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Red Internacional
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DEPORTES / FUTBOL. De cuando el Piojo perdió…la cabeza

Miguel Herrera protagonizó uno de sus shows más escandalosos y perdió el respaldo de los dueños del negocio del futbol nacional, mientras sus muchachos salían por la “puerta de atrás” del aeropuerto para evitar hacer declaraciones.

Raúl Dosta

Raúl Dosta @raul_dosta

Sábado 1ro de agosto de 2015

Cuando se esperaba que los integrantes de la selección por lo menos se mostraran sonrientes con su Copa Oro, manchada por la actuación fraudulenta tanto de los árbitros como de los jugadores que se prestaron a la simulación buscando la marcación de los penales, resulta que el personal del aeropuerto los sacó por otra puerta para que no fueran vistos. Una llegada más triste y polémica no podría haber.
Un par de jugadores “se perdieron” y salieron por la salida normal, decenas de periodistas los acosaron para preguntarles por la agresión del Piojo a Martinoli en Filadelfia.

Oswaldo Alanís declaró que no había visto el altercado, pero el excelente mediocampista Héctor Herrera con una actitud agresiva contestó un “no lo ando cuidando, wey”, cuando apareció en el video de Univisión abrazando a Luis García, cuando el Piojo se disculpaba con éste por la agresión de su hija.

El reinado de Piojo se venía abajo y la Federación Mexicana tendría que optar por no apoyar más a este troglodita del futbol y ejercer un control sanitario alrededor de los jugadores, luego de los lastimosos tuiteos de los hermanos Dos Santos: “Qué grande, Miguel”, “Que ladren los perros”.

Los directivos les ordenaron borrar estas burdas muestras de apoyo y cambiaron de línea a “somos familia y la familia se defiende”. Otros mal portados como Memo Ochoa y Paul Aguilar fueron acremente satirizados por Luis García en programa de TV.

De esta manera la historia que comenzó con el “salvamento” de la selección en el repechaje contra Nueva Zelanda para ir al Mundial de Brasil, concluía con la ignominia del despido fulminante de Miguel Herrera por haber golpeado a un periodista deportivo.

Un entrenador mediocre que la TV encumbró como un gran personaje, que demostró una gran habilidad para hincharse de billetes, se habla de 130 millones de pesos en regalías por comerciales, tuiteos a favor del Partido Verde Ecologista de México, conferencias… etc., y una miserable conducción del máximo cargo deportivo en este país.

No tiene la culpa el indio…

Sino el que lo hace compadre, dice el viejo refrán popular. Y esto bien a cuento por el papel que juegan los medios de comunicación, la mayoría dependientes en gran medida de lo que diga el Grupo Televisa que por décadas ha estado a la cabeza del negocio.

De hecho, los ejecutivos de la FMF, Justino Compeán, Decio de María, González Iñárritu… etc., han surgido de las filas de este corporativo y se tienen que poner a la orden de Yon de Luisa, quien coordina desde el Comité de Futbol los intereses de la compañía en el futbol nacional y, a través de Ricardo Peláez, a su equipo, el América.

Este último fue quien introdujo al Piojo, a la Familia Televisa, contratándolo para el América y dejando en el abandono y sustrayéndole algunos jugadores al Atlante de Cancún, propiedad de Alejandro Burillo, primo de Emilio Azcárraga. Así, mientras llevaba las riendas del América, Herrera y Peláez veían como el Chepo De la Torre se empantanaba con la selección en su eliminatoria, por lo que acordaron salir al “rescate” y encaminarse a Brasil 2014.

Estar ligado en el grupo monopolista de la información que induce contenidos noticiosos a través de sus programas en radio TV y periódicos ha sido clave en el derrotero que siguen los jugadores y entrenadores del futbol mexicano, agregando la perniciosa influencia de los promotores. Ante el reciente escándalo de Filadelfia, los comentaristas de la casa salieron a relucir el “buen desempeño” del Piojo tratando de contrastar su actuación negativa.

Pero, ¿qué significará para ellos ese buen desempeño? Cuando tomó las riendas de la selección, declaró que para asegurar el pase a Brasil usaría como base el América y lo completaría con algunos otros jugadores, “europeos” principalmente. Designó a ocho americanistas como titulares al final quedaron cinco, más de 400 mil dólares por jugador recibieron las arcas del equipo de casa, como parte del reparto del botín de FIFA en el pasado mundial.

Apoyando a los “chicos malos”

Después viene la promoción de los jugadores de la casa, alineando a aquellos que han decaído futbolísticamente con el fine de reflotarlos y comercializarlos, en la Copa América, por ejemplo, vimos a un Vuoso, que no tenía equipo hasta que fue incrustado en la plantilla del Cruz Azul de última hora y a Raúl Jiménez, de quien el Atlético de Madrid busca deshacerse y lo cederá a algún equipo mediano.

En la Copa Oro, lo mismo con Paco Memo, que estuvo en la banca del Málaga todo el torneo pasado, a Diego Reyes y Layún, que están jugando en segunda división y este último podría ser desplazado por las nuevas contrataciones del Watford. Los hermanos Dos Santos también necesitaban de un empujoncito del Piojo y pues para eso está la Selección y los “partidos moleros” en EE.UU.

Esa situación privilegiada, en la que no necesitan estar al tope para ser convocados, sino ligados a la “familia Televisa” a sabiendas de que tienen un lugar, estén como estén, hace que se conforme un grupo muy solidario entre sí y con su entrenador que en la crisis de resultados que se viene desarrollando desde la Copa América, se convirtieron en un grupo de choque mediático contra los que critican su actuación deportiva.

Hace unas tres semanas el periódico Record sacó la noticia de que se había dado una reunión entre los seleccionados donde hubo enfrentamientos entre ellos y cuestionamientos a su entrenador, los Chicos Malos cerraron filas y negaron tal reunión, lanzando el hashtag #Mientocomorecord para atacar a dicho medio informativo. El precario nivel de los comentarios de Paco Memo, Layun, Paul Aguilar y Jonathan sirvió sólo para ser ridiculizados por los medios.

Los agresores fueron los mismos que son favorecidos por el Piojo, Televisa et al, y que lejos de preocuparse por mejorar su rendimiento quieren imponer el silencio a la prensa, negándose a dar declaraciones, tal como sucedió esta última vez huyendo por la puerta de atrás.

Esos Chicos Malos son, en opinión de muchos de los comentaristas “críticos”, una parte medular del problema y que ya sin el Piojo, podrían volverse un obstáculo para conformar una selección competitiva.

Mientras que el proceso de formación de jugadores, aunque débil en comparación con Argentina o Brasil, sigue produciendo jóvenes de calidad, los malos manejos de la Selección y la reducción de espacios a los nuevos valores nacidos en México, nos auguran la continuidad de una representación mediocre en la palestra internacional. Tal vez hoy no haya una manera práctica de hacerlo, pero el comentario del reconocido comentarista José Ramón Fernández, ante estos acontecimientos: “Es momento de sacar a Televisa de la Selección” tiene total validez.