Ahora que el proyecto de nueva constitución no fue aprobado en el plebiscito hay confusión en quienes habían puesto sus esperanzas allí. Este lunes han habido asambleas en varias universidades como en el campus JGM de la U. de Chile, en la U. de Santiago y en la Academia de Humanismo Cristiano. Así también en la facultad de Ciencias Sociales de la U. Católica de Temuco hubo carreras que votaron paro para tener asambleas para analizar qué hacer ante los resultados.
Martes 6 de septiembre de 2022
En diversos puntos de la capital vimos barricadas, protestas y evasiones de metro. La más numerosa de las manifestaciones fue en Plaza Dignidad donde se exigía una Asamblea Constituyente y que rápidamente fue reprimida por Fuerzas Especiales. Esto nos recuerda inevitablemente -a menor escala- a las jornadas previas de la rebelión popular.
¿Cómo pasamos de la rebelión popular a este escenario donde ganó el rechazo?
Recordemos que luego del momento más álgido de protestas y de una semi huelga general el 12 de noviembre, los partidos políticos desde el Frente Amplio hasta la UDI firmaron el infame “Acuerdo por la paz y la nueva constitución”, que buscaba criminalizar las protestas mientras se cocinaba el proceso constitucional que conocimos. Sebastián Piñera encontró esta vía para sostenerse en el poder aunque estuviese totalmente deslegitimado por no responder a las demandas populares y por ser el responsable político de las violaciones a los derechos humanos.
Esto no podría haber sido así sin la ayuda del actual presidente Gabriel Boric y del Frente Amplio. Además, las distintas dirigencias políticas de sindicatos, federaciones estudiantiles y gremios (lo que llamamos burocracias) también aceptaron aquel acuerdo negándose a convocar para continuar la huelga general para sacar a Piñera del poder y enjuiciar a los responsables de las violaciones a los DDHH.
Las principales demandas que se escuchaban en las calles eran FUERA PIÑERA y Asamblea Constituyente, para terminar con la herencia de la dictadura. Ante el acuerdo por la paz hubo distintas posiciones: el reformismo del Partido Comunista, del Frente Amplio, la ex Concertación y de los llamados Movimientos Sociales (mujeres, indígenas, diversidad sexual, medioambientalistas, etc) lo aceptaron y tomaron como propio; sectores que reivindican la estrategia del Poder Popular (llamados populistas y reconocidos por tomar los colores rojo y negro) continuaban un discurso de seguir la lucha en las calles y construir organización en las poblaciones, no buscando enfrentar la política de quienes dirigían el Estado y los organismos de masas (el gobierno, congreso o sindicatos, gremios y federaciones burocráticas); una tercera posición era la que defendimos como Partido de Trabajadores Revolucionarios y VECER, de huelga general hasta que cayera Piñera y desde la tumba del gobierno y el régimen levantar una Asamblea Constituyente Libre y Soberana desde las instancias de discusión y organización que había (cabildos, asambleas territoriales, asambleas de trabajdores, etc) y que había que potenciar. Ésta última propuesta la sosteníamos porque para las y los marxistas la actuación de la clase trabajadora es fundamental si pensamos en cambios estructurales, pues nuestra clase es la mayoritaria en Chile y el mundo y controla la economía.
En diciembre del 2019 se hizo oficial el camino para cambiar la constitución y así desviar la lucha de clases abierta en la rebelión. Durante un año sesionó la Convención Constitucional que terminó proponiendo una reforma al régimen chileno que hemos denominado una vía de restauración progresista, que buscaba conceder derechos que hace años se vienen peleando en las calles, además de consagrar derechos sindicales, hacer un régimen paritario como guiño al movimiento de mujeres, e incluir escaños reservados para integrar a los pueblos indígenas, puntos con los que tenemos acuerdo en general porque son mínimos democráticos pero que son parte de una estrategia de ampliar el Estado capitalista en vez de destruirlo. En el proyecto que fue rechazado no se tocaban las fortunas empresariales que se han hecho unos pocos a costa del saqueo de nuestros recursos naturales y de la explotación a las y los trabajadores, no se tocaban los tratados de libre comercio que subordinan a Chile a ser un país dependiente y primario exportadora solamente.
Ante las demandas urgentes que tiene la población por la crisis económica y social a nivel mundial que estamos viviendo (desde el 2019 en adelante) el gobierno de Boric ha decidido continuar la política de Piñera, respondiendo a la agenda de la derecha que hemos visto se basa en un discurso anti migrantes, pro securitario (más pacos y más milicos) y del crecimiento económico (que significa mejorar las condiciones para los empresarios, lo que a su vez implica empeorar las condiciones de la clase trabajadora y los sectores populares manteniendo sueldos bajos y una inflación ascendente). Boric y Siches decidieron extender el estado de excepción en el Wallmapu para mantener contentos a los fachos que defienden los intereses de las forestales y de los grandes terratenientes en contra de las comunidades mapuche. Sin responder a las urgencias populares como el alza del costo de la vida y continuando las políticas de la derecha era lógico (como dijimos) que se fortaleciera un sentido común conservador y de derecha, que se vio expresado en los resultados del plebiscito.
¿Entonces qué hacemos desde los liceos y universidades?
Los últimos años dan certeza que el movimiento estudiantil y grandes sectores de la juventud quieren cambios, y en su mayoría confiaba en el proceso constitucional. Ahora que ya sabemos que por ahí no conquistaremos nuestros derechos y que el gobierno está negociando con todos los partidos del régimen para que se abra un nuevo proceso donde el Congreso haga la nueva propuesta, tenemos que discutir cómo nos posicionaremos.
Desde Vencer creemos que tenemos que construir un movimiento estudiantil con independencia política del gobierno, que discutamos y nos coordinemos por un mismo pliego de demandas a nivel nacional, no solo tomando demandas estudiantiles sino que también de la clase obrera y los sectores populares.
Para realizarlo, es fundamental el rol que pueden cumplir los organismos del movimiento estudiantil, que hasta ahora han estado subordinados a la política del gobierno. Es necesario que los centros de estudiantes de la Universidad de Chile (Consejo de Presidencias), como el de la Facultad de Derecho, de Filosofía y Humanidades, de Ciencias Sociales, de Ciencias, Ingeniería, Arquitectura y Urbanismo, etc; la Feusach presidida por Fabián Tapia, y todas las federaciones voten en la Confech que en todas las instituciones de educación a nivel nacional discutamos movilizarnos en un plan ascendente de lucha. Para enfrentar a la derecha del Rechazo necesitamos movilizarnos con un Paro Nacional, pero no solamente estudiantil sino donde también entre en acción la clase obrera. Por esto, proponemos estos puntos claves del petitorio que se puede complementar con las discusiones en asambleas:
1) Presupuesto de emergencia para la educación pública para resolver problemas de calidad, infraestructura, alimentación, salud mental, transporte y mantención.
2) Mayor contratación, paso a planta y aumento de sueldo a un mínimo de $650 mil a todas y todos los trabajadores.
3) Condonación del CAE y toda la deuda educativa sin indemnización a los bancos.
4) Educación Sexual Integral en todos los colegios y universidades para prevenir y enfrentar la violencia machista, protocolos realizados por comisiones trimestrales independientes de las autoridades.
5) Democratización de la educación pública, co-gobierno triestamental en la universidad y cuatri-estamental en los colegios.
6) Educación pública gratuita, democrática y no sexista con acceso universal y garantizada para hijes de trabajadores de la educación. Fín a las pruebas estandarizadas.
7) Prácticas profesionales y técnicas pagadas.
8) Fín a las AFP, aumento de las jubilaciones y del sueldo a un mínimo de $650 reajustables según el alza de la inflación
9) Reparto de las horas de cesantes y trabajadores activos, 6 horas 5 días a la semana sin rebaja de sueldo.
10) Condonación de las deudas de los servicios básicos y congelamiento de los precios.
11) Nacionalización de los recursos naturales.
12) Libertad a lxs presxs políticxs mapuche y de la revuelta, derecho a la autodeterminación del pueblo mapuche.
Yuri Peña
Licenciado en Historia. Estudiante de pedagogía en la U de Chile. Militante de VENCER y del Partido de Trabajadores Revolucionarios