Comunidad LID. De colonialismos presidenciales, barcos y genocidio originario

Al negar uno de los más grandes genocidios en América, los dichos del Presidente dejan en claro la ideología conservadora y de derecha que se esconde detrás del maquillaje progresista.

Alberto, de los barcos bajaron el genocidio y saqueo, no los argentinos. La frase, dicha tan livianamente, oculta la matanza de los pueblos originarios, la apropiación de sus tierras y la opresión sobre las mujeres originarias que fueron vulneradas como hoy también lo son las mujeres de los barrios pobres del país, que él invisibiliza como sus queridos europeos. Alberto, a diferencia de Macri, no es un ignorante rico que se cree dueño de decir cualquier cosa, no. Es un docente de la Universidad de Buenos Aires que, dando ese ejemplo, enseña que el único portador de derechos es el señor burgués, descendiente de europeos, que con su trasnacional y laboratorio puede decidir quién se vacuna y quién no.

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De esta manera, Alberto Fernández deja en claro de quién es Argentina y quiénes son los sujetos de derechos. Mientras los originarios de nuestro país mueren en sus comunidades como en las viejas reducciones, mientras nuestros pibes mueren de hambre en los barrios y las familias se hunden cada vez más en la pobreza, él defiende capitales extranjeros.

Su frase no fue un exabrupto ni fue una frase ingenua, fue un acto de la más profunda verdad ideológica sobre él y su gobierno.

Para Cristina, somos hijos de europeos. Para Macri, pedimos perdón a la corona. Para Fernández, bajamos del barco. La verdad, la única verdad, es que somos los hijos de la masacre, de las violaciones, de los genocidios.