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De la ilusión constitucional a la ilusión municipal: un debate con la estrategia municipal de Daniel Jadue

Gabriel Muñoz

De la ilusión constitucional a la ilusión municipal: un debate con la estrategia municipal de Daniel Jadue

Gabriel Muñoz

Ideas de Izquierda

El político Pablo Iglesias en su programa “A Vueltas” de Canal Red Latinoamérica entrevistó recientemente a Daniel Jadue, ex alcalde del Partido Comunista de Chile, perseguido por la justicia por desarrollar las llamadas “farmacias populares” (municipales) que venden a precio de costo develando el negocio. En esta entrevista el político chileno explica su estrategia municipal y su relación con la política reformista en Chile. Esta experiencia es un referente importante para la izquierda chilena y se basa en una política de regulación del mercado. Para discutir sobre la corriente municipalista de Daniel Jadue y cómo esta influencia al resto de la izquierda, primero analizaremos cómo los municipios en Chile forman parte del Estado burgués instaurado durante la Dictadura y cómo han funcionado como un instrumento de hegemonía de la clase dominante en la posdictadura. Posterior a ello comparamos esta experiencia chilena con la vertiente municipalista radical europea que guarda similitudes y diferencias que ayudan a pensar mejor el debate.

Alcaldización de la política: neoliberalismo, subsidiariedad estatal y despolitización

En su artículo “La ‘alcaldización de la política’ en la post dictadura pinochetista. Las comunas de Santiago, Las Condes y Pudahuel”, Verónica Ortíz describe que la desafección política en el Chile de los ‘90 estuvo fuertemente influenciada por las transformaciones en materia municipal llevadas a cabo por la Dictadura y que: “el neoliberalismo, en parte, se naturalizó desde los municipios, meros ejecutores de una estrategia de desarrollo ya decidida, y legitimó una forma de entender la política, localista, con una participación meramente consultiva y de liderazgos personalistas, ajena a lo programático”

Independiente de la situación socioeconómica comunal y de la adscripción partidaria de su alcalde, el nuevo municipio confirmó el diseño programático de la dictadura pinochetista, dirigido a la expansión del neoliberalismo y la subsidiariedad estatal, y la despolitización (participación) social desde la escala local. La autora analizó tres experiencias municipales: Lavín en Las Condes (UDI), Ravinet en Santiago (DC) y Jhonny Carrasco en Pudahuel (PS). Y confirmó que pese a la diferencia de partidos políticos y al tipo de comuna, los tres casos se movían dentro del esquema del “que hacer político municipal".

Ortíz agrega además que el municipio como unidad del Estado fue el encargado de “corporizar” la subsidiariedad estatal y, por tanto, los estilos políticos tecnocráticos y personalistas. Redefinió las formas de “participación social-apartidaria” siendo parte del fenómeno de despolitización o desafección. Pero, es una despolitización que crea adhesión al Estado a nivel local, hace participar a la sociedad civil, por eso el alcalde más valorado en la municipalización de la política es el que está “en la calle”, conectado con las instituciones de la sociedad como juntas de vecinos, escuelas, comerciantes, empresas, centros de padres y madres, clubes deportivos, si lo permite, comités de vivienda, sindicatos y otros. Una forma de dividirlos ante la autoridad municipal para que cada uno por su cuenta exija una tajada del presupuesto municipal y la atención del alcalde: un tipo de clientelismo exitoso. Es decir es una desafección y despolitización pero a través de la adhesión a la “política municipal”. Esta política al carecer de aspectos nacionales, pierde sentido programático y alimenta una ilusión que ha aprovechado la izquierda de diverso tipo.

En las recientes elecciones municipales de octubre de 2024 en Chile votó un 85% del padrón electoral, más 13 millones para un país de 19 millones. A pesar de que ayudó que el voto fuera obligatorio (pues varios prefieren evitar la multa) volvieron a ser elegidos candidatos con ese perfil tecnocrático, localista, donde prima la gestión y el personalismo político y poco o nada la cuestión programática. ¿Porqué es menos programática y menos nacional el liderazgo municipal? Porque “dichos liderazgos se basarían en vínculos rutinarios, de orden formal e informal, creados a partir de redes duraderas, especialmente entre los sectores populares” para administrar el Estado vigente. Emanuelle Barozet caracterizó este estilo político, observando a Lavín, como un neo populismo, paralelo a experiencias como Fujimori o Menem.

Tras el desvío y derrota de la rebelión popular de 2019 muchos sectores pasaron de la ilusión constitucional a la ilusión municipal. Sobre todo después de la derrota del Apruebo de la Convención Constitucional. Es lo que sustentó por años los proyectos como Jadue, Italo Bravo en Pudahuel y ahora MatíasToledo en Puente Alto. Viniendo de diversos orígenes políticos, como Partido Igualdad e izquierdas locales en el caso de Puente Alto o el PC, el municipalismo como estrategia de la izquierda es una estrategia que llegó para quedarse. Esas izquierdas comparten la idea de democratizar los municipios desde los territorios administrando a fin de cuentas el dispositivo de hegemonía de la Dictadura, es decir, una manera de hacer deseable el neoliberalismo y el Estado capitalista de tipo subsidiario que hay en Chile. Y que tarde o temprano terminan apoyando al poder central como hizo Toledo pidiendo la vuelta de Michelle Bachelet a la política.

Jadue y el PC chileno: de la exclusión a la integración

Aunque hoy podemos decir que el PC se ha integrado al régimen político chileno, por mucho tiempo no lo estaba. Era el partido “que no había caído en la trampa” y jugó como alternativa política ante el derrumbe de la política tradicional como se mostró con mucha evidencia durante la revuelta popular de 2019.

De todos modos esa integración al régimen fue una pelea constante que dio el propio PC, y si en algún momento fue excluido institucionalmente fue por el pacto de la transición. Siguió una política sucesiva durante los 90 y 2000 de pactos por omisión, apoyos en segunda vuelta a candidatos de la Concertación, apostó por una bancada estudiantil que hoy gobierna, y su incorporación a la Nueva Mayoría por su tesis de gobierno de nuevo tipo. Hoy dirigen el los ministerios del trabajo (co-gestionando políticas públicas con el gran empresariado del país) y educación (administrando el sistema educativo de la Dictadura).

En Recoleta Daniel Jadue es electo alcalde en 2012 con un 41% de los votos (tras varios intentos), luego en 2016 es reelecto con un 56% y 2021 con un espectacular 64% de los votos ¿cómo un dirigente comunista pudo ganar la primera mayoría tres veces consecutivas y con cada vez más votos? ¿Qué hizo para obtener tantos votos? El alcalde anterior el UDI Gonzalo Cornejo, parte de los políticos de Jaime Guzmán, en 2008 están en ejercicio fue acusado de corrupción a través de pagos millonarios a asesorías que nunca se realizaron: pese a contar con pruebas suficientes nunca fue juzgado ni pasó un día en la cárcel. Este hecho más el contexto de movilizaciones estudiantiles universitarias del 2011 creó un descrédito de la derecha tradicional lo que permitió a Jadue entrar en la alcaldía y desarrollar ahí una nueva estrategia municipalista.

El último resultado de 2022, posterior a la rebelión popular de 2019, expresó justamente la nueva correlación de fuerzas política y a la vez cómo las elecciones municipales de ese año jugaron un rol importante en reforzar el desvío institucional para pacificar las protestas junto con el Pacto por la Paz y la Nueva Constitución de noviembre de 2019. La conclusión de muchos manifestantes fue “es tiempo de apostar por elecciones y dejar la calle para otro momento”.

El municipalismo de Jadue: de regulaciones al mercado a través del dirigismo estatal local “para el pueblo” pero “sin el pueblo”

La administración Jadue en 2015 abre por primera vez una “farmacia popular”, un experimento para un país profundamente dominado por la lógica neoliberal en donde el mercado (y no el Estado) resuelve necesidades a través de la competencia. Este experimento se basaba en la creación de un servicio municipal que compre a la central de abastecimientos (CENABAST) a precio de costo y venda al mismo precio de costo (asumiendo la Municipalidad los costos operacionales), consiguiendo de esa manera precios reducidos. En 2008 el monopolio farmacéutico estaba en manos de tres grandes cadenas: Ahumada, Salcobrand y Cruz Verde y tras una investigación de fiscalía nacional destapaba que estas empresas se coluden con los precios y elevan significativamente 222 remedios para el tratamiento de enfermedades crónicas (los que poseen justamente una demanda “inelástica”). De esta manera Jadue lo que hizo fue ligar municipio y mercado con sociedad civil, que es cliente del servicio municipal.

La Dictadura instauró en Chile un sistema en donde el Estado no debe intervenir en sectores en donde los privados ya operan, es decir, un Estado subsidiario. No ejerce actos de comercio. A través de un estudio el PC llegó a la conclusión de que el acto de comercio, compra-venta y fijación de precios, se podía intervenir comprando a precio de costo y vendiendo a precio de costo. Novedosas las “farmacias populares” aparecieron en la prensa sufriendo la condena de los sectores tradicionales y obviamente de la industria farmacéutica. El mismo modelo Jadue lo aplicó para abrir una óptica popular y una librería popular que consiguió precios reducidos en comparación con oferentes privados. Según Jadue en la propia entrevista: “Esto es un modelo que sin cambiar la constitución de Pinochet, ni la institucionalidad vigente, sin tener que cambiar las leyes de comercio, se metió una cuña que despertó a los monstruos más grandes que uno podía imaginar. No le gustó a las farmacéuticas. Un conjunto de unidades en donde se proveen servicios a precio justo donde los municipios pagan los gastos operacionales. Esto generó un 75% de ahorro en diversas materias. Se llevó ese modelo a una inmobiliaria popular. En Europa es una experiencia ya utilizada como la figura de arriendo protegido. Todo lo hecho en Recoleta ya existió en el estado de bienestar de Europa. En Chile son novedad pero el municipalismo o viviendismo europeo son de varias décadas atrás”

Este modelo municipal se basa en una intervención estatal (local) del mercado instalando instituciones que compiten con los precios de empresas privadas. No se trata de algo transicional al socialismo, sino de regulación del capitalismo vigente a través del Estado chileno (capitalista). Una manera de acumular fuerza por abajo (con la analogía de la “infantería”) para buscar un cambio político nacional. El ex alcalde liga esto a una estrategia de reforma del Estado a través de la acción comunal, dentro de los márgenes constitucionales y económicos..

Municipalismo europeo: ecologismo, nueva política (humana) y lógicas asamblearias

Europa es también un experimento política para la izquierda reformista. Posterior a la segunda guerra mundial el viejo continente desarrolla a través de sus viejos partidos socialdemócratas o socialistas un modelo económico que combinaba tanto los principios liberales capitalistas clásicos con principios de regulación estatal de la economía creando un sector estatal subsidiario fuerte. Heredera de esta estirpe nace una tendencia denominada “municipalismo radical” cuyo principal exponente fue el estadounidense Murray Brookchin. En 1987 se presentó a las elecciones del ayuntamiento de Burlington (Vermont) con una plataforma expresamente municipalista con el objetivo de: “construir una ciudad ecológica, una economía ética y, sobre todo, asambleas ciudadanas que cuestionaron el poder del estado nación”. La conclusión de Brookchin es que la izquierda sólo puede conseguir “cambios reales” para las personas reales ganando reductos del estado-nación: es decir, la única manera de efectuar el “cambio social” es a través del municipalismo. Para ello elaboró el concepto de “ecología social” que parte de que todos los problemas ecológicos son problemas sociales y que las experiencias sociales locales como ponen el centro en el ser humano en su territorio, es decir, permitía conectar política con individuo en momentos de había una crisis de hegemonía o representación tras la caída de las izquierdas marxistas y anarquistas terminando el siglo XX.

Brookchin incluso va más allá con sus principios y declara que: “El municipalismo rechaza tomar el poder del Estado, que tras las experiencias del siglo XX todos sabemos que es una causa perdida, ya que el Estado -sea capitalista o socialista- y su burocracia sin rostro nunca son de veras responsables ante el pueblo. Al mismo tiempo, los activistas deben reconocer que no conseguiremos el cambio social simplemente llevando nuestras reclamaciones a las calles. Las acampadas y manifestaciones multitudinarias pueden desafiar la autoridad del Estado, pero no han logrado usurpársela. Aquellos que participan sólo en políticas de protesta o se organizan en los márgenes de la sociedad tienen que ser conscientes de que siempre habrá poder: este no se desvanece sin más. La pregunta es en manos de quién recae el poder: en la autoridad centralizada del Estado, o en el nivel local con el pueblo”.

¿Que similitud hay entre ese municipalismo radical y el municipalismo del alcalde Jadue? Comparten en que a nivel local se pueden realizar cambios sociales efectivos a través del uso del poder estatal local ya constituído. Segundo, en ambos casos el municipio actúa acorde a las necesidades locales del habitante: si la comuna es contaminada el municipio debería actuar para reducirla, si hay alta presencia de personas farmacodependientes el municipio debería actuar en el mercado para ofrecer precios a bajo costo. Tienen dos grandes diferencias: por un lado el PC chileno está lejos de tener una estrategia que descarte el poder estatal como tal, incluso hoy por hoy es gobierno junto al frenteamplista Gabriel Boric, es decir participa de una estrategia neo-reformista de copar los espacios estatales (tanto locales como nacionales) para producir en todos ellos “cambio social”. Y la segunda diferencia, aún más notable, es la total ausencia de organismos asamblearios en la comuna de Recoleta. El PC de Jadue gobernó tres períodos a través de los Consejos Municipales y las competencias del alcalde. El municipalismo radical consiguió en varias ciudades del mundo implementar asambleas en donde la voz del representado era escuchada y los residentes participaban de cierta forma del ejercicio del poder junto con las autoridades vigentes. En Recoleta se gobierna “para el pueblo” pero “sin el pueblo”. Las instituciones sociales como juntas de vecinos y otros, son solicitados cada elección municipal a modo de utilitario.

El municipalismo de Brookchin tampoco trajo consigo el nacimiento de una estrategia exitosa para la izquierda, principalmente porque este modelo depende del Estado, del mismo Estado al cual critica, y ofrece una oferta política de “cambio social” dentro del esquema estatal tradicional. El municipalismo radical crecería ilusoriamente paralelo al Estado, sin confrontarlo, de la misma manera como no son consideradas las clases sociales ni la lucha social que se produce tras ella. Su sujeto es el votante residente progresista que busca el cambio gradual y orgánico. Tanto es el idealismo de esta corriente que su heredera Debbie Brookchin llama a reunir una “confederación global de ciudades rebeldes” que abra paso a una “sociedad racional” y con ello a una “sociedad más humanitaria”. Pero ¿Qué es lo que provoca la irracionalidad y la deshumanización? No se trata de un aire negativo que está flotando en el aire. Son los grupos monopólicos y los regímenes políticos de todo el mundo los que ordenan a través de su poder el mundo y la forma de vida social, ellos determinan el modelo económico, conseguir cambio social sin enfrentarlos es una mera ilusión democrática. Estas vertientes europeas tienen en su vertiente más radical una sensibilidad más autonomista, incluso si se quiere, anarquista.

Según la estrategia de Brookchin no va la toma del poder, porque se burocratiza y no resuelve las necesidades sociales, pero tampoco hay que quedarse en las luchas sociales. En Chile muchas personas entendieron que no hay que quedarse en las luchas (como el fenómeno de revueltas y paros nacionales de 2019) y que tampoco se pueden hacer grandes cambios a nivel central como vimos con el gobierno de Gabriel Boric, sino que centrarse en lo local y municipal, como si estos organismos estatale fueran neutros y por tanto disputables tanto por revolucionarios, como burgueses y reformistas. Se perciben como organismos externos o ajenos al poder estatal.

Este problema sobre qué eran los municipios y qué táctica tener es un largo debate en la izquierda. Guardando proporciones y comparaciones, hace 100 años en el segundo congreso de la Internacional Comunista se debatió la cuestión de los municipios. Por primera vez en la historia el poder local era sometido a la elección popular en países de Europa y el mundo. Por lo mismo era importante caracterizarlos y tener de esa manera una política correcta que no favorezca al fortalecimiento del poder estatal sino que aporte a su disgregación y disolución. Los comunistas de los ‘20 combaten la ilusión de que el municipio es un organismo autónomo. Comparan el municipio al parlamento, es decir, son un poder del Estado capitalista (parte del poder Ejecutivo para el caso de Chile) es decir una parte de su maquinaria de dominación de una clase sobre otras. Sólo cabe en este caso una política de tribuna revolucionaria para impulsar soviets o organismos de democracia obrera, base de un nuevo Estado, revolucionario y socialista. Es decir, participar de las elecciones municipales para ganar la mayoría en un municipio para los revolucionarios de la época implicaba crear una oposición al Estado capitalista, realizar reformas contra el capital y desarrollar, aprovechando determinadas circunstancias, organismos de democracia soviética, es decir, concejos obreros y populares que prepare el camino para un poder desde abajo que se enfrente al poder capitalista.

La ilusión de que el poder local y el territorio no son parte del Estado es repetida en la izquierda. El historiador Gabriel Salazar retoma el pensamiento del dirigente obrero de principios de siglo, Luis Emilio Recabarren, que plantea la toma del poder nacional por los trabajadores pero sin una estrategia clara, entonces la estrategia es “desde los municipios”, “que el pueblo mande” y copar el Estado desde abajo, pero usando las mismas instituciones del Estado, reforzando en última instancia la ilusión del progreso a través del peticionismo.

Los municipios ¿serían de esta manera parte del Estado ampliado de la burguesía? En un sentido si. Porque se vinculan a las organizaciones de la sociedad civil como describimos más arriba, es decir hace hegemonía a clubes, centros, juntas, comités de vivienda. Por tanto, ¿cuál es la pelea frente a los municipios? Según los revolucionarios bolcheviques hay que participar de las elecciones, disputar la mayoría, pero en el marco de una estrategia revolucionaria que luche por el poder desde abajo de la clase obrera a través de sus propios organismos de poder. Reunir una fuerza para terminar con el poder estatal construyendo otro gobierno pero desde abajo. Es decir, disputar sin perder la independencia política frente al Estado.

Las estrategias municipalistas, ya sean autonomistas (para el caso de Brookchin) o frente populistas (para el caso de Jadue y otros) terminan reformando al propio Estado capitalista para que este sea más deseable y menos insoportable para la sociedad dominada. La experiencia de Jadue en Recoleta trajo disgusto a los grandes monopolios farmacéuticos, no lo podemos negar, pero su estrategia se mantuvo en los marcos del mercado y la regulación estatal de éste, en Chile, conocido como subsidiariedad. Una estrategia que no apunta a terminar con los grandes monopolios.

Municipalismo ¿para enfrentar a la derecha?

Tras la crisis económica global del 2008, vuelta de la lucha de clases con paros y revueltas, las tendencias a las guerras locales, entró en descrédito el modelo político de “extremo centro” en donde la izquierda y derecha tradicional de los diversos países del mundo tendieron hacia un discurso cuyo consenso era la democracia y el neoliberalismo. Surgen a su izquierda variantes neo-reformistas como el caso de Syriza en Grecia o Podemos en España, pero también variantes de extrema derecha como Alternativa para Alemania y Hermanos de Italia, organizaciones abiertamente anti inmigrantes, en favor de medidas proteccionistas y con un discurso securitario como nuevo populismo para gobernar echando las culpas a los pobres, trabajadores y migrantes.

Algunos como Steve Rushton afirman que el municipalismo o “política centrada en las personas” puede salvar a la democracia del populismo. La idea del autor es la misma de los municipalistas radicales clásicos pero lo aterriza a la experiencia de municipalismo de izquierda en Barcelona. En 2015 la plataforma electoral “Barcelona En Comú” ganó las elecciones municipales: “al igual que varias iniciativas similares en otras localidades por todo el territorio español. Desde entonces, el ayuntamiento de Barcelona ha establecido su propia empresa eléctrica pública, ha limitado el turismo con objeto de frenar el alza de los precios de la vivienda, y ha dado prioridad a la inversión en transporte público frente a los vehículos privados. Reaccionando a la pandemia en España (en el momento de publicarse este artículo, uno de los países más afectados por la COVID-19), el ayuntamiento de Barcelona decretó una moratoria en los alquileres de viviendas y locales municipales, además de congelar los desahucios, reclamando asimismo que se adopten medidas similares a nivel nacional”.

El autor ubica este tipo de tendencias de “localismo político” en el mismo tono de las luchas contra la opresión como el machismo, el racismo y la destrucción ambiental. Une ejemplos como las comunidades de Escocia, el gobierno de En Comú en Barcelona, el proyecto Jackson’s Cooperation en Estados Unidos, hasta la experiencia de gobierno en Rojava (Siria) cuando comunidades kurdas crean un auto gobierno multiétnico, el movimiento municipalista (partido) Coalizione Civica en Italia el cual ya tiene representación municipal y apoya a movimientos sociales incluso a movimientos juveniles antifascistas, y también la experiencia del PSOL en Brasil (el partido de Marielle Franco política asesinada por el régimen de Bolsonaro), quienes “trabajando desde la municipalidad, de abajo arriba, los concejales de PSOL aspiran a un Brasil sin prejuicios, basado en la inclusión social, que apoye movimientos sociales y aplique programas de apoyo a los derechos a la vivienda y la educación, y la expansión del transporte público”. El autor del mismo artículo destaca la gestión municipal del ex alcalde Jorge Sharp y su movimiento “Valparaíso Ciudadano”.

Casi todas las experiencias de administración municipal que estuvieron (o aún están) en manos de “radicales municipales” cuyo centro es “mejorar la vida” de los residentes a través de la política municipal han redundado en un perfeccionamiento de los regímenes políticos, es decir, consiguen que el representado se sienta identificado con el gobernante. En este sentido no vemos cambio social, sino que integración social, una forma de perfeccionamiento del poder vigente, algo que Antonio Gramsci teorizó como “Estado ampliado” en donde ya no se ejerce sólo la cohesión si no la cooptación y el consenso. Y cuando estas experiencias saltan al poder nacional como ocurre en Grecia con Syriza o Podemos en España sus gobernantes terminan por aplicar las mismas medidas de ajuste económico que los partidos tradicionales históricamente han aplicado. Sin duda esto nos lleva más a la bancarrota que a triunfos en ascenso como ve equivocadamente el autor Steve Rushton.

Revueltas y crisis económicas: la irrupción de las masas por causas sociales y el fantasma de la revolución

El municipalismo de Jadue si bien es mucho más conservador que sus homólogos europeos o norteamericanos representa a un ala del PC que apuesta por el cambio social a través de la política local sin esperar los cambios en la Constitución ni en el modelo económico. Es mucho más moderado porque no considera en ningún momento al sujeto de cambio. Ni los trabajadores, ni los pobladores, ni los vecinos, el sujeto de cambio es la política institucional quien a través de las elecciones convence de la superioridad de su administración. Pero sobre él cae la misma presión de todas las experiencias anteriores. Sufre inevitablemente de la integración al Estado, por lo mismo la política de “servicios populares” ya fue implementada por municipios en manos de la derecha.

El PC junto con el Frente Amplio chileno y la ex Concertación son gobierno en Chile. Llevan 3 años en el poder y no vemos ningún cambio social significativo. Pablo Iglesias consultó a Jadue cuál era la dificultad de trasladar la experiencia local a la gobernanza nacional. Allí indica que “la política no se puede hacer sin infantería” y que el gobierno cuenta con poco apoyo en el parlamento lo que impide que su programa se desarrolle. Lógicamente resulta coherente lo que dice pero se trata de un argumento tautológico en política, pues patea el problema para la siguiente elección de turno. El resultado es simple: vote por la izquierda y habrán cambios, nadie sabe para cuando. Esta actitud más bien profundiza la frustración de que el municipalismo radical es absorbible hasta por la derecha ¿qué sentido tiene seguir votando por la izquierda entonces?

A nivel de gobierno el PC maneja el Ministerio del Trabajo y el Ministerio de Educación y allí están administrando la relación entre el Estado y los grandes poderes burgueses y manteniendo el sistema educacional que heredamos de la Dictadura sin realizar ningún cambio social, más bien lo contrario: refuerzo de la burocracia estatal con los SLEP y una ley de convivencia “populista” que aumenta los protocolos y sanciones contra estudiantes y apoderados. En un país donde no se redujo la desigualdad sino que al contrario ha aumentado.

El mundo está cambiando y estas experiencias municipales quedan en la impotencia ante fenómenos como la guerra, las crisis económicas, la migración y la degradación de los niveles de vida de los trabajadores y sectores populares de todo el mundo. En todos esos niveles intervienen los que realmente mandan: los capitalistas y el Estado.

Junto con este escenario surgen (y son desviados) distintos procesos de lucha de clases como las revueltas sociales de 2019 en donde las masas intervienen en las calles para derribar a sus gobernantes. En ellas el programa de “cambio social” son las necesidades sociales no resueltas por el capitalismo del siglo XXI. Es fundamental volver a la ideología socialista que plantea la independencia política del Estado capitalista, el uso táctico de tribunas parlamentarias y municipales para poner en el centro a la clase trabajadora y sus organismos sociales y populares para derrotar el Estado capitalista vigente, que no tiene otra manera de ocurrir que no sea mediante la revolución algo que también es totalmente olvidado (por voluntad) por los municipalistas de distintos pelaje.

Bibliografía

Bookchin, Murray, The Next Revolution: Popular Assemblies and the Promise of Direct Democracy, 2015, Verso London New York

Caamaño López, Alejandro, Municipalismo como radicalización democrática del territorio. Un análisis histórico crítico de experiencias contemporáneas de gobernanza local, 22-10-2021, Ediciones Complutense.

“Debbie Bookchin: Municipalismo radical: el futuro que merecemos”.Traducción: Adela Briansó Junquera, abril 2018: https://www.elsaltodiario.com/municipalismo/municipalismo-radical-debbie-bookchin-comunalismo-ecologia-social

”Debbie Bookchin: Las experiencias municipalistas deben ser vigilantes y no pensar que el poder del Estado será suyo”: https://www.elsaltodiario.com/municipalismo/libertario-ecologia-desigualdad-trump-politica-socialdemocracia

Ortiz, Verónica, “La “alcaldización de la política” en la post dictadura pinochetista. Las comunas de Santiago, Las Condes y Pudahuel”, en: Izquierdas (Santiago) no.38 Chile feb. 2018.

Pablo Iglesias entrevista a Daniel Jadue (Primera Entrevista a un Medio Internacional) | A Vueltas, Canal Red Latinoamérica, septiembre de 2024: https://www.youtube.com/watch?v=7Nyaekx7Tt8

Rushton, Steve, “Municipalismo radical”, o cómo la política local centrada en las personas puede salvar a la democracia del populismo, Equaltimes.org, 2020: https://www.equaltimes.org/municipalismo-radical-o-como-la?lang=es

Salazar, Gabriel, Luis Emilio Recabarren y el municipio popular en Chile (1900-1925), Revista De Sociología, (9), 61–82, 1994. https://doi.org/10.5354/0719-529X.1994.

Trotsky, León, Los 5 primeros años de la Internacional Comunista, Ediciones IPS, Argentina 2016.


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Gabriel Muñoz

Licenciado en Historia
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