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Red Internacional
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Magisterio. Del pueblo y para el pueblo, invitan a Guelaguetza con video en Nochixtlán

Con un emotivo video grabado en las barricadas de Nochixtlán, en Oaxaca, la sección XXII de la CNTE anuncia la celebración de la décimo primer Guelaguetza magisterial y popular.

Nancy Cázares

Nancy Cázares @nancynan.cazares

Jueves 14 de julio de 2016

“Somos los guerreros flechadores del sol, los jamás conquistados, la gente que viene de las nubes. Somos un pueblo con sed de justicia y democracia para nuestra gente”.

Con estas palabras comienza el video difundido por la sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, haciendo un recuento de la mitología de tres de las etnias más importantes que habitan Oaxaca:

Los mixtecos, descendientes de Mixtecatl o Dzahuindanda, el guerrero que ganó para su gente la tierra en donde habitan actualmente, en un duelo ni más ni menos que con el Sol, según cuenta uno de los muchos mitos mixtecas.

Los Ayuuk ja’ay, los jamás conquistados, los orgullosos mixes que, según cuentan los cronistas españoles, resistieron indomables la conquista a pesar de la brutalidad con la que se les intentó evangelizar. Las mujeres mixes y chontales evitaron procrear con el invasor europeo y, hasta la fecha, es una de las zonas en donde habitan indígenas considerados como los de más pura ascendencia.

Los zapotecos, Binni záa, la gente que viene de las nubes. Uno de los pueblos más importantes en la época precolombina que extiende sus raíces en Oaxaca por el istmo de Tehuantepec, la Sierra sur, la costa y por los valles centrales. Sin un mito que explique su origen o migración como pueblo, cuentan sus leyendas que simplemente nacieron de las nubes.

Así, el pueblo oaxaqueño aglutina en su territorio un mosaico rico en diversidad, historia y tradición de lucha. Proveedores de oro para el imperio mexica, los recursos naturales de la zona despertaron desde siempre la avaricia y la rapacidad de quienes con perros y armas pretendieron adueñarse de lo que no les pertenecía.

Del pueblo y para el pueblo

La Guelaguetza, celebración que desde 1932 busca expresar la riqueza natural y cultural de cada una de las siete regiones geográficas de la entidad, con el paso de los años, fue subordinándose más y más a los intereses de los gobernantes. La gran atracción turística que significaba una fiesta por donde desfilaran las más de 16 etnias con sus bailes, indumentaria y productos, acentuó la diferencia entre quienes podían pagar un lugar con asientos y sombra y quienes tenían que conformarse con mirar el espectáculo desde las ramas de los árboles.

Es una celebración para compartir, que tomó su nombre de la palabra Guendaliza’a, que refiere a la cooperación, a la hermandad en una familia y que también da nombre a una de las festividades más importantes del Istmo de Tehuantepec, en donde se conmemora la rebelión indígena del pueblo zapoteca en contra de los españoles en 1660 cuando, hartos del despojo, explotación y humillación, distintas etnias se unieron para derribar las casas de los conquistadores, en busca de independencia. 150 años antes de la conspiración en Querétaro y del Grito de Dolores.

Así, en 2006, en pleno ascenso de la lucha de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), los habitantes de la entidad decidieron retomar la Guelaguetza como un punto de encuentro y unidad de todas las regiones que se enfrentaban a la represión de Ulises Ruiz. Un pueblo que no sólo buscó tomar el poder político en sus manos, sino también recuperar su cultura para ellos. Del pueblo para el pueblo, la Guelaguetza se realizó en espacios públicos, sin costo alguno, ante el intento estatal de cancelar la festividad.

El video difundido por la comisión de prensa de la sección XXII es, en este año, de gran contenido simbólico. Ataviados con trajes de sus regiones, los danzantes aparecen sobre automóviles calcinados, con el imponente paisaje de la mixteca al fondo. Los listones de colores trenzados en el cabello de las mujeres, se agitan junto con los pañuelos en medio de las barricadas de Nochixtlán.

Mientras la música de la banda de viento acompaña la presentación del video, se da un rápido vistazo de los bailes y trajes de cada una de las regiones oaxaqueñas. Escenarios que conocemos por las fotografías y videos de aquél fatídico 19 de junio, en donde la policía federal abrió fuego contra la población, son tomados como fondo para los bailes, recordando que en medio de la vorágine cultural que pueden significar las 15 lenguas indígenas que se hablan en la entidad por más de un millón 203 mil 150 personas, el pueblo oaxaqueño ha demostrado que la unidad es su fortaleza.

La cultura no es una mercancía

Tribuna de denuncia desde su origen en 2006, la Guelaguetza magisterial y popular da la palabra a las demandas más sentidas de cada uno de los pueblos que se presentan a obsequiar sus bailes y productos a quienes asisten a la festividad. Presos, desaparecidos, despojo, militarización, hambre y pobreza son denunciados por los habitantes que de la Sierra Sur a la Sierra Norte acuden con sus propios recursos al llamado de la sección XXII.

Las fechas anunciadas para la celebración de la XI Guelaguetza magisterial y popular son:

Sábado 23 de julio, 15:30. Convite de la Plazuela del Carmen Alto al Zócalo de la Ciudad de Oaxaca.

Domingo 24 de julio, 15:30. Calenda popular magisterial, con el mismo recorrido del día anterior.

Lunes 25 de julio, 9:00. Inicio de la XI Guelaguetza magisterial y popular en el Estadio de futbol del Tecnológico de Oaxaca.

En medio de la brutal embestida del gobierno federal para imponer la reforma educativa y el conjunto de las estructurales, alzamos la voz junto a la de los maestros y decimos: por la sangre de nuestros caídos, ¡ni perdón ni olvido!, ¡libertad a todos los presos políticos! ¡abrogación YA de la reforma educativa!