la misma Bolivia y Perú de hoy, 30 y pico de años más tarde) también me conmovieron mucho y profudizaron el interés que ya tenía en la adolescencia por las cuestiones sociales, económicas y políticas.

Incluso desde muy niño, la escala mundial me interesaba mucho. Inclusive las problemáticas de la escala mundial, que es justamente una de las que me toca abordar en la facultad, en mi trabajo docente. Hasta de niño, alguna influencia tuvo ahí la Mafalda y los dibujos de Quino, que despertaron un poco ese interés crítico por las cuestiones que pasan en nuestro planeta y lo que le pasa a la gente.

Foto: Daniela Higa
Foto: Daniela Higa

- ¿Cómo conociste a un autor como David Harvey y por qué consideras que es valioso? ¿Qué aportes ha hecho para la comprensión de la dimensión mundial, de los espacios mundiales?

Bueno, me enteré de la existencia de Harvey recién en la facultad, como estudiante. Debo decir, para hacer honor a la verdad, que me enteré sobre todo del primer Harvey. Para ser sincero, como estudiante, me enteré sobre todo del primer Harvey. Quizás no sea tan conocido, hoy, el hecho de que sus primeros avances como científico conocido a nivel mundial no fueron dentro de la geografía radical o crítica sino – a fines de los años sesenta- en medio del auge de una geografía positivista, cuantitativa, locacional, que buscaba establecer leyes. Bueno, Harvey dentro de un mes va a cumplir 89 años, nació en 1935 en el Reino Unido y después ha estado yendo y viniendo, pero más en Estados Unidos que en Gran Bretaña. Se imbuyó fuertemente a partir de su llegada a EEUU de la geografía radical. Pero antes de eso, ya había escrito Explanation in Geography que es traducido al español: Teorías, leyes y modelos de Geografía, que es uno de los textos clásicos de una geografía neopositivista. Nada que ver con el geógrafo radical marxista en el cual se convirtió Harvey, a partir de los años 70, en el medio de este auge, del boom de la geografía radical, en su caso, anglosajona. Por que también estaba creciendo ese tipo de geografía radical de izquierda en Francia, por ejemplo, con figuras como Yves Lacoste.

Ese otro Harvey, el radical, lo vine a conocer ya egresado. Lamentablemente, eran otras épocas en la carrera Geografía, en Filosofía y Letras, en las cuales no se estudiaba con tanta amplitud, por fuera de algunos grupos de estudiantes, la geografía radical.

Hoy, con el paso del tiempo y por muchos colegas, es, sin lugar a dudas, de toda la geografía anglosajona seguramente el más conocido a nivel mundial. Y uno de los principalísimos referentes de la geografía crítica. Si me parece bueno pensar que, desde nuestro Sur Global, desde nuestra Abya Yala, también se tienen muy en cuenta, por ejemplo, figuras de la geografía brasileña, como Milton Santos, Rogerio Haesbaert, Carlos Walter Porto González, que desde distintas visiones, con distintas lecturas del marxismo y otros aportes han hecho mucho por la geografía radical en sus diversas visiones.

- Yendo a este libro, ¿cómo pensás que las contradicciones que él va planteando a lo largo de la obra pueden reflejarse hoy en los espacios mundiales?

Las contradicciones fundamentales que él plantea, es muy común pensar por ejemplo las de capital-trabajo, valor de uso y valor de cambio, propiedad privada y propiedad común o comunal, todas las contradicciones clásicas que estudia el marxismo, se plasman claramente en la realidad del espacio. Desde hace siglos hay todo un proceso, incluso de los modos de producción precapitalista, que indudablemente siempre se han ido plasmando en el espacio. Entonces, para un historiador o un geógrafo, son cuestiones ineludibles.

Todos los procesos de los imperialismos, de colonización, los neocolonialismos, y una de las cuestiones clásicas como los cercamientos de los bienes comunes o de los bienes comunales, que tuvieron lugar en Europa alrededor del siglo XVII, tanto en Gran Bretaña como en el resto de Europa, y las resistencias a esa privatización de todo aquello a lo cual la sociedad campesina de aquella época podía acceder libremente, para extraer leña, para el pastoreo del ganado, para acceder al agua. Todos esos procesos de cercamiento, de progresiva privatización de todo, de hasta el último metro cuadrado… Bueno, es un proceso esencialmente histórico y geográfico. Son procesos muy similares a los que hoy estamos viviendo en el resto del mundo. La privatización y mercantilización de los bienes comunes, esta contradicción entre propiedad privada y propiedad comunal, es una de las que estudia Harvey.

La contradicción capital-trabajo también está presente. Y cómo el gran capital buscó, en un momento dado, resolver sus contradicciones internas en Europa tratando de lograr algún tipo de alianza o convivencia entre la clase capitalista y las grandes masas populares, exportando sus contradicciones al resto del mundo a través de la expansión colonial que definió el siglo XIX. No las resolvió adentro pero las apaciguó y se lanzó a la conquista de Asia y del África, y allí fueron los imperios coloniales europeos desde la Conferencia de Berlín de 1885 en adelante.

Es uno de los tantos momentos en los cuales se produce esto que Harvey comenzó a denominar después “las soluciones espacio temporales”. Pero llegó a haber tal choque, a pesar de esos procesos coloniales de explotación y superexplotación de la mano de obra servil en condiciones casi de cuasi esclavitud en el África subsahariana o en el este y sureste de Asia, que de todas maneras terminó en el choque interimperialista de la Primera Guerra Mundial.

Son todos fenómenos histórico-geográficos que por supuesto llegan hasta hoy. La contradicción capital-trabajo vaya si está presente en todos los espacios a escala mundial, más allá del desplazamiento de los principales centros de poder económico, político y militar. La transición hegemónica de una Europa occidental de altísima impronta, del Imperio Británico hacia América anglosajona, particularmente EEUU. Y ahora, este otro proceso que estamos viviendo hoy, tan conflictivo y tan difícil de ver para dónde se va a encaminar y de qué manera vamos a vivir en las próximas décadas, con esta transición hegemónica de una potencia estadounidense declinante y una potencia china ascendente pero que todavía no logra disputarle o hacerle frente a Estados Unidos. Es un proceso que tiene que ver íntimamente con la contradicción de capital-trabajo.

Los capitalistas estadounidenses se hicieron las ilusiones de que podían solucionar sus contradicciones y las crisis de sobreacumulación de capital diciendo: bueno, exportemos capital a aquellas áreas del mundo donde el capitalismo todavía no ha penetrado tanto, en particular a esa inmensísima reserva de mano de obra barata china. En un contexto donde a su vez, aprovechaban la crisis entre China y la Unión Soviética en su momento, diciendo: bueno, a ver, favorezcamos a China, sin salir de su régimen autoritario, saquémosle el jugo a su mano de obra barata. Como manera de canalizar un parte de esa acumulación de capital excedente que se había ido generando en la década del 70, del 80 y llegando incluso hasta nuestros días. Y bueno, el experimento se les terminó yendo de las manos. Hoy tenemos esta contradicción entre la potencia declinante y la potencia ascendente, que veremos cómo se llega a resolver, si es que se resuelve.

-Dentro de lo que mencionabas, sobre las soluciones espacio-temporales, Harvey dice que hay que retomar una idea de Marx para explicar las contradicciones entre esa inversión de capital y la necesidad de una circulación cada vez mayor de los mismos; mientras más estancado está el capital en el espacio, mayores contradicciones tiene y necesita destruirlo, superar esas barreras. Marx lo denominaba como una “aniquilación del espacio por el tiempo”. Un concepto que parece casi de la física, y el lo piensa quizá en la economía. Pero me interesa muchísimo ¿cómo interpreta un geógrafo la destrucción del espacio por el tiempo?

Es cierto que la circulación del capital, así como también de las mercancías y de los servicios, siempre se dan concretamente en el espacio. No es una abstracción, como muchas veces es una de las deformaciones que tienen demasiados economistas, de pensar que los procesos económicos se dan en una fórmula matemática y no en espacios y territorios concretos. Entonces, al espacio, históricamente se lo ha visto como que implica una fricción a esta circulación del capital, tanto del capital dinero como de las mercancías, de los bienes y de los servicios.

Esa fricción que implica el espacio, implica obviamente costos y ha implicado históricamente la posibilidad, para el capital, de tener rentas relativamente monopolísticas, en función de que exista una fuerte fricción y una gran distancia que implica tiempo y costo. En la medida en que avanzamos, sin caer en la fetichización de los avances tecnológicos en materia de transporte y de comunicaciones, los avances tecnológicos justamente han permitido a fracciones más concentradas y más a la cabeza del liderazgo de estos procesos, progresivos, que han eclosionado en las últimas décadas. Pero no empezaron ayer, sino que llevan siglos reduciendo esas distancias tiempo-costo para la expansión del capital a escala planetaria.

Y esa aniquilación, si se quiere, del espacio por el tiempo, con los costos que también eso implica, es lo que otros llaman también la compresión espacio-temporal del planeta. Que es la esencia, en algún sentido, de la tan mentada globalización. Esta compresión espacio-temporal llevó a algunos a la ficción, a la estúpida ilusión de pensar que el espacio había desaparecido y, por ende, que la geografía ya no importa más como ciencia. Diciendo, dicho sea de paso, ¿geógrafos para qué? Parecía que justamente, el planeta se había reducido a un punto, pero de ninguna manera eso es tan así.

Esos procesos de compresión espacio-temporal implican, por ejemplo, poner mucho más en vinculación el trabajo hiper explotado de un campesino chino o de un trabajador de una mina del África Subsahariana o de los Andes peruanos, o de un trabajador industrial en Shenzhen, en el delta del río de las Perlas en China. Está mucho más vinculado a los centros donde se va a producir luego la realización, el consumo, la venta, la obtención de la ganancia por parte de los capitalistas que explotaron a toda esa mano de obra y a todos los bienes naturales comunes, explotación de materias primas y modelo extractivista mediante, en cualquier rincón del planeta. Esto implica también, esta compresión espacio-temporal, la posibilidad de que los centros explotados, tanto por trabajo como por materias primas, vayan cambiando.

Pero implican también otro proceso conceptualizado por los economistas más clásicos y ortodoxos, como Joseph Schumpeter, el de la "destrucción creativa". Que Harvey, como geógrafo dedicado principalmente a los fenómenos urbanos, lo ha estudiado muchísimo, en distintos territorios, y muy particularmente en Estados Unidos y Nueva York, pero que dan (y él da ejemplos) en el mundo entero.

La destrucción creativa implica justamente también esto: el capital necesita -para seguir reproduciéndose, cuando no encuentra lugares para obtener una tasa de rentabilidad, una de las soluciones posibles es arrasar con lo ya existente para volver a invertir en algo nuevo, en algo distinto, dirigido a una renovación que pueden ser al estilo, por ejemplo, de los procesos de gentrificación y de destrucción de los viejos cascos históricos degradados de las ciudades, para convertirlos en territorio para que el gran capital inmobiliario se lo venda a las clases altas y medio-altas de esa ciudad o del mundo.

Harvey habla también de la waldeynización [también llamado disneyficación] de algunos lugares. Inclusive estos procesos de destrucción creativa pueden ser terribles, como el que se vivió en Pekín previo a las Olimpiadas, para decir acá hay que arrasar con todo este sector de la ciudad vieja, para que Pekín fuera la ciudad-espectáculo, la vidriera hacia el mundo de esta nueva China emergente porque, qué me importan estos chinitos que están viviendo acá, esto tiene que ser la vidriera y la realización del nuevo capital de la nueva China emergente.

Ahora, los procesos más dramáticos de destrucción creativa en última instancia, muchas veces, terminan siendo las propias guerras. La Primera y la Segunda Guerra Mundial y tantas otras guerras hasta nuestros días, son justamente procesos de destrucción creativa en los cuales los ganadores en esa puja del capital son los que terminan reinvirtiendo, rediseñando y reconstruyendo espacios para una nueva reproducción ampliada.

Podríamos incluso ver, en alguna medida, también la propia destrucción total de la Franja de Gaza, que tan dramáticamente ha tenido lugar en este último año, también es un proceso de destrucción creativa. Los seres humanos que quedan en el medio, bueno… Alguien, unos cuántos, sacarán provecho para obtener una tasa de ganancia de la reconstrucción de Gaza, para que vivan no sé si los gazatíes o quiénes, pero eso también es un proceso que va a implicar alguna tasa de ganancia para alguien.

-Creo que el ejemplo de Gaza, junto con todo el dolor que está provocando en el mundo y las olas de repudio, se puede vincular también con otro de los conceptos que recorren la obra en general de Harvey, que es la acumulación por desposesión. ¿Cómo podemos comprenderlo conceptualmente, cuál es sustrato y cómo funciona en concreto?

Ahí hay que ver un poco cuáles son las formas. Podemos remontarnos a los orígenes del capitalismo: una acumulación originaria del capital. Hay quienes dicen: la acumulación originaria sigue ocurriendo. O no. Es cierto que hubo una acumulación originaria en los centros del capitalismo europeo, en lo cual la explotación de la plata y el oro de américa cumplió un papel importantísimo, no lo olvidemos. Pero bueno, luego, cuando arranca la maquinaria de este sistema capitalista, lo que tradicionalmente más se estudió y a lo largo de la historia ha tenido muchísima fuerza fue el mecanismo clásico de la apropiación de la plusvalía de los trabajadores. Es decir, la reproducción ampliada del capital en donde el capital se apropia de la plusvalía que el trabajo ha generado. Pero, esa plusvalía necesita llegar el momento de la realización de esas ganancias, y muchas veces, a lo largo de la historia y particularmente en las últimas décadas del siglo XX y lo que llevamos del XXI, se ha verificado aquello que tanto se analizaba a nivel teórico y práctico, que es la progresiva disminución de la tasa de ganancia.

Entonces, en un capitalismo en donde la tasa de ganancia tiende a desaparecer o incluso a que desaparezca por completo, es una contradicción en sí mismo. El capital necesita reproducirse, sino se reproduce deja de ser capital. Una de las vías por la cual, justamente, los grandes capitalistas mundiales han encontrado una manera de seguir acumulando capital es justamente esta. Ahí hay una discusión, no es que eso implique la desaparición de lo otro. No es que la acumulación de plusvalía haya desaparecido, sino que se le agrega en pos de obtener esa ganancia o ese crecimiento del capital, la desposesión.

¿La desposesión de qué? Hay muchísimas formas, en realidad desposesión es un término que se utiliza demasiado en español, por ahí yo prefiero llamarle despojo, es más común llamarle despojo, que es un sinónimo. Pasa que en inglés es "dispossession", Harvey lo escribió de esa manera y la traducción más directa salió desposesión. Pero la desposesión puede ser tanto de lo material, por ejemplo, el término más común que conocemos en nuestra Argentina, en nuestra Mendoza y en nuestra América, respecto de los bienes naturales comunes es el saqueo. Al que está en la marcha yo no le voy a ir a hablar de la acumulación por desposesión pero le hablo del saqueo de los metales, del saqueo de la fertilidad del suelo, del saqueo de los bosques, y lo va a entender. Básicamente esto es una de las formas que puede asumir la acumulación por desposesión. En donde directamente le arrebato a una sociedad, a un grupo social, a una comunidad indígena -expresado en el territorio de la manera que queramos- aquello que todavía tiene. Los activos que tiene.

Esa acumulación por desposesión también puede ser por ejemplo en los ámbitos urbanos. Por ejemplo, en la gran crisis del 2008-2009, uno de los principales disparadores de la crisis financiera fue justamente la crisis inmobiliaria en los EEUU que implicó la desposesión que millones de estadounidenses que tenían hipotecadas sus casas terminaron con el monto de sus deudas disparado por las nubes, la casa absolutamente devaluada y teniendo que entregarla. Es decir, la pérdida de la casa que ellos tenían hipotecada fue el método de acumulación por desposesión porque entonces hubo grupos capitalistas que por chauchas y palitos se apropiaron de un enorme valor inmobiliario y luego, poco tiempo después, lograron vender a un precio muchísimo mayor. Es un ejemplo de acumulación por desposesión. Es decir, puede asumir muchísimas formas.

Inclusive, pensando un poco, dándole quizás un poco de rosca, el famoso RIGI, el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones de Milei, tan resistido desde los movimientos sociales y algunos partidos políticos, es una forma o una herramienta, a mi modo de ver, para favorecer la acumulación por despojo. En donde a grandes capitales, muy grandes capitales, argentinos y principalmente transnacionales, se les otorgan una enorme cantidad de privilegios y poniendo a disposición los bienes comunes de la Argentina para proceder a la acumulación por despojo.

Es expandir y profundizar lo que ya existía desde hace 30 años en la minería metalífera, llevándola adelante en un montón de otros tipos de actividades en donde la sociedad argentina y particularmente los habitantes de muchos territorios, se van a ver despojados de sus bienes comunes.

Uno de los mecanismos de la acumulación por despojo implica no solamente el saqueo, el arrebato, sino la degradación de las condiciones de vida. Cuando yo tengo una comunidad, una sociedad, que trabaja y vive de determinada manera, no digo en la gran riqueza y la gran abundancia, pero desarrolla un determinado modelo de producción agrícola que decidió, que eligió, que fue cambiando a lo largo del tiempo pero con la cual puede vivir y después vienen grandes inversiones que trastocan por completo ese escenario sin su consentimiento, sin preguntarles nada… También implica un despojo, no sólo material, sino de su ambiente, de sus costumbres de vida y hasta inclusive cultural, una destrucción de su organización social y de su cultura.

-Me gustaría volver enseguida sobre eso y los impactos que tiene en la naturaleza y en las sociedades, pero antes quería conocer tu visión como geógrafo de un fenómeno que se está discutiendo mucho y que está, algunos dicen, detrás de muchos fenómenos políticos, entre ellos el surgimiento de la extrema derecha en Europa y demás. Y tiene que ver con un problema que atañe netamente a la geografía, que es lo demográfico. Harvey plante que hay una contradicción en las curvas, en los ritmos que siguen, el crecimiento poblacional que dibuja una especie de S, y el ritmo de la acumulación capitalista que es exponencial. Y que estaría detrás de problemas como el envejecimiento poblacional, los vacíos demográficos que atraen corrientes migratorias. ¿Cómo es la realidad que está detrás de eso?

Él plantea una situación que se da en un escenario mundial y a su vez, dentro del mundial, variaciones. Efectivamente a lo largo del siglo XX, la curva de la población mundial tuvo un crecimiento muy muy fuerte y el modelo de transición demográfica, esta S que él describe, un momento en el cual el capitalismo iba a favor de la pendiente fuerte de esa S. El fuerte crecimiento poblacional implicaba para el capital un fuerte surgimiento de nueva mano de obra para producir. Pero, a su vez, también para lograr la realización de ese crecimiento del producto. Eso jugaba a favor de la expansión del capitalismo, de la reproducción ampliada.

Ahora, en la medida en que efectivamente, esa S tiende a disminuir la pendiente y la población mundial, como dice Harvey, en número redondos hoy podemos decir que hemos superado los 8mil millones de habitantes, podemos esperar que en algún momento, probablemente el nivel de la población mundial se estanque o se estabilice en torno a los 9.500, 10.000 millones de habitantes, y entonces el capitalismo no va a tener a su favor un crecimiento poblacional para su multiplicación. Del mismo modo que tampoco va a tener a su favor, la posibilidad de encontrar estas soluciones espacio-temporales de expandirse e ir a conquistar nuevos lugares, nuevos territorios, nuevos donde antes el capitalismo no había entrado con toda su fuerza y toda su plenitud. El planeta ya está bastante cerrado para lograr nuevas soluciones espacio-temporales, en el sentido de una inversión fija cuya rentabilidad espera tener más a futuro. Cierro paréntesis.

Pero esto de la población, implica entonces el desafío de que además de eso tenemos variedades entre distintos espacios mundiales. Tenemos, sobre todo Europa, todo Europa, occidental y oriental, norte y sur, con un estancamiento demográfico muy notorio. EEUU todavía tiene una ligera tasa de crecimiento, pero que es más por inmigrantes que por crecimiento natural o vegetativo. Japón que tiene una caída notoria de población.

Entonces, no es que haya territorios demográficamente vacíos, pero en donde sí se nota, se ve claramente una tendencia al envejecimiento poblacional, lo cual le plantea al capital otro problema porque allí hay una disminución inclusive de la masa de trabajadores, de la masa de mano de obra, de la población activa respecto de un crecimiento notable de la población de adultos mayores, cosa que también le está pasado a China. Le está empezando a pasar a China. Durante varias décadas, China tuvo a su favor: pocos niños, pocos ancianos, una enorme masa de trabajadores para la economía China y para el capitalismo mundial. Al capitalismo mundial le venía de mil maravillas, justamente, ese enorme ejército de mano de obra barata china. Bueno, hoy China acaba de decidir postergar la edad de retiro de la jubilación porque justamente está empezando a tener esta misma situación que ya vienen teniendo los europeos, que ya tienen los estadounidenses, de una población creciente de población de adultos mayores.

Esto implica que, por otro lado, África y el sur de Asia, pero sobre todo África subsahariana, tiene todavía un crecimiento, no ha superado todavía la transición demográfica y está teniendo todavía un crecimiento demográfico muy acelerado. América Latina, todavía está terminando la transición demográfica, de manera que el crecimiento no es tan acelerado.

Pero entonces, la tendencia hacia los fuertísimos movimientos migratorios de esos centros de poder, principalmente europeos, si pensamos en lo que fue el periodo colonial y actualmente neocolonial estadounidense, implica que las potencias que antes mandaron a los ejércitos a conquistar y dominar a los pueblos del sur, ahora están viendo como los pueblos del sur son los que, en busca de las promesas del capitalismo y en busca de trabajo y condiciones mínimas dignas de vida que el sistema como tal no les brinda, porque el modo en el cual está organizada la relación de dominación y dependencia, las relaciones norte global-sur global o centro-periferia son tales que, bueno, es obvio que hay una enorme presión migratoria del sur global al norte global.

Y la respuesta la conocemos, son estas fronteras fuertísimas que el norte estadounidense y europeo, ya sea la frontera entre México y EEUU pero también para tratar de tener un estado tapón, lo utiliza a México, entre México y el resto de los países centroamericanos, o el Mediterráneo como tumba azul de muchas decenas de miles de personas al año, y para evitar que lleguen tantos, tratamos que los países del norte de África, convenio mediante, o Turquía respecto de Asia y el medio oriente, los usan de estados tapón para tratar de frenar lo más posible estas migraciones del sur global, de la periferia empobrecidísima, que sigue estando sometida a situaciones de explotación, de extractivismo, y no puedan llegar a los países del norte en donde justamente se da esta explosión de las ultraderechas y cada vez más.

Harvey escribió este libro, el de las Diecisiete contradicciones, hace ya diez años. Y ya era muy notoria la crisis migratoria. Lo escribió uno o dos años antes de una de las mayores crisis migratorias que tuvo Europa, que fue en 2015. Pero también ya se veía el ascenso de la ultraderecha en Europa, bueno, hoy respecto de hace diez años, la ultraderecha en Europa y en el mundo ha explotado de una manera exponencial respecto de cuando Harvey escribió. Digamos, cuando escribió, refiriéndose a EEUU habla del Tea Party, no habla de Trump, todavía no aparecía el fenómeno Trump. No aparecía un Viktor Orban en Hungría o un Bolsonaro en Brasil. Y si bien había ya fenómenos de fuerte xenofobia en Europa, no se había llegado a las situaciones que estamos viviendo ahora lamentablemente.

-Hay un aspecto importante también, que es que frente a esta contradicción desarrollan una visión de que como el problema es demográfico, hay que tratar de limitar lo más posible el crecimiento poblacional, y planteas ideas malthusianas, retomar las ideas de Malthus para decir que el problema es que la población crece demasiado. Y Harvey dice, no, lo crece demasiado para que se pueda mantener esa mínima tasa de ganancia, es la acumulación de capital. Eso lleva un doble problema, las prácticas que están generando una falla en el metabolismo social, de la relación ya no sólo entre las distintas regiones del mundo sino también en la relación entre la propia población mundial y la capacidad del planeta de sustentar a la humanidad. ¿Cómo se refleja eso en la geografía actual?

Claramente estamos viendo, lo que está en boca de todos… O de casi todos porque hay quienes lo niegan rotundamente: Trump, Bolsonaro, Milei, negacionistas sigue habiéndolos; es el cambio climático. Pero yo prefiero hablar del cambio ambiental global. Y este cambio ambiental global, tiene responsabilidades comunes en la humanidad extremadamente diferenciadas. Y eso lo que demasiado a menudo los tomadores de decisión ocultan, y nos quieren vender a todos que el solucionismo individualista, que cada cual haga su aporte, sin poner justamente el dedo en la llaga de la responsabilidad que tiene el capitalismo en torno al metabolismo de la humanidad como un todo, pero muy particularmente, el 20, el 10 y hasta el 1% más ultra rico está ejerciendo de presiones sobre los ecosistemas planetarios y no solamente sobre el clima.

Una vez más, este libro es del 2014, previo obviamente a la pandemia de 2020-202, pero menciona justamente ¿Por qué? Porque ya habían muchos que veían cómo este continuo corrimiento de la frontera entre los ecosistemas relativamente poco modificados y el avance de la civilización, del extractivismo, sobre las selvas tropicales, por ejemplo, iba a exponernos como humanidad, cada vez más, a los riesgos de que terminaran habiendo esos saltos como el que se produjo con la famosa pandemia del Covid. Y que no sabemos en qué momento puede llegar a producirse algún otro. Es decir, la responsabilidad de que justamente este modelo predatorio, en función de estos avances sobre los espacios, no digo prístinos, pero relativamente poco modificados.

También, el problema de los fenómenos meteorológicos cada vez más extremos; el ascenso previsible en el largo plazo del nivel de los mares; el impacto digamos… Yo no voy a decir que los incendios que ha habido en Córdoba son por culpa del cambio climático, no. Porque eso implicaría negar el papel del capitalismo y la especulación inmobiliaria, en el deliberado avance sobre distintos espacios a través de los incendios. Pero sí es verdad que estamos viviendo una multiplicación de fenómenos fuertemente disruptivos, de distinto tipo, relacionados con fenómenos naturales, pero en muchísimos casos causados por la actividad humana, de escala local, de escala regional y de escala planetaria otros. La pérdida de la biodiversidad es uno de los problemas de los cuales, lamentablemente, se habla demasiado poco. Y que justamente eso implica una inestabilización de los ecosistemas.

Volviendo a la cuestión del metabolismo social y del ocultamiento. Se habla muchísimo de los sucesivos paneles del IPCC, Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, pero cuánto se dice en los medios, o en los resúmenes ejecutivos de los informes del IPCC, ¿cuánto se habla del capitalismo? Poco y nada. Porque, de hecho, aún cuando en los informes completos, de miles de páginas, se menciona muy claramente a algunas de las causas, se habla del capitalismo, del decrecimiento como propuesta, del petróleo, del carbón, de la minería, de las mega represas, etc. Los resúmenes ejecutivos son extremadamente lavados.

Y en las famosas cumbres de la ONU, nunca aparece en las grandes declaraciones la palabra capitalismo. Y la ONU tiene asumido en algunos de sus organismos, el concepto de Antropoceno. Y sí, está bien, estamos viviendo en el planeta Tierra, algunos toman, algunos toman desde las primeras explosiones atómicas aparecen ya trazas radioactivas en los registros sedimentarios geológicos, como marcador del inicio de un nuevo período geológico. Otros dicen, bueno, remontémonos más atrás a la Revolución Industrial.

Pero, en definitiva, hablar solamente de Antropoceno en términos generales implica que somos todos responsables. “El” hombre, un hombre abstracto, es el responsable de lo que estamos viviendo. Cuando, en realidad, el tema es el capitalismo. Y por eso hay quienes dicen, a ver ¿Antropoceno? ¿Por qué no decimos mucho más claramente Capitaloceno? Capitaloceno para decir: el capitalismo, justamente, está poniendo en grave peligro los equilibrios.

Entonces ahí surge, parte de lo que plantea Harvey. Hay visiones mucho más colapsistas, otras tecno-optimistas. Y Harvey dice: a ver, es posible, y es parte de lo que el capitalismo está intentando lograr, ponerle parches a algunos de estos problemas ecológicos, más fuertemente localizados en algunos territorios, y el capitalismo tiene algunas herramientas tecnológicas y vaya si a lo largo de los siglos ha dado muestras de un enorme poder de inventiva, e ir poniendo parches o aportar algunas soluciones parciales. Pero lo que es cierto, es que la proliferación de este tipo de situaciones, tan grandes a escala mundial, hace que sea sumamente impredecible en qué momento puedan llegar a tejer redes o a tener un efecto sinérgico la semejante cantidad de impactos, muchos de los cuales no son simplemente de escala local, sino que tienen impacto planetario. El cambio climático, está claro que es planetario.

Bueno, frente a esto tenemos las propuestas de la economía verde, que se presentan justamente en las propias cumbres de la ONU y la tan famosa transición energética. Que, una vez más, es a costa de determinados territorios, a costa de la profundización de metales críticos para poder hacer la transición energética diseñada por los centros del poder capitalista mundial, de manera que se pueda seguir consumiendo exactamente lo misma cantidad de energía.

En definitiva, es hacer algunos cambios de figuritas pero nunca pensar en que la solución pase no por el consumir más, sino por ver cual es el metabolismo que realmente necesitamos tener como humanidad sobre el planeta para un buen vivir. Porque el objetivo de la transición energética sigue siendo la maximización de la tasa de ganancia. La crisis ecológica global, demasiados capitalistas la ven simplemente, pura y llanamente como una oportunidad más de negocios. Bueno, a ver, corramos un poco las petroleras ahora que venga la energía solar, la energía eólica, la explotación de litio, la explotación minera para el cobre y los otros metales críticos… Otra posibilidad más de negocios. Sin darle solución de fondo a las cuestiones, sin -en lo más mínimo- pensar en que toda la humanidad alcance un nivel de metabolismo social mínimamente digno para un nivel de consumo material y energético que nos permita bien a los 8mil millones y no a un puñado, a costa de la vida, de los territorios, del agua, del aire, de los bienes comunes, del planeta entero.

-Muchísimas gracias Marcelo. Queremos hacerte un regalo de parte de las Ediciones del Instituto del Pensamiento Socialista, es un libro de Ernest Mandel y se llama El significado de la Segunda Guerra Mundial.

¡Recontra muchísimas gracias!

-Nos vemos en un próximo episorio de El Talón de Hierro.

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El Talón de Hierro es un Podcast Cultural de La Izquierda Diario Mendoza disponible en YouTube y Spotify
Conducción: Lautaro Jimenez
Realización Audiovisual: Matías Russo y Daniela Higa
Locución: Martín Pared
Producción Periodística: Juan Passini, Jazmín Jimenez y Maximiliano Ríos