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Red Internacional
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Redes. Decadencia burguesa: Fofo Márquez el influencer del privilegio

Fofo Márquez es un influencer mexicano, hijo de un empresario, que se ha vuelto famoso por presumir su vida de derroche. Expresión de la decadencia de la clase capitalista en un país donde casi la mitad de la población vive en la pobreza.

Jueves 1ro de septiembre de 2022

Burgueses y explotadores que se vuelven famosos y se convierten en “ídolos” para sectores de la sociedad han existido siempre. Para los capitalistas, es fundamental reproducir su ideología (individualista, meritocrática y competitiva), para que la mayoría trabajadora la asuma y reproduzca sin crítica alguna.

En nuestro país, políticos amigos de empresarios y capitalistas de distintos rubros han ocupado recientemente sus redes para promover su estilo de vida y mostrar su “éxito”, dentro de los más simbólicos de estos influencers podríamos mencionar a Carlos Muñoz, Roberto Palazuelos o Ricardo Salinas Pliego.

No obstante, hay uno que vale la pena analizar dado que muestra de forma muy transparente la decadencia de la ideología y la moral burguesa: Fofo Márquez.
El hijo de un empresario petrolero, un parásito
Fofo, junto a otros influencers como “Dominguero”, hacen videos donde muestran sus lujosas vidas, siempre con un lenguaje y una concepción misógina (como buenos burgueses), donde se refieren a las mujeres como “lobukis” y presumen sus “conquistas” en función de poner en juego su dinero.

Además, Fofo ha sido criticado por tener animales exóticos como tigres y mapaches en su casa, mostrando una total insensibilidad con tener encerrados animales salvajes o en peligro de extinción.

En un país donde el 43.9% de la población, 55.7 millones de personas viven en pobreza y en extrema pobreza se encuentra el 8.5%, equivalente a 10.9 millones de personas, lo que este tipo de personajes muestran en sus redes, mostrando la vida de un parásito, del hijo de un burgués que no tiene que trabajar para vivir y tiene “la vida resuelta”.

Fofo es la clara representación de la clase dominante, de quienes viven a costa del trabajo de la mayoría trabajadora, disfrutando y viajando con la plusvalía que le extraen a sus empleados, haciendo negocios corruptos con el Estado, visitando antros caros donde compran champaña y desprecian a los sectores populares.

Escupen para abajo, denigrando al pueblo trabajador. Ante este tipo de personajes lo correcto es sentir y fomentar el odio de clase, un odio que tenga una salida concreta en la expropiación de las empresas y fortunas de esta minoría parasitaria.

Solo la planificación racional de la economía bajo bases socialistas puede presentar una alternativa a la decadencia que vivimos en el capitalismo del siglo XXI, donde mientras unos disfrutan despilfarrando y presumiéndolo en sus redes, en Europa hay una guerra que avanza y cuyas consecuencias las está pagando la clase trabajadora a nivel internacional con la crisis inflacionaria al igual que la crisis climática.