Escándalo paralímpico: un atleta que se ganó en las pistas poder competir con la Selección Argentina Paralímpica de Atletismo, es arbitrariamente desafectado. Te contamos quién es José Luis Santero.
Martes 12 de julio de 2016
Luego de obtener en abril de 2015 una Marca A tal como pedía la Asociación Atlética en Rotterdam, Holanda, con un tiempo de 2 horas y 42 minutos (¡lo que lo posicionó como el maratonista paralímpico número 12 del mundo!), José Luis Santero se sentía en Río 2016. Nada parecía impedir ese sueño de ser nuevamente representante argentino en los juegos paralímpicos de este año. Pero para la COPAR (COmité Paralímpico ARgentino), pareciera que los merecimientos que se hacen en las pistas se las pueden obviar en un escritorio: “Jo” no está entre la delegación que irá a los Juegos Paralímpicos Río 2016.
¿Quién es José Luis Santero?
José Luis fue diagnosticado con retinosis pigmentaria a los 28 años, luego de haber padecido miopía y astigmatismo desde chico. A los 31 años, pesando 100 kilos y siendo fumador, empezó a correr, algo que le cambió la vida y los objetivos para siempre. Primero comenzó en carreras de calle, pero sin estar categorizado como Disminuido Visual, ya que la categoría aún no existía en carreras de calle (sólo había de No Videntes), hasta que logró imponerla y hoy es uno de los atletas más destacados cada fin de semana, en cada arco de la ciudad y también del interior del país.
A pesar de que José Luis, atleta lomense, ya fue olímpico en el 2012, cuando además alcanzó un extraordinario 14° puesto en la madre de las competencias olímpicas, los 42 km, su nuevo gran desafío era (es!) llegar a Río 2016 a recorrer otra vez esos kilómetros que lo separan de la cinta de llegada. Y para eso se preparó durante los últimos años. Eso incluyó viajar a prepararse a Cachi, un pueblo salteño a 1.220 metros sobre el nivel del mar, donde en silencio y sin los sponsor de los deportistas profesionales, entrenando de sol a sol, Río 2016 no parecía un imposible. De hecho en las pistas y en las calles Jo demostraba que iría a Río a pelear por un lugar destacado entre los maratonistas.
Escándalo: la COPAR lo deja afuera
Grande fue la sorpresa, no solo de él y todo su equipo, sino también de sus seguidores y hasta de circunstanciales rivales cuando desde el Comité Paralímpico Argentino se dio la nómina de los atletas que irían a Río y no estaba la del mejor fondista argentino del momento, en su categoría. Enseguida los portales del COPAR, se llenaron de preguntas y reclamos por lo que se considera un verdadero robo. Desde el equipo de Jo, que no cuenta con entrenadores de la asociación, sino que son independientes, se pidieron audiencias con las autoridades, las que fueron denegadas. La única respuesta que se dio fue vía redes sociales, y solo decía que “La designación de la Delegación Argentina Río 2016, fue realizada en reunión oficial del Comité de Atletismo Copar, bajo los protocolos vigentes”, dejando en claro que un grupo de tecnócratas se adjudican el derecho de no reconocer lo que José Luis se ganó en las pistas.
Nunca bajó los brazos, no lo va a hacer ahora…
José Luis ya fue representante argentino en Parapanamericanos de Guadalajara en el 2011, logrando un sexto puesto en los 1.500 metros en pista, y la cuarta mejor marca internacional en 42 kilómetros. También obtuvo un bronce en los Parasudamericanos Odesur Santiago 2014 en 5000 metros. Luego de tantos podios y medallas, Santero, que se entrena en el Parque Municipal de Lomas de Zamora y aún busca una marca deportiva que lo auspicie para hacer más sencilla su preparación, tiene nuevamente una pelea desigual, otras más, pero que no lo hace bajar los brazos: poder llegar a Río, y seguir llevando por el mundo su mensaje de vida, que ningún obstáculo lo puede frenar, menos unos tecnócratas de escritorio.
Desde La Izquierda Diario nos sumamos a la campaña por el reconocimiento de lo que José Luis se ganó en las pistas y que el lugar que tiene merecidamente ganado le sea dado y otra vez luzca orgulloso los colores de la Selección Argentina Paralímpica de Atletismo.