Los maestros en servicio que nos oponemos a la contrarreforma educativa de Peña Nieto, apoyamos a los estudiantes normalistas, urbanos y rurales, que son constantemente reprimidos por defender sus escuelas. Históricamente, las normales han sido uno de los pilares de la educación pública en nuestro país.
Miércoles 28 de octubre de 2015
Guerra al normalismo
La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y el asesinato de otros tres hace poco más de un año, a manos de las fuerzas represivas del Estado, no fue un hecho aislado. En el 2011, ya habían sido asesinados a mansalva los normalistas Alexis Herrera y Gabriel Echeverría por agentes de la policía ministerial de Guerrero, crimen que quedó impune. Poco después, fue tomada a sangre y fuego la Normal Rural “Lázaro Cárdenas del Río” de Tiripetío, Michoacán, por granaderos del estado, resultando decenas de normalistas heridos y detenidos.
Estos hechos son consecuencia de la política oficial para satanizar, criminalizar, reprimir y liquidar al movimiento estudiantil normalista, respaldada por los diferentes niveles de gobierno, las fuerzas armadas, los partidos del régimen, los empresarios y sus medios masivos de comunicación.
El “modelo neoliberal” que se ha venido imponiendo en la educación pública, dictado por organismos imperialistas como la OCDE, busca acabar con el proyecto histórico de las escuelas normales, con su sentido social y su tradición combativa. El Estado pretende “formar” maestros dóciles que acepten e implementen sin chistar el enfoque pro-empresarial que quiere imponer en la educación, para que a su vez “formen” a sus alumnos como mano de obra barata, “competente” y obediente. Ante ello, los aguerridos normalistas que defienden sus escuelas y derechos representan un obstáculo.
A 13 meses de la masacre de Iguala y la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, la represión del Estado contra los estudiantes normalistas sigue siendo brutal. Hace algunas semanas, cuando se manifestaban pacíficamente, fueron atacadas por la policía las normalistas rurales de Panotla, Tlaxcala. Algunos días después corrieron la misma suerte los estudiantes de Tiripetío, mientras continúan el hostigamiento y las agresiones contra los normalistas de Ayotzinapa.
El Distrito Federal no es la excepción. Recientemente fue dado de “baja” de la Escuela Normal Superior de México, como medida de represión política, Aldo Santos, estudiante de la especialidad de Geografía, quien ha sido parte activa del movimiento estudiantil en los últimos años. Con ello, las “autoridades” buscan amedrentar y disciplinar a los estudiantes que se oponen a la contrarreforma educativa, en defensa sus derechos, sus escuelas y la educación pública.
Reforma contra las normales
La SEP acaba de anunciar una reforma a las escuelas normales, como continuidad de la contrarreforma educativa. Esta reforma, que se pretende imponer el próximo año, ha dejado de lado (como siempre) la opinión e intereses de los docentes, estudiantes y trabajadores normalistas.
El proyecto contempla reducir los planes de estudio de las normales a dos licenciaturas (en Educación y Docencia y en Educación Inclusiva), lo que implicará limitar aún más la matrícula de estas escuelas, reducirlas, así como desplazar a cientos de docentes y trabajadores; traslada las especialidades al nivel de maestría, aumentando de hecho los años de estudio requeridos para poder ingresar al servicio; amenaza a los docentes con evaluaciones punitivas similares a las que se aplican en la educación básica; entre otras de sus medidas. Estos planes cuentan con el aval de los charros del SNTE.
Por la unidad del magisterio y los estudiantes normalistas
La contrarreforma educativa introdujo en la Constitución el “concurso de oposición” como requisito para ingresar al servicio docente. Dicho “concurso” (en realidad un examen estandarizado con reactivos de opción múltiple), anula el derecho al trabajo de los egresados normalistas, obligándolos a competir (después de 4 años de formación especializada en docencia), con miles de profesionistas provenientes de otras instituciones por alguna de las escasas plazas que se ofrecen. De todos modos, la SEP y los charros siguen manejando las plazas a su conveniencia. De ahí que normalistas en diferentes estados del país se estén movilizando para reclamar en contra del concurso de oposición y por su derecho a una plaza basificable.
Los maestros tenemos en los estudiantes normalistas un importante aliado para enfrentar la contrarreforma educativa. Finalmente, también serán maestros y heredarán las condiciones laborales que les dejemos. La dirigencia del SNTE no ve por ellos y entrega sus derechos, al igual que los nuestros.
Como parte de la lucha contra la “reforma educativa”, los maestros tenemos que tomar en nuestras manos la defensa de las escuelas normales y de los estudiantes normalistas que son reprimidos. La CNTE tiene que llamar a la unidad a todas las organizaciones del movimiento estudiantil normalista, urbanas y rurales, a nivel nacional, para acordar con ellas un plan y una plataforma de lucha unificados.
Que exija el aumento del presupuesto para la educación pública y las normales, así como la ampliación de su matrícula; que rechace el concurso de oposición y exija plazas para todos los egresados normalistas; que enfrente la reforma a las normales y la reforma educativa. En la perspectiva de impulsar un paro nacional de todo el sector educativo que logre echar abajo estas medidas.
Campaña contra la expulsión de Aldo Santos
Quienes integramos Nuestra Clase, llamamos a solidarizarse activamente con los normalistas que luchan y son reprimidos. Hemos sido parte del movimiento por la presentación con vida de los 43 y por el castigo para los responsables políticos y materiales de su desaparición forzada y de la masacre de Iguala.
También estamos impulsando una campaña contra la arbitraria expulsión del compañero Aldo Santos de la Escuela Normal Superior de México. Invitamos a todos los estudiantes, maestros y trabajadores democráticos, a impulsar también esta campaña en sus escuelas y centros de trabajo, difundiendo la denuncia y expresando el apoyo al compañero, en el entendido de que ¡si tocan a uno, nos tocan a todos!
¡Alto a la represión contra los normalistas que luchan!
¡Abajo la contrarreforma educativa!
¡No a la reforma a las escuelas normales!