Luego de 8 años, finaliza el programa estatal “Fútbol Para Todos”. Las grandes mayorías, perjudicadas al no poder ver por televisión abierta el deporte más popular del país.
Sábado 7 de enero de 2017
Los recuerdos de los años 90 y la primera década de los 2000, cuando sólo podíamos ver “la tribuna” en lugar del partido, pueden volver a ser realidad durante el 2017. Es que para el gobierno, el fútbol –los clubes- está plagado de deudas y corrupción y no está dispuesto a “bancarlo”. Rara paradoja para el gobierno después de que salieran a la luz las cuentas off shore del presidente y la denuncia contra el ex candidato PRO, Fernando Niembro, por la firma de contratos millonarios con el gobierno porteño.
Pero, a su vez, es cierto que el fútbol en la Argentina (como en todo el mundo) es corrupto porque no escapa a la realidad de la sociedad capitalista, que hace de la corrupción un sistema legal sin posibilidad de romper con él. Es por eso que desde hace décadas (y en sintonía con el ascenso neoliberal de los años ´80) el fútbol en nuestro país se ha convertido en un negocio millonario para dirigentes de clubes, políticos y barras (en connivencia con ambos).
Tal es así que durante los años kirchneristas se continuó con esa tónica a base de prebendas tanto a la AFA (Julio Grondona) como a los dirigentes de clubes para conseguir consenso y a su vez, se utilizó la transmisión abierta de los partidos para hacer campaña política oficialista. Esta utilización montada sobre una medida progresiva como la transmisión del fútbol a las grandes mayorías populares, le abrió las puertas a la privatización completa de este deporte que el macrismo va a intentar llevar hasta el final en los 3 años de gobierno que le restan.
Con el nuevo gobierno –y no tan nuevo- el fútbol decididamente pasará a ser un negocio regenteado no ya desde el Estado sino desde las propias empresas (multinacionales, ya que se habló de negociaciones con las cadenas FOX y ESPN) y planteando la posibilidad de que los clubes dejen de ser asociaciones sin fines de lucro y pasen a ser sociedades comerciales, poniendo como principal finalidad el lucro capitalista.
¿Que fútbol que queremos?
En la sociedad actual el fútbol –como otros deportes- está dirigido por la ganancia de los capitalistas. Por eso se maneja de acuerdo a los intereses de las grandes empresas y organizaciones que le son funcionales (como la FIFA), haciendo del deporte más popular del planeta un gran negocio para un sector privilegiado (empresarios, políticos, dirigentes, élite de jugadores y barras). La violencia en las canchas también es producto de la podredumbre social en la que está inmerso el fútbol. La misma se ha ido incrementando a la par que el negocio aumentaba: fuerzas de seguridad, barras, dirigentes y políticos conforman un entramado de complicidad que la promueve cada vez más.
Un gobierno obrero que vaya por las transmisiones abiertas y otras medidas progresivas como podría ser que todos los jugadores de todas las categorías cobren un salario acorde a la canasta básica que arranque de raíz la ganancia de un puñado de parásitos capitalistas con una perspectiva orientada a satisfacer el ocio y la recreación del pueblo a través del deporte tanto para protagonistas como espectadores es la única alternativa posible para poner fin al negocio y sus flagelos de corrupción y violencia.