Los 194 pibes no están, los responsables políticos andan veraneando, la banda a punto de volver a la cárcel. Este es el plan para callar el grito de guerra de la juventud contra la corrupción estatal. En Lugano un puñado de jóvenes se organiza y es consciente que para que no haya nunca más un Cromañon no alcanza con recordar, hay que cambiar de raíz el sistema que te mata sin piedad.
Sábado 2 de enero de 2016
La historia es más que conocida, la madrugada del 30 de diciembre del 2004 se llevó a cabo una verdadera masacre. El inmundo sistema que nos gobierna quedó al descubierto una vez mas, mostrando a esos que manejan este mundo, ese mundo donde todos los días morimos, somos explotados, somos humillados y oprimidos. En su afán de lucro se prefiere cerrar las puertas, se prefiere perder vidas, ante la posibilidad de perder ganancias.
Ese día sonaba esa canción que tanto gusta, los pibes estaban rodeados de amigos, intentaban acceder a esos pocos momentos de disfrute al que puede acceder la juventud, cuando todo debe ser comprado y casi todo nos es negado. De repente se desató un infierno que pudo ser evitado por políticos y empresarios. la corrupción hizo de Cromañónn una tumba.
En la madrugada del 30 de diciembre pero 11 años después los jóvenes del barrio salieron a las calles a expresar su pedido de justicia por los 194: murió Chabán. Ibarra está libre. Nos faltan 194.
La manera que encontraron es la de una intervención artísticas en las paredes, esas mismas paredes que denuncian el gatillo fácil, que denuncian la represión y los despidos que denuncian a este sistema y su Estado que mata con las inundaciones, que mata con las falta de mantenimiento en edificios como los de Soldati.
Decenas de siluetas de zapatillas formando murales aparecieron en la mañana de un barrio, al que esta historia de muerte y corrupción no le es ajena y no le es indiferente, decenas de paredes despertaron con mensajes que llaman a no olvidar, a no perdonar y a no dejar de movilizar hasta que los responsables políticos estén preso. 194 pibes no despertaron pero viven en cada joven que sale a la calle a luchar hasta cambiar de raíz este sistema.