El exministro declaró en una causa en la que están procesados sus examigos Jaime y Schiavi. Tras declarar, el fiscal pidió que se lo procese a él por “peculado” y “cohecho”.
Daniel Satur @saturnetroc
Jueves 19 de mayo de 2016
El exministro de Planificación Federal de Néstor Kirchner y Cristina Fernández y actual diputado nacional del Frente para la Victoria Julio De Vido declaró ayer ante la justicia federal. Fue en la causa en la que se investiga la compra irregular de trenes inservibles al Estado Español y Portugal durante su gestión y la de sus secretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi.
Jaime, Schiavi y otros exfuncionarios como Manuel Vázquez, Ignacio Soba Rojo y Ricardo Testuri ya están procesados en la causa desde abril. Los cargos son por el desvío de fondos públicos originalmente destinados a mejorar la red ferroviaria nacional.
Tanto el juez Julián Ercolini como el fiscal Federico Delgado entienden que los imputados dispusieron de “enormes” sumas de dinero que estaban destinadas a “un fin noble: recuperar el patrimonio ferroviario argentino”, pero que eso nunca se hizo aunque el dinero sí salió de las arcas públicas.
¿Yo señor? No, señor
En abril Jaime había dicho que él recibió órdenes expresas de sus superiores para realizar las compras de trenes al Estado Español y Portugal. Obviamente el exfuncionario, que ya carga en su mochila varias condenas por hechos de corrupción y por la Masacre de Once, especula con no comerse solo “el garrón”.
Como era de esperar, ayer De Vido dijo que no fue así, ya que si bien desde su cartera se impartieron órdenes de compras específicas, las decisiones y el control de las gestiones “solo podía ser realizado por los organismos normativamente designados y dotados de personal competente para ello: la Secretaría de Transporte y la CNRT”.
A lo Poncio Pilatos, De Vido agregó ante Ercolini y Delgado que su función “no era la de ejecutar, gestionar o controlar las políticas particulares asignadas formalmente a otros organismos”.
Parece que sus palabras no fueron muy convincentes. Al menos no para el fiscal de la causa, que apenas una hora después de que De Vido se fuera de los tribunales de Retiro le pidió al juez que lo procesara por “peculado” y “cohecho” (coimas).
Partícipe necesario
El fiscal Delgado avanza contra los funcionarios kirchneristas en una causa en la que ellos poco y nada pueden hacer para defenderse.
Las pruebas parecen estar más que a la vista, sobre todo porque se trata de hechos ocurridos previamente a la mañana del 22 de febrero de 2012, cuando 51 personas murieron aplastadas por los fierros del tren chapa 16 del Ferrocarril Sarmiento en el anden 1 de la estación de Once. Un hecho trágico que no fue más que el resultado lógico de años de desidia y corrupción.
Esos hechos hablan por sí solos de lo poco y nada que hicieron De Vido y compañía para frenar durante años el deterioro de los trenes. Y de lo mucho que sí hicieron para que empresarios como los del Grupo Cirigliano se enriquecieran a costa del maltrato de miles de usuarios y trabajadores del ferrocarril.
“Decidieron comprar chatarra como si fuera buena y facturar sumas exorbitantes a empresas amigas en conceptos de ’asesoramiento técnico’ que, en realidad, ocultaban sobornos”, definió Delgado en su pedido de procesamiento para De Vido, quien ayer se negó a responder preguntas y sólo presentó un escrito de descargo.
Acto fallido
En el escrito De Vido lanzó una frase que, depende cómo se lea, puede ser perfectamente entendida como una confesión de parte.
“Niego, concretamente, haberme interesado en beneficio de las concesionarias”, dijo el exministro de Planificación. Pero a renglón seguido dijo que “de hecho no existe ni una sola evidencia que permita sostener que hice o dejé de hacer algo como Ministro en beneficio de algún concesionario o contratista del Estado”.
No hizo algo en beneficio de algún concesionario o contratista del Estado, dice De Vido. Pero tampoco dejó de hacerlo, aclara. ¿Relevo de pruebas?
Mientras aún sigue intentando digerir el procesamiento por la Masacre de Once y ahora afronta la posibilidad de un nuevo procesamiento a manos del juez Ercolini, De Vido espera que no prosperen los intentos del macrismo de quitarle los fueros como diputado nacional.
Ayer Clarín y otros medios antikirchneristas “protestaron” en sus páginas web porque el oficialismo decidió no tratar en la sesión maratónica de Diputados el proyecto del macrista Pablo Tonelli para habilitar a la justicia a proceder con allanamientos sobre propiedades de De Vido. Acusaron veladamente al macrismo de pactar con el kirchnerismo una especie de “toma y daca” para no empantanar la sesión donde se votaron varios proyectos del Gobierno.
Quien durante doce años se mantuvo como uno de los funcionarios más poderosos de la administración nacional, parte de la mesa chica de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, tiene muy poco margen para defenderse con argumentos serios y convincentes sobre su responsabilidad en varios casos de corrupción y hasta de muerte.
Con fueros o sin fueros, lo cierto es que Julio de Vido está cada día más comprometido judicialmente. La posibilidad de que vaya o no preso corre por otros carriles, ligados a los vaivenes políticos.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).