El candidato de La Libertad Avanza busca pelear el balotaje contra Massa. Luego de quedar abajo del peronismo en las elecciones generales, ahora dice que mantendrá la educación pública, que no tocará las jubilaciones y afirma estar a favor del matrimonio igualitario y hasta dice que no habrá aumento de tarifas. ¿Habrá sacado lecciones de su ídolo Carlos Menem cuando afirmó “si yo decía lo que iba a hacer no me votaba nadie?”
Diego Iung @IungDiego
Lunes 6 de noviembre de 2023 21:20
A menos de dos semanas del balotaje y a días del debate entre los dos candidatos que se disputarán la presidencia, Javier Milei continúa dando cambios notorios en su campaña. Si primero fue la repentina alianza con Patricia Bullrich y Mauricio Macri y buena parte del PRO, de quienes opinaba que conformaban la alianza “Juntos por el Cargo”, ahora el candidato de La Libertad Avanza sigue en una deriva “camaleónica”, buscando moderar su discurso, más a tono con el discurso habitual del fundador del PRO y padre del “reformismo permanente”, responsable de contraer esta nueva deuda odiosa con el Fondo Monetario Internacional.
En búsqueda de los votos de Juntos por el Cambio y los que fueron a parar a Juan Schiaretti, el libertario ahora parece haber corrido de escena sus definiciones más radicales. Entrevistado por La Nación, entre otras apariciones públicas, dejó algunas definiciones un tanto contradictorias con los ejes de toda su campaña electoral y con su propio programa: “Es falso, absolutamente falso (...) No vamos a hacer medidas que dañen a la gente y solamente la recalibración tarifaria directa va a ir conforme mejoren los ingresos” planteó el candidato en relación a un eventual aumento de tarifas del transporte público. Sin embargo, en su plataforma electoral el mismo candidato plantea una continua y gradual suba de tarifas para todos los sectores sociales.
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Aunque el ultraderechista no se cansó durante toda la campaña de proclamar a los cuatro vientos: “Venimos a terminar con el verso ese de que ‘donde hay una necesidad nace un derecho”, ahora planteó que “no se van a tocar las jubilaciones eso es un derecho adquirido no se puede tocar”, ¿será que su aliado Macri le recordó las combativas jornadas de diciembre de 2017 cuando las masivas movilizaciones pusieron en cuestión su gobierno y comenzó la debacle de Juntos por el Cambio?.
En este camino, y contradiciendo sus propios discursos contra la educación pública y promoviendo un sistema de “vouchers”, imitando el privatista modelo chileno de educación, que endeuda a los jóvenes y sus familias durante décadas para que estos puedan estudiar, ahora Milei, como si a sus palabras se las llevara el viento, planteó que no es así: “La educación es pública porque en realidad está regulada y puede ser de gestión estatal o de gestión privada. Si la sociedad decidió que haya educación para todos es una decisión de la sociedad, eso no se toca”. El hombre que propone la libre competencia del mercado en todos los ámbitos de repente dice que respeta la decisión de la sociedad.
En otro plano, pero chocando con el discurso antiderechos, celeste y de simpatía y alianza con sectores de las iglesias evangélicas que sostuvo durante toda la campaña, el diputado incluso afirmó estar de acuerdo con el matrimonio igualitario. Días atrás su eventual ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, lo comparó con “tener piojos”. La masiva Marcha del Orgullo que tuvo lugar este fin de semana dejó en claro en numerosas expresiones el eventual ataque a sus derechos que ve en este personaje y su elenco lleno de misoginia y homofobia.
Si no fuera porque atrás de las promesas electorales se esconden brutales planes de ajuste, este cambio de discurso sería motivo de broma. ¿Será que Milei no se decide? De que el libertario pretende avanzar con un fuerte ajuste sobre los ingresos de las grandes mayorías está sobradamente probado. Su llamado prácticamente explicito a una corrida cambiaria planteando “que el peso no puede valer ni excremento” desde la financiera de Ramiro Marra y sus paseos con motosierra en mano son explícitos. También su plan de ajustar “mucho más” de lo que pide el FMI. Pero de la mano de haber sumado a parte de la plana mayor del PRO a su campaña, abrazo con Bullrich incluido, que hace presumir un eventual gobierno (en caso de imponerse en el balotaje), con parte de ese aparato, se ve que el candidato necesita mantener un discurso a la derecha, aunque buscando moderarlo. De la misma forma, su necesidad de arañar los votos del resto de las listas para conseguir imponerse sobre Massa. A no distraerse, detrás de toda esta demagogia de último minuto siguen agazapados sus planes de ataque feroz sobre los derechos y los ingresos de la clase trabajadora y las grandes mayorías.
Aunque estas maniobras de poco vuelo del derechista resultan poco creíbles, es importante tener en cuenta, que de parte de un eventual Gobierno de Massa también se profundizará el ajuste que ya está en curso con una inflación de dos dígitos y una pobreza que se multiplica. No sólo eso, en el plano político Massa viene dejando claras sus intenciones. En la tarde de este lunes, buscando el favor del establishment económico pero también pelear el voto de Juntos por el Cambio prometió nuevas bajas a las retenciones del campo. Y el domingo por la noche no dudo en reafirmar su condición de hombre de la embajada norteamericana al reafirmar su apoyo incondicional al estado de Israel que viene cometiendo un genocidio sobre el pueblo palestino.
A pesar de que sus programas y formas de llevar adelante el ajuste sean distintos, queda clara la importancia de enfrentar desde hoy estos planes que golpearán duro sobre las espaldas de las grandes mayorías.