Legisladora porteña del Pro que integra la Comisión Antidiscriminación escribió un libro sobre cómo tratar al servicio doméstico, con grandes consignas discriminadoras y racistas.
Lunes 29 de agosto de 2016 11:07
Mercedes de las Casas trabajó en el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, bajo el ala del actual vicejefe de Gobierno Diego Santilli; luego migró para asesorar a Cristian Ritondo, y finalmente tomó vuelo propio como directora general de Patrimonio. Desde enero ocupa una banca en la legislatura porteña. Milita en el Pro desde el 2003 y arribó al Gobierno de la Ciudad en el 2007. Meme, como la llaman todos, casada con cuatro hijos, se hizo militante del PRO porque "siempre tuve una tendencia a ayudar". Su nombre sale a la palestra hoy, no por sus proyectos, como el homenaje al huésped de honor a la cantante Laura Pausini, a la colega estadounidense Mariah Carey o el que impulsó para que reconocieran a la persona que hizo famoso al mismísimo Sapo Pepe.
Corría el año 2007 y ya la política le quedaba corta a Mercedes, así que se lanzó como escritora. Junto a su madre Gloria escriben Cómo conseguir una mucama...y no perderla en 7 días, editado por Planeta. En él volcó todo la segregación que se le pueda hacer a una empleada en tu hogar. Desde decirles que huelen mal, que son seres carentes de instrucción y con poca capacidad de memorización (menos mal, Mercedes, que venías con ganas de ayudar a la gente). Ella dice: "Escribí una guía fresca, práctica y amena para lidiar con el personal doméstico. Ahí van algunos tips:
Las profesiones más dignas llevan su uniforme con orgullo como azafatas, enfermeras y policías.
Todos estos conceptos dichos de las trabajadoras domésticas, cuya tarea es una de las más pesadas y no reconocidas, dejando parte de sus muñecas, piernas y espalda en cada balde que levantan, en cada trapo que estrujan. Compañeras que la mayoría siguen trabajando en negro, sin beneficios como aguinaldo o vacaciones o días por enfermedad, que suelen ir a trabajar igual con fiebre o dolores musculares, por miedo a que ’la patrona’ se enoje por el faltazo y la cambie por otra. Señoras de sesenta años largos que como no les alcanza la jubilación tienen que seguir trabajando aunque el cuerpo les pida un descanso a gritos. Pero todo eso a la legisladora Mercedes de las Casas no le interesa, aunque haya dicho que llegó para ayudar a los vecinos: está claro que a los trabajadores, no.
Si algo manifestó este Gobierno desde un principio es el desprecio que tiene por los trabajadores, generando suspensiones o despidos y aplicando los tarifazos exorbitantes a los que ya nos tiene acostumbrados. Sería lógico que la legisladora porteña, perteneciente a la Comisión Antidiscriminación, saliera a pedir disculpas públicamente a todas las trabajadoras domésticas y, aunque ese libro lo haya escrito hace nueve años, demuestra que ese es su verdadero pensamiento esclavista y que el "llegar para ayudar a los vecinos" es solo otra mentira y relato Pro.