En diciembre de 1913 y enero de 1914, Francisco Villa se convirtió en gobernador provisional de Chihuahua. Como era de esperarse, debido a las pasiones que despierta la figura del “Centauro del Norte”, se ha dicho de todo sobre esas semanas de gobierno: algunos han dicho que fue un gobierno socialista salomónico, otros los llamaron “fourierismo” villista, otros sostienen que fue un socialismo “en manos de un déspota”, otros le atribuyeron una reforma agraria y unos más que fomentó el crecimiento de una nueva clase de hacendados. Vaya embrollo. En este texto peinamos la historia a contrapelo arreglando el cabello enmarañado de Clío. ¿Qué tipo de gobierno fue el que encabezó Villa en 1914? Aquí una aproximación desde una perspectiva marxista.
La discusión de la caracterización sobre qué tipo de gobierno encabezó el revolucionario duranguense Pancho Villa en el estado de Chihuahua, que duró los meses de diciembre de 1913 y enero de 1914, tiene muchas aristas y distintas interpretaciones. El célebre investigador Friedrich Katz, en su monumental obra sobre el revolucionario creador de la División del Norte, propuso que existen diversas interpretaciones sobre las medidas del gobierno de Villa en esas cuatro sustanciales semanas y eso generó varias confusiones.
Veamos lo que dicen algunos de los observadores de la época en particular por lo escrito por dos personas centrales de la izquierda: John Reed y Kenneth Turner.
Por un lado, John Reed escribió que Villa repartió las haciendas de Chihuahua entre los campesinos del estado: es decir, consideró que el gobierno puso en píe una reforma agraria radical. Por el otro John Kenneth Turner, quién escribió un influyente libro sobre la situación campesina (México Bárbaro) sostuvo que Villa entregó las haciendas chihuahuenses a sus generales, los cuales se convirtieron una nueva clase de terratenientes. [1] Según Katz los dos intelectuales estarían equivocados. Ni reparto agrario radical, ni nuevo latifundismo. Es curioso que existan esas dos visiones tan divergentes, sobre todo porque ambos autores estaban bastante involucrados con la revolución mexicana y también con la izquierda de su tiempo.
Por un lado, tenemos a John Kenneth Turner, que engloba una visión conservadora sobre el villismo. Turner formó parte del Oeste Rojo (intelectuales de izquierda en Estados Unidos influidos por los sucesos revolucionarios en México), mantuvo relaciones políticas con la federación de trabajadores de ideología anarquista (los Industrial Workers of the World, IWW) y fue un desatacado propagandista del Partido Liberal Mexicano de ideología anarquista. Fue conocido por México Bárbaro, escrito y publicado durante el régimen de Díaz, y reveló por primera vez, a un público amplio, las terribles condiciones en que vivían muchos trabajadores en las haciendas. [2]
Turner tuvo relación personal con Ricardo Flores Magón y muchos de los militantes del PLM. Finalmente, al igual que algunos compañeros de ruta del magonismo, terminaron por incorporarse en las filas constitucionalistas de la revolución. Ello explica su “escepticismo” ante esas cuatro turbulentas semanas de 1914.
Por el contrario, tenemos la versión del “agrarismo radical del villismo” del periodista John Reed. Él, al igual que Mary Mother Jones (dirigente obrera de la United Mine Workers of America), desarrollaron una imagen positiva que intentó ganar la simpatía de la izquierda norteamericana hacia el villismo. [3] Reed fue uno de los periodistas de izquierda más respetados de su tiempo y también escribió Diez días que estremecieron al mundo, en el que relata sus experiencias en Rusia Roja de 1917.
Reed, graduado en Harvard, tenía 26 años en 1914 cuando logró observar de primera mano y en la práctica al villismo y pudo observar su gobierno en Chihuahua. Por medio de las crónicas enviadas al New York American (y después publicadas con el nombre de México Insurgente), dio legitimidad y credibilidad “que no poseía antes y que fue perdiendo con la izquierda estadounidense” a la División del Norte. [4]
Para agregar más complicaciones de la caracterización clasista de las cuatro semanas del gobierno de Villa vale la pena leer las aportaciones más contemporáneas. En la biografía narrativa sobre el revolucionario duranguense de Paco Ignacio Taibo II puede leerse por lo menos tres interpretaciones más:
En la prensa del Paso se hablaba del “socialismo villista” porque Pancho había nacionalizado los molinos de harina e inmediatamente la harina, que se vendía a nueve el saco, se vendió a 1.50 dólares. Era un curiosos socialismo en el que Villa controlaba el juego en Chihuahua y canalizaba la ganancia a la División del Norte y en que re-abría y cerraba la cervecería [...] el periódico The Sun calificaba la situación como “socialismo bajo un déspota”, aunque reconocía la justicia de muchos de sus actos. [5]
La definición más jocosa tal vez es la Jhon Mason Hart. Según este historiador, el gobierno de Villa en Chihuahua fue un: “fourierismo villista: una sociedad de gobiernos democráticos locales que controlara la producción y los servicios de consumo, cuya defensa armada se basaba en las milicias”. [6]
Según esta interpretación, Villa fue influenciado por el anarquista Otilio Magaña en la cárcel, en el intermedio del golpe huertista. Taibo II a su vez, determinó en su biografía sobre Villa que en algunas ocasiones las decisiones sobre las confiscaciones decretadas por el gobierno se llevaron a cabo por medio de un “salomonismo ranchero”. [7]
Nos enfrentamos pues a una discusión árida: según Katz, Turner estaba equivocado, ya que no podía desvincularse de la posición negativa del PLM contra el villismo por su carrancismo, y también Reed estaba equivocado por una especie de encantamiento romántico sin críticas a la figura de Villa.
La pregunta, pues, es: ¿cómo podemos caracterizar con mayor precisión estas semanas sustanciales de gobierno de Francisco Villa del estado de Chihuahua? ¿Cuáles fueron las relaciones de este gobierno con los sectores industriales, principalmente de capital norteamericano? ¿Cuál fue el carácter de los sectores incautados, como fueron organizados y para qué?
Una coyuntura social desfavorable en una estructura económica capitalista combinada: Villa toma el poder
La fase anithuertista de la revolución mexicana fue la más radical, en sus métodos políticos y militares. Fue más cruenta que la fase de insurrección maderista contra el gobierno de Díaz. En este periodo inaugurado por el Plan de Guadalupe, las filas constitucionalistas, zapatistas y villistas enfrentarían militarmente al gobierno federal golpista de Victoriano Huerta hasta su victoria en Zacatecas, dando paso a la destrucción del pilar armado del Estado burgués: las fuerzas armadas. En las filas constitucionalistas, cohesionadas en la figura de Carranza, el ala preponderante apuntaba a preservar la propiedad privada, reconstruir el estado y en abonar en el surgimiento de una nueva clase burguesa. El Plan de Guadalupe, documento político que agrupó a las filas constitucionalistas, sólo se trató de una serie de reivindicaciones políticas que no retomaban por ningún lado el problema social y no resolvía las ansias de tierra y derechos labores que originaron el levantamiento de 1910.
Sin embargo, en el transcurso del enfrenamiento militar contra el ejército de Victoriano Huerta, surgió una fractura al interior del proyecto constitucionalista: la División del Norte y la dirección política de Villa emergió contra Carranza. La División del Norte abonó en la derrota a las fuerzas federales en Chihuahua y, bajo las imposiciones de la guerra revolucionaria, reorganizaron el estado de forma muy peculiar: la División del Norte tomó el poder de Chihuahua por cuatro semanas entre diciembre y enero de 1914.
Después de la incursión de la División del Norte en el estado de Chihuahua, la estructura social y económica sufrió una serie de transformaciones: la producción minera de la American Smelthing and Refining Company (ASARCO) cayó, el banco minero, propiedad de Enrique Creel, dejó de funcionar, aumentó el desempleo y con ello crecieron las desigualdades sociales.
En el momento maderista de la revolución el gobernador Abraham González (el hombre más importante de Madero en Chihuahua) no había transformado la estructura social de la economía de Chihuahua. Haciendo un balance del ejercicio de gobierno de Abraham González, un oficial villista declaró que: “se llevaron a cabo medidas políticas que serían inútiles si la oligarquía que le daba sustento continuara con la posesión de sus propiedades y siguiera dominando la vida económica de Chihuahua.” [8] Es decir, en Chihuahua la revolución que derrocó a Porfirio Díaz llevó al poder a Abraham González, pero éste no cambió o modificó la estructura social del Estado quedando intacta la propiedad privada.
Según Taibo, el régimen de propiedad porfiriano seguía intacto después de la caída de Porfirio Díaz:
Luis Terrazas era el mayor ganadero del mundo. Propietario de dos millones y medio de hectáreas, más otras propiedades menores compartidas con su yerno Creel, o propiedad de su hijo Luis. Dueño de medio millón de ovejas, 25 mil caballos, el transporte urbano en Chihuahua, Juárez y Parral; el 70% de la producción de harina, la mitad de ganado de Chihuahua, el teléfono, la electricidad, el monopolio de la remolacha y la única cervecería, todo ello ligada con una pasmosa estructura de ramificaciones matrimoniales y parentescos, alianzas, negocios y compadrazgos que se extendía a Coahuila y Nuevo León. [9]
En diciembre, cuando la División del Norte logró la victoria contra las tropas federales en Chihuahua, Villa se encontró con: la destrucción del ejercito huertista en el estado, el vacío de gobierno civil de la dictadura y una estructura económica intacta que la fase maderista de la revolución no modificó, en el marco de una coyuntura económica poco favorable en la producción industrial capitalista (debido al cierre de algunas empresas mineras de capital norteamericanos como la ASARCO).
Villa, en sus cuatro semanas de gobierno, realizó las siguientes medidas de orden político: la restitución de la validez jurídica y política a los antiguos comités municipales bajo el mandato natural de los mandos militares y los civiles.
En el orden social: convirtió las imprentas “contrarrevolucionarias” en escuelas, realizó una dotación de pensiones para las viudas de los combatientes de la División del Norte, dio amnistía a líderes opositores (en especial a las fuerzas de Pascual Orozco) otorgó planes económicos a los desempleados para su subsistencia, desarrolló y amplió la atención médica, etc. [10]
En el plano económico: decretó una política monetaria de emisión de papel moneda (medida anti-cíclica casi keynesiana, antes de Roosvelt) para reactivar la economía, debido a la inoperancia del banco de los Creel, para garantizar el sostenimiento de la maquinaria de guerra que fue la División del Norte; para obtener mayor cohesión y legitimidad ante las filas de los antiguos colonos militares, decretó el regreso de las tierras a sus antiguos propietarios al finalizar la guerra. Según otro oficial villista:
Supongamos que se pueden repartir las tierras. Pero esas tierras a quienes repartírseles andan en estos momentos con el fusil en el hombro y/o dejan en fusil o recibirán la tierra, los que se quedaron recibirán la tierra y esto sería absolutamente injusto y falto de equidad. [11]
Jhon Reed, por lo tanto, se equivocó al plantear que la tierra fue repartida en el periodo de gobierno que va de diciembre a enero de 1914, pues los campesinos pobres fueron integrados (sólo legalmente) en el reparto agrario tiempo después de la salida de Villa del estado, ya que la División del Norte en esas semanas estaba movilizada y en guerra. ¿Cómo podrían cultivar y estar guerra el mismo tiempo? Entonces, la necesidades de la guerra son un elemento importante para comprender qué tipo de gobierno fue el que surgió en 1914. Sin embargo, es la radicalización política de Villa lo que permite entender estas nuevas medidas económicas y políticas.
El estado, por decreto escrito por el liberal Silvestre Terrazas y Villa, confiscó las propiedades de los capitalistas nacionales y las grandes haciendas de propiedad de Enrique Creel y Luis Terrazas para mantener la guerra a escala nacional. Se creó un Departamento de Administración de los bienes intervenidos y confiscados. Según los informes de control del estado citados por Katz, puede observarse los siguientes datos y mecanismos de explotación de las propiedades que fueron una potencial fuente de armas y de comercio fundamentalmente con Estados Unidos:
7 haciendas de producción al servicio de la administración, 11 al servicio del gobierno central, 7 al servicio de la División del Norte, 2 al mando de Villa, 1 al servicio de Tomas Urbina. [12]
Taibo II describe la administración de algunos sectores de la economía, en contra de las interpretaciones del surgimiento de una nueva burguesía villista [13] en los siguientes términos: “La empacadora de carne de Ciudad Juárez, los rastros, los monopolios de las aduanas, las carnicerías, salvo en el caso de Urbina, todo lo administraba el gobierno de Chihuahua.” [14]
La organización de las propiedades en los hechos centralizó una parte de la economía e improvisó un sistema de producción de las haciendas de los Creel y Terrazas, llevando a cabo la producción y exportación de carne, algodón y otros productos a Estados Unidos a manos del Departamento de Administración villista. Todo esto fue incompatible con la propuesta política de la dirección de Venustiano Carranza.
La cercanía geográfica con Estados Unidos y la simpatía con la que Villa vio al gobierno norteamericano impuso a Villa respetar y otorgar condiciones lo suficientemente favorables para la reapertura de American Smelthing and Refining Company (ASARCO). Incluso la propiedad norteamericana fue mayormente restringida en su desarrollo normal en los estados gobernados por el ala constitucionalista encabezada por Carranza (por ejemplo, Coahuila). Recordemos que un año después con el motivo de la intervención norteamericana en Veracruz, Villa declaró la negativa de la División del Norte a entrar en guerra con la “democracia del norte”, posición distinta a la de Carranza.
La ASARCO reanudó la producción minera, no sin inconvenientes, hasta 1915 y fue subordinada en la necesidad de mantener la relación comercial con EUA, principalmente de armas. Es decir, la propiedad minera industrial extranjera e imperialista se mantuvo intacta.
El carácter del Estado: ¿ganar la guerra?
Si el movimiento encabezado por Zapata en su accionar llegó a cuestionar la propiedad capitalista con la Comuna de Morelos, [15] ¿qué carácter social tuvieron las medidas del gobierno de Francisco Villa en Chihuahua?
La solución de Villa al conflicto, entre la guerra revolucionaria contra Huerta y la solución de las demandas sociales del Chihuahua, a nuestro modo de ver, fue a favor de ganar la guerra y las medidas fueron progresivas, antilatifundistas y por el control del Estado, pero no cuestionaron la propiedad privada de la industria imperialista. Las medidas del gobierno de Villa fueron bajo el fuego de la guerra y transformaron en determinados aspectos, en especial la propiedad de la tierra, la estructura social. Ahora bien, el villismo en 1914 tuvo una limitación histórica debido a un enorme factor de peso: la simpatía de Villa por EUA (por la necesidad de mantener la compra de armas en la frontera norteamericana), la clara subordinación política y social a Francisco I. Madero y la imposibilidad de hacer (en el imaginario villista) el reparto agrario, debido a que los beneficiaros estaban en las filas de la División del Norte encabezando la batalla de Zacatecas. Otra limitación central del villismo es que careció de un proyecto que abrazara a los asalariados urbanos.
Villa tomó el poder del estado diferenciándose en la práctica con toda la experiencia anarquista del Siglo XX y mantuvo su regencia económica de forma centralizada a la vez que brindó el desarrollo de un ejército revolucionario capaz de aniquilar al ejército federal de Huerta basado en la confiscación de determinados capitalistas y hacendados, pero incapaz (por otros motivos) de realizar un reparto agrario radical y de la expropiación de la propiedad privada norteamericana. La principal limitación del villismo fue su subordinación ideológica y política a la dirección burguesa de Francisco I. Madero y, aunque en la práctica fue más radical de los planteamientos del Plan de San Luis, el villismo fue incapaz de superarse y conquistar una perspectiva anticapitalista.
Estas medidas como las confiscaciones e incautaciones sólo se realizaron a la burguesía de tipo nacional y a los grandes hacendados y debido a la necesidad de continuar en buenos términos con Estados Unidos dejó intacta la propiedad minera de capital norteamericano. En ese sentido pensamos que la visión de León Trotsky sobre la Guerra y la Revolución en España nos permiten pensar la posibilidad objetiva que existe entre el avance de la revolución social como única alternativa para la ganar la guerra civil en la España de 1936-1937 como una posibilidad en el México revolucionario de entonces. Entre dos fuegos: las necesidades de la guerra y la revolución social.
Ahora bien, la historia juega a veces con un obscuro y complejo mecanismo interno que hace que existan cosas inexplicables. Si para 1914 Villa no buscó meterse en problemas con Estados Unidos, para 1916 dio todo un giro brusco con la “expedición punitiva” en Columbus, convirtiendo al Centauro del Norte en un inesperado símbolo antiimperialista.
Una analogía con la Revolución y Guerra Civil Española
En el marco de la fase antihuertista, se presentó un problema para las fuerzas revolucionarias que, a nuestro juicio, se repitió unos años después en el Estado Español en 1936. En Barcelona, en julio 6, después de la derrota del golpe de estado en Cataluña, obreros y campesinos agrupados en comités realizaron la revolución obrera que sacudió después Aragón, Madrid y Asturias.
Unos días después, Barcelona fue conocida por los combatientes, como George Orwell lo nombra en Homenaje a Cataluña, como Barcelona la Roja. Los Comités – gobierno el 21 de agosto conformaron el Comité Central de las milicias antifascistas y “legalizaron”, según las crónicas de Pierre Broué, el control obrero del transporte, ferrocarriles, electricidad, teléfono, hoteles, restaurantes, la industria mecánica y de transportes. Para ese momento, las organizaciones de izquierda como el POUM y la CNT, parte del gobierno de coalición de la generalitat de Luis Companys en Barcelona, no lograron la centralización de los comités para realizar un plan económico coherente para desarrollar una guerra revolucionaria en extensión. En este aspecto, Villa vio con más lucidez la importancia del Estado y eso lo convierte en uno de los líderes revolucionarios más lúcidos del Siglo XX.
Finalmente, en el mes de octubre, ya en el marco de la elección del gobierno de Largo Caballero del Partido Socialista en el Frente Popular republicano, el Comité Central fue disuelto en el gobierno Catalán, pero con la imposición de reconstruir la normalidad social anterior a las jornadas revolucionarias de julio: los comités fueron disueltos en noviembre, el control obrero fue depuesto y las milicias obreras se convirtieron en el ejército federal ya para diciembre, asesorado por los comunistas estalinistas. La consigna comunista de “ganar la guerra” estranguló la revolución obrera en España. Esta tragedia política fue avalada por los comunistas disidentes del POUM y por los faistas de las CNT por la incapacidad política de centralizar a los comités revolucionarios, organismos de doble poder, en un gobierno revolucionario que, de forma centralizada, organizara un ejército militar revolucionario que sirviera como bastión de defensa contra el fascismo monárquico.
Haciendo analogía histórica entre la Revolución en España y a disyuntiva villista nos preguntamos: ¿era posible mantener la revolución obrera en Madrid, Barcelona, Oviedo, Zaragoza y combatir de forma centralizada con un ejército revolucionario al fascismo monárquico? Eso hubiera significado la ruptura de las organizaciones de izquierda con el republicanismo burgués y la toma del poder, como lo pensaron uno o dos años después los disidentes del POUM y la escisión por izquierda de la CNT, los Amigos de Durrutti, así como León Trotsky en su magistral Clase, partido y dirección: ¿Por qué ha sido derrotado el proletariado español?. La única forma de implementar un ejército revolucionario de envergadura era por medio de la toma del poder en las provincias donde hubiera dualidad, o sea centralizando, de forma revolucionaria la producción (planificando) para aumentar el crecimiento de las milicias obreras. Es decir, la revolución socialista para ganar la guerra y no al contrario.
Muchos años antes de la tragedia de España, Villa observó la necesidad de la centralización política del Estado (en los hechos tomó el poder por cuatro semanas) para imponer sus mecanismos coercitivos al servicio de un proyecto alternativo y de naturaleza social distinta al orden existente y, por este medio, realizó una serie de medidas de expropiación de la propiedad privada de determinados capitalistas que afectaron la estructura económica chihuahuense, intacta desde el porfirismo, para desarrollar y mantener (con distintas contradicciones) un ejército revolucionario como lo fue la División del Norte, aunque dejando intactas las grandes industrias capitalistas de propiedad norteamericana que eran, a nuestro parecer, la clave de un revolución social anticapitalista en el estado de Chihuahua. ¿Será que el villismo hubiera logrado derrotar a los constitucionalistas con la toma de medidas revolucionarias como la expropiación y puesta a producir de las minas de ASARCO, es decir, con medidas anticapitalistas antiimperialistas?
El gobierno de Villa en Chihuahua afectó la propiedad capitalista de los Creel, pero dejó intacta la propiedad de ASARCO y otras de origen imperialista. Las confiscaciones sólo se realizaron a la burguesía de tipo nacional y a los grandes hacendados y, debido a la necesidad de continuar en buenos términos con Estados Unidos, como pretendía Villa, dejó intacta la propiedad minera de capital norteamericano. Es un hecho real que transformó la estructura fundamental de la propiedad hacendaría y la propiedad burguesa nacional, pero no la propiedad capitalista extranjera.
Villa y los dirigentes de la División del Norte se encontraron con dos distintas alternativas tras obtener el gobierno del estado: “la resolución de las demandas de los campesinos sin tierra, la devolución de la tierra a los antiguos colonos militares y las necesidades imperativas de la guerra”. [16] Para la victoria de Chihuahua, la División del Norte contaba, según Taibo II, con 10,000 voluntarios; como en la España revolucionaria, se batían entre dos fuegos: la guerra y la revolución. ¿Cuál primero? El villismo, por su origen social y político, de forma creativa se aventuró a cuestionar la propiedad privada y tomó el poder, aunque fuera por cuatro semanas, ese es su gran mérito, aunque su gran límite fue, por su carácter campesino, no visualizar un programa político de gobierno revolucionario anitcapitalista, para lo cual requería incautar las propiedades norteamericanas.
El zapatismo en Morelos, en su accionar adoptó medidas anticapitalistas, pero esto, según Katz le impidió el desarrollo de una fuerza militar igualable a la División del Norte; de hecho ambos ejércitos fueron muy diferentes: el villismo derrotó a las fuerzas federales en el marco de una ofensiva revolucionaria, el zapatismo (además de responder a una lógica distinta) llevó a cabo un enfrentamiento militar defensivo.
Como señala Pablo Oprinari: “en ese sentido el proyecto villista tendió a cortar de cuajo el poder de amplios sectores de la clase dominante norteña. La expropiación no fue sólo una respuesta empírica a las necesidades de la guerra: los decretos mencionados resultaron por parte del radicalismo plebeyo que maduró y que se opuso fundamentalmente a quienes pretendieron preservar el viejo orden político y económico.” [17] Ese es uno de los principales méritos.
Sin duda alguna a 100 años del asesinato de Francisco Villa sus proezas militares le convierten en parte de la historia de los explotados y oprimidos en México y en el mundo.
Bibliografía:
- Broue, Pierre, La revolución española, FCE, Argentina, 1989.
- Katz, Frederich, Pancho Villa, México, ERA, 2007.
- Knigth, Alan, La Revolución mexicana: del Porfiriato al nuevo régimen constitucional, Grijalbo. 1996.
- Krauze, Enrique, Historia de la revolución mexicana 1924-1928: la reconstrucción económica, Colegio de México. 1977.
- Orwell, George, Homenaje a Cataluña, Virus, España, 2007.
- Reed, John, México insurgente, Biblioteca del Hombre Contemporáneo, Argentina, 1971.
- Taibo II, Paco, Pancho Villa, Una biografía narrativa, Booket, México, 2008.
- Trotsky, León, “Clase, partido y dirección: ¿Por qué ha sido derrotado el proletariado español?”, en La victoria era posible, CEIP León Trotsky.
- Turner, Kenet Jhon, México bárbaro, Caballito, México. 1986.
- Velázquez Estrada Rosalía, “John Kenneth Turner y Venustiano Carranza: Una alianza contra el intervencionismo estadounidense”, en Signos Históricos enero-junio, No. 7, UAM-I, 2002.
- Oprinari, Pablo, México en llamas, interpretaciones marxistas de la revolución, Armas de la Crítica, México. 2021.
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