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Juventud. Debate sobre la democratización de la Universidad: propuesta de rectoría v/s propuesta triestamental

En el siguiente artículo desarrollamos un debate sobre la democratización de la Universidad de Chile, se enfrentan dos propuestas en el actual debate: la propuesta de rectoría v/s la propuesta triestamental. Y existe una tercera propuesta: ¿Porqué no hablar del cogobierno universitario?.

Martes 31 de diciembre de 2024

Rosa Devés junto al resto de rectoría presentaron la “original” propuesta que prometía transformar los órganos directivos de cada facultad, ya que de aprobarse la reforma estudiantes y funcionarixs comenzarían a tener voz y voto en los Consejos de Facultad, y se modificarían los porcentajes de representatividad de cada estamento.

Los Consejos de Facultad o de Escuela, son las instituciones que toman decisiones académicas, administrativas y políticas. Hasta el momento, allí solo tienen derecho a voto los académicos, y estudiantes y trabajadores derecho a voz, y la representación que tienen estos allí es mínima. Pero la reforma de rectoría es una farsa que no cambia nada de lo fundamental. Es una reforma que hace como que cambia algo, pero no cambia nada. Y las dirigencias de estudiantes, funcionarias/os y académicas/os hicieron una contrapropuesta, pero muy tímida, tanto que no se diferencia mucho de la rectoría. Ahora explicaremos porqué.

En resumidas cuentas pareciera ser que el estamento de académicos liderados por Rosa Devés no quieren reformar a la Universidad, su propuesta es seguir teniendo el control quedándose con ⅔ de la representación en cada facultad. Los porcentajes que proponen para tener incidencia en los consejos de facultad son tan desiguales que parecen venir de una concepción de democracia censitaria, como buena representación de la “monarquía parlamentaria”, sobre lo que hablaremos más adelante.

Solo para mostrar unos ejemplos tomaré las facultades donde el porcentaje de representación estudiantil y de funcionarias/os es más alto, y en el que la representación de académicas/os es menor con respecto a todas las demás facultades. En las facultades de Gobierno y la de Comunicación e Imágen, lxs estudiantes tendrán un 15,38% y lxs funcionarios 7,69%, y lxs académicos un 76,92%, o sea serán 2 estudiantes, 1 funcionarix y 10 académicos. La mayoría absoluta sigue siendo del estamento más privilegiado de la Casa de Bello.

En 12 facultades serán 2 representantes estudiantiles y 1 de funcionarios, y entre 10 y 13 académicos; en 2 facultades (Derecho e Ingeniería) serán 3 estudiantiles y 2 de funcionarios, y 20 y 23 académicos respectivamente . Y en Medicina serán 4 estudiantes y 3 funcionarixs. Mientras que en esta última la repartición es aberrante, ya que entre 7 representantes de trabajadores y estudiantes tomarán las decisiones con 78 académicos en la mesa(!!).

Esta es una pequeña píldora que intenta calmar las ganas y el derecho de participar en las instancias de toma de decisiones de estudiantes y funcionarios. Rectoría ofrece un paracetamol cuando la realidad exige una operación de la columna vertebral de la Universidad de Chile y de todas las públicas. Es impresentable que el régimen político dentro de instituciones que se hacen llamar democráticas y públicas siga siendo una democracia censitaria, donde una pequeña élite concentra el poder, y llama a consulta al bajo pueblo. La Durante el siglo XIX y gran parte del s. XX Chile tuvo este tipo de régimen político, la élite oligárquica y burguesa del país concentraba todo el poder (todos hombres), y la chusma se fue ganando el derecho a votar y a ser electos con gestas históricas de lucha. La democracia de las universidades públicas sigue estando atrasada con respecto a la democracia del país.

El o la rectora cumple el rol de un monarca, que recibe un sueldo digno de un terrateniente (la familia de Rosa Devés Alessandri ciertamente lo ha sido durante la historia de Chile), elige a su gobierno (la rectoría, cuyo jefe de gabinete es Simón Boric, periodista egresado de la Universidad y hermano de Gabriel Boric), y dirige a la universidad desde el Consejo Universitario, que reúne a los señores feudales, las y los decanos de cada facultad o escuela, a 2 delegados presidenciales, y se invita a las dirigencias de estudiantes (FECH -o CRECE-) [1], trabajadores (FENAFUCH) [2] y académicos sindicalizados (ACAUCH) [3], que no tienen derecho a voto. El 2006 se creó el Senado Universitario como promesa de democratización, pero en realidad fue el desvío de una movilización de larga data por la recuperación de la democracia en la UChile posdictadura. Allí oficia como presidenta la o el rector, hay 22 puestos para el estamento académico, 7 estudiantes y 2 funcionarias/os. Todo lo que se discute allí depende, en última instancia de la voluntad política de la monarca.

La chusma de las universidades no logra todavía arrancarle a su élite el derecho gobernar en conjunto, y el último intento fue hace más de 50 años, cuando comenzó el proceso de movilización por la Reforma Universitaria en 1968, aniquilado por la dictadura. Y hasta ahora se hereda el espíritu de la contrarreforma de la dictadura.

La élite académica se niega a reformar verdaderamente la Universidad, prefieren mantener el control total de la administración porque así siguen siendo los dueños del gran negocio que implica una universidad. Recordemos que los sueldos de Rosa Devés es superior a los 12 millones mensuales, y la mayoría de los decanos ganan sobre 5 millones de pesos al mes. Qué hablar de todos los cargos de confianza de rectoría, de departamentos, etc, que también ganan sueldos millonarios.

Además, acaparando el control ideológico y político con este régimen político, pueden también mantener una posición privilegiada dentro de la política nacional, que no quieren compartir con los estudiantes ni trabajadores que de seguro están mucho más dispuestos a cambiar el rancio status quo que carga a la Casa de Bello. Un ejemplo notable de esto, fue la negativa de la rectora de romper relaciones con las instituciones sionistas [4] (o sea, instituciones que respaldan y justifican la ocupación colonial del Estado de Israel en Palestina y el genocidio en curso). Se negaron desde un comienzo sin incluso querer hacer una consulta o plebiscito para que la comunidad universitaria votara y decidiera democráticamente. Salvo el decano de Filosofía y Humanidades, Raúl Villarroel, todos el resto de autoriades locales respaldaron a Rosa Devés y se negaron a romper los convenios. Hay que decir también, que el convenio que se rompió en Filo y Hdes no se usaba desde 1999, y estaba ad portas de expirar. Lo que no quita la importancia de que igual contravino a la decisión casi unánime de la monarca pro sionista y su séquito.

La contrapropuesta triestamental

El 12 de diciembre la ACAUCH, la FENAFUCH y el CRECE que dirige la Federación de Estudiantes (FECH) presentaron una alternativa triestamental de reforma por la democratización. Los académicos quedarían con un 65%, estudiantes con 18% y funcionarios con un 17% aproximadamente. Una simple constatación matemática nos dice que 18 y 17 sumados, dan un número muy menor que 65. De hecho sería 65 v/s 35. Por ejemplo, si en un hipotético caso hay un Consejo de Facultad con 33 académicos, habrán 9 estudiantes y 9 funcionarios. La mayoría absoluta la sigue teniendo la élite académica.

Sinceramente me pregunto si esta es la mejor propuesta a la que pudieron llegar. Pero es que es bastante… tímida, por decir algo suave. Si es que partimos de la base en que la postura de un académico, un estudiante y un funcionario de la universidad vale lo mismo porque son personas y sujetos políticos que viven día a día, o por lo menos 5 días a la semana, en la universidad, esta propuesta no es democrática. Porque se aceptaría que la opinión de un académico vale 2 veces más que la del estudiante y el funcionario juntos.

¿Qué hará pensar a las y los dirigentes de funcionarios y estudiantes que esto es suficiente? Puede ser la intransigencia de las autoridades, que basta con ver su propia propuesta para saber cuál es la intención de cambiar las cosas que tienen. Además que el historial solo de este año deja muy claro cuanto le importa a rectoría y a los decanos lo que tiene que decir el resto de la comunidad estudiantil.

No rompieron las relaciones con las universidades israelíes, los que sigue haciendo que la U de Chile sea cómplice del genocidio en curso en Palestina, a pesar de la demostración una vez más del apoyo al pueblo palestino, ya que en 2016 y 2018 ya se habían hecho consultas estudiantiles para tener la opinión de si romper o no relaciones con instituciones sionistas (legitimadoras de la colonización y del genocidio). Y ante los paros y tomas de facultades como la de Odontología, las 3 facultades de artes, y todo el campus Juan Gómez Millas, respondieron con migajas y no transaron en los puntos fundamentales. Las facultades de artes siguen en una precarización insoportable y con una deuda a las finanzas centrales de la U de más de 10 mil millones de pesos.

Otra causa que nos puede hacer pensar que esta propuesta triestamental es suficiente es que contamos con pocas fuerzas para proponer que el porcentaje sea, a lo menos, igualitario, o sea, un 33% para cada estamento. Esto sería lo mínimamente democrático para que la gran responsabilidad de dirigir las facultades y la universidad sea compartida por la comunidad en su conjunto. Y es verdad que aún no vemos despertar a la mayoría de funcionarios y estudiantes de la universidad para conquistar sus demandas, como por ejemplo terminar la precaria situación en que nos encontramos hace años. Pero no hay mal que dure mil años, y las movilizaciones que hemos presenciado en los últimos años son sintomáticos de la grave crisis de la Universidad.

Otro aspecto muy importante es que esta propuesta no se discutió en ninguna asamblea estudiantil, solo en el pleno del CRECE, dejando de lado las opiniones de las bases estudiantiles y presentando una propuesta poco representativa y que tiene los problemas que expusimos antes. Así el modelo neoliberal y autoritario que tiene la UChile se fortalece para pasar estas reformas sin oponer verdadera resistencia con las bases de la comunidad universitaria movilizadas.

Desde una izquierda consecuente y comprometida con las demandas de la comunidad universitaria, sobre todo de quienes están peor dentro de la U. como lo somos estudiantes y trabajadores, debemos proponer una reforma estructural, que afecte el mal gobierno que soportamos en nuestras espaldas el peso muerto de la élite académica. Esta propuesta debe nacer de asambleas de carrera, de facultad, biestamentales y triestamentales para desde el comienzo activar a las bases de la comunidad universitaria.

Desde VENCER creemos que tenemos que avanzar en serio en términos de democracia dentro de las Universidades, lo que implica que estudiantes y funcionarios tengan una representación superior a las propuestas antes analizadas, donde nuestros votos tengan peso real y puedan decidir sobre el futuro de nuestras facultades y de las propias universidades. Las autoridades centrales, como las de cada facultad deberían ser electas por voto universal de toda la comunidad universitaria, en base a sus proyectos políticos y académicos para la Universidad.

Nuestro programa históricamente ha sido el cogobierno triestamental de las facultades y de la U, o sea, que se elijan delegadas/os de cada estamento, que respondan ante las asambleas generales de cada sector y que tomen decisiones en un consejo de delegadas/os de la facultad y/o de la U, siempre respetando las decisiones de las asambleas. Y allí debe expresarse sobre todo las necesidades de las y los funcionarios, estudiantes y académicas/os más precarizadas/os, para definir el futuro de nuestras casas de estudio y trabajo.

El cogobierno triestamental que queremos sería un régimen político que se basaría en la discusión de todos los problemas económicos, políticos y académicos de las facultades y de la Universidad por parte de las bases de la comunidad universitaria, con asambleas periódicas. Las autoridades unipersonales deben ser electas universalmente y revocables por las asambleas de cada facultad. Las y los delegados de las facultades también deben ser revocables, para que solo respondan ante las decisiones tomadas en asambleas, y en caso de que no sea así puedan ser cambiadas/os.

¿Pero cogobierno para qué? Creemos que la pelea por la democratización de la universidad tiene que ser orientada por la transformación radical de la educación pública a nivel nacional y de la sociedad en su conjunto. Queremos una universidad diferente, una escuela pública diferente para una sociedad diferente a la capitalista. La lucha por el socialismo requiere que nos organicemos para terminar con el modelo de educación neoliberal y conquistemos una educación pública al servicio de las y los trabajadores. Donde el conocimiento sea de libre acceso y así se posibilite un salto cultural de los sectores explotados y oprimidos. Esto se logrará solo si vencemos la resistencia de los empresarios de la educación o que lucran con ella como los banqueros, sostenedores, especuladores, etc, que se defenderán desde el Estado. Es por esto que el desafío que nos planteamos es unir a la clase trabajadora con estudiantes y las comunidades universitarias para avanzar en ese camino, hacia el socialismo.

¡Abajo la propuesta de rectoría! ¡No nos conformemos con migajas! ¡Avancemos a una reforma universitaria que avance hacia el cambio estructural de nuestra universidad!


[1Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile o Consejo de Representantes de los Centros de Estudiantes

[2Federación Nacional de Funcionarios de la Universidad de Chile

[3Asociación de Académicas y Académicos de la Universidad de Chile

[4Sionismo: La definición de sionismo desde la perspectiva del PTR y La Izquierda Diario se centra en su carácter como movimiento político surgido a finales del siglo XIX, impulsado por el periodista y activista Theodor Herzl. Este movimiento buscaba resolver lo que se denominaba el "problema judío" mediante la creación de un Estado judío, inicialmente en Palestina, como una forma de emancipación nacional. Sin embargo, esta idea fue y sigue siendo objeto de críticas por su carácter colonialista y racista, especialmente en relación con la opresión del pueblo palestino.

El sionismo, no es simplemente un movimiento de liberación nacional, sino que ha estado históricamente vinculado a alianzas con potencias imperialistas y, en algunos casos, con regímenes fascistas, como el de Mussolini. Además, se critica su papel en la colonización de Palestina y la expulsión de sus habitantes originales. Esta visión se contrapone a la de muchos judíos que, a lo largo de la historia, han sido antisionistas, defendiendo un enfoque más internacionalista y de convivencia pacífica.

Yuri Peña

Licenciado en Historia. Estudiante de pedagogía en la U de Chile. Militante de VENCER y del Partido de Trabajadores Revolucionarios