Ante el rechazo, por parte de la Corte Internacional de Justicia de la Haya, de la pretensión boliviana para que Chile negocie de buena fe una salida soberana al pacífico, reproducimos un primer pronunciamiento de la LOR-CI de Bolivia y el PTR de Chile.
Martes 2 de octubre de 2018 00:00
La Corte Internacional de Justicia (CIJ), determinó que las pruebas presentadas por Bolivia no constituyen una obligación jurídica de negociar, por lo que concluyó que no da a entender que sus fallos impidan a las partes establecer mecanismos de diálogo. Sin embargo, por 12 votos contra 3, la corte concluyó que Chile no contrajo ninguna obligación de negociar una salida soberana al Estado Plurinacional de Bolivia. La sentencia fue recibida con frialdad y tristeza en Bolivia y con una intensa campaña reaccionaria y chovinista en Chile. Con independencia de los resultados de la CIJ, quienes ganan con estas disputas son siempre los mismos: un puñado de grupos económicos y capitales trasnacionales directamente interesados en mantener las divisiones nacionales en Sudamérica, para así realizar mejor su saqueo. Como hacen en la ciudad de Antofagasta, boliviana hasta 1875 y hoy chilena, donde grandes grupos locales y extranjeros saquean el cobre a costa de explotación y contaminación.
Evo Morales y la comisión de ex presidentes habían sembrado expectativas en la posibilidad de una resolución favorable, lo que indudablemente tendrá repercusiones en política interna. Evo Morales y el MAS habían apostado a lo largo de estos años, a la carta marítima, para construir una fuerte y duradera hegemonía. Primero lo hizo sobre la base de la política de la "diplomacia de los pueblos" para dar paso posteriormente al viejo modelo de relaciones internacionales de carácter nacionalista y liberal, depositando confianza nada menos que en una de las instituciones desarrolladas por el imperialismo norteamericano luego de la segunda guerra mundial, como es la CIJ. Hoy vemos como la sentencia emitida por la CIJ pone paños fríos a este objetivo político, cuestión que indudablemente tendrá sus repercusiones en las próximas elecciones primarias del próximo mes de enero y las elecciones presidenciales del octubre de 2019. Las especulaciones sobre una rápida recomposición de las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Chile indudablemente serán re-examinadas a la luz de estos “imprevistos” resultados.
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En Bolivia, desde tempranas horas de la mañana, cientos de personas se agrupaban en las capitales de departamento y provincias para recibir y escuchar la lectura de la sentencia de la CIJ de la Haya. Mientras en Chile, el presidente Piñera y el canciller Muñoz recibían la sentencia en el palacio de La Moneda. El martes 2 de octubre en un gesto, fomentando el odio nacional, asistirá por segunda vez en menos de una semana a Antofagasta, invitado por el intendente Marco Antonio Díaz, para celebrar el “triunfo de la diplomacia chilena”. Con el lema “Antofagasta es de todos los chilenos” preparan una celebración que sólo busca ocultar como un puñado de empresarios se enriquece en la zona, saqueando el cobre y condenándonos a padecer cáncer, despidiendo trabajadores. Todo lo anterior lo realiza el empresario Andrónico Luksic que feliz en su Twitter escribía: “¡Un fallo contundente que ratifica que ese territorio y ese mar son y seguirán siendo chilenos! ¡Nada que negociar!”. A empresarios como él, este fallo les es conveniente.
En tanto, Evo morales, junto a diputados, dirigentes sindicales y ex presidentes se apersonaron en Holanda para recibir el resultado de la demanda que estableció Bolivia contra Chile, reclamando que el país trasandino debe negociar de “buena fe” para otorgar una salida soberana al Pacífico para Bolivia.
En Bolivia se impulsó una política de Estado
La demanda marítima para que la CIJ establezca la obligación de Chile para negociar un acceso soberano al océano pacífico fue construida en Bolivia como una política de Estado, es decir, una de las escasas oportunidades en que los desacuerdos políticos internos entre la oposición patronal y el oficialismo fueron dejados de lado para dar lugar a una “política unitaria y centralizada”.
Cabe destacar, que Evo Morales nominó como vocero de la causa marítima ante la Haya nada menos que a Carlos Mesa, ex presidente luego de la caída de Sánchez de Losada el 2003, y actual pre candidato del bloque opositor al MAS. Rodríguez Veltzé, ex miembro del Tribunal Supremo de Justicia, y ex presidente el 2005 luego de la caída de Carlos Mesa, fue quien dirigió la demanda ante la corte. La constitución de un consejo marítimo formado por todos los ex presidentes fue la expresión de esta política de Estado que pudo sostenerse debido a una inmejorable situación económica que se mantiene hasta hoy y que ha permitido una estabilización política de Bolivia luego de los levantamientos insurreccionales del 2000, 2003 y 2005 que dieron lugar a una profunda reforma política constitucional el 2009.
Para Piñera el fallo significa un respaldo en momentos de desgaste
Para el gobierno de Piñera, el presente fallo representa un respaldo en momentos en que el Ejecutivo viene más debilitado y ha disminuido la aprobación del presidente ante la población; en un mes que inicia y que contempla diversas movilizaciones de sectores de trabajadores, como el paro nacional de profesores, la movilización nacional contra las pensiones, impulsada por la Coordinadora No + AFP, anuncio de paro nacional impulsado por la CUT para inicios de noviembre, la crisis medioambiental en Quintero y Puchuncaví; en un clima de “bajas expectativas económicas”- que debía ser “el fuerte” del Gobierno-, aumento del desempleo- en especial en mujeres-, y despidos en ciertos sectores de trabajadores.
Sin duda, el gobierno de Piñera intentará “retomar la agenda” tras el fallo de La Haya, y en miras de poder implementar las “reformas estructurales” que le exige la clase empresarial y su sector político.
Por una Confederación de Repúblicas Obreras del Pacífico
Desde el PTR, en Chile, y la LORCI, en Bolivia, nos parece necesario que los trabajadores y el pueblo de Bolivia tenga acceso al mar, y por esa razón hemos venido insistiendo en que el enclaustramiento boliviano solo podrá resolverse mediante la colaboración solidaria de las y los trabajadores y pueblos de los tres países que han visto a lo largo del siglo y medio desde la Guerra del Pacífico cómo los grandes ganadores y aprovechadores de las riquezas naturales son las respectivas clases dominantes y las potencias imperialistas.
Hoy, la riqueza pesquera en Chile y Perú se encuentra en manos de unos pocos grupos económicos que saquean y explotan no sólo los recursos, sino a los trabajadores. Para Bolivia, la demanda significa sacar las relaciones internacionales del empantanamiento en que se encuentran desde hace un siglo y una eventual ventaja para la burguesía boliviana que podría llevar adelante sus exportaciones sin tener que sujetarse a las reglas y tiempos del Estado chileno.
La resolución de la cuestión marítima será necesariamente el resultado de nuevas relaciones entre los pueblos de los tres países, terminando con el control y los negocios de las clases dominantes locales asociadas a las trasnacionales imperialistas. La lucha por una Confederación de Repúblicas Obreras del Pacífico constituida por Chile, Perú y Bolivia, como parte de la lucha “por la unidad socialista de América Latina”, se plantea como la única posibilidad genuinamente democrática, unitaria y al servicio de las grandes mayorías trabajadoras.