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Red Internacional
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En el Congreso y las calles. ¿Democracia sindical? Una corriente clasista que destruye los versos de las patronales y sus abogados

Los Sindicatos son de las y los trabajadores. Nueva ofensiva anti obrera en el Congreso Nacional. Del Caño, Vilca y abogados, obreros y obreras clasistas enfrentaron a la derecha y al peronismo.

Viernes 20 de septiembre 10:32

Los sindicatos son la herramienta histórica con la cual la clase obrera enfrentó al capital para obtener mejores condiciones de trabajo y salarios. Forjados en la lucha de clases, están hoy regimentados por leyes que buscan limitar su poder de fuego y dirigidos por la burocracia peronista que los vuelven un arma contra la propia clase que los creó y su necesidad de enfrentar el plan de ajuste de Milei.

A la Ley de Asociaciones Sindicales (23551 de 1988) y la de Convenios Colectivos de Trabajo (14250 de 1953) se le suma la Reforma Laboral contenida en la Ley Bases que prohíbe los bloqueos, permite el despido discriminatorio y promueve el trabajo precario bajo contrato temporario entre otros ataques a derechos conquistados. Y se le suma la votación en Diputados de la Ley que declara a la Educación como un servicio esencial, proyecto que busca limitar el derecho de huelga de la docencia.

No conformes con esto, los radicales, la derecha del Pro y libertaria quieren se transformen en leyes nuevos proyectos (¡son 30!) que directamente intervienen en la vida interna de los sindicatos.

Increíble pero real. A ningún obrero o ninguna obrera se le ocurre meterse en cómo funcionan las cámaras y agrupaciones de las grandes empresas. Si lo quisieran hacer, recibirían una carcajada de las patronales, que defenderían su derecho a organizarse cómo quieran.

Los empresarios y sus organizaciones (UIA, AEA, CAME, Sociedad Rural, Bolsa de Comercio etc.) además de explotar a la clase trabajadora intentan, a través de sus políticos, de su Estado y de sus leyes, regular y disciplinar a sus organizaciones sindicales.

Lejos de conformarse con tenerlos a disposición en sus fábricas, bancos o campos, los capitalistas necesitan limitar al máximo el poder que consiguen las y los trabajadores cuando se organizan para defender sus derechos e intereses. ¿O sea, junto a toda la presión del Estado, las fuerzas represivas, el poder del capital, de sus medios de comunicación, de su manejo absoluto de la producción, circulación y ventas, de su control de la política nacional e internacional, con todo eso, igual tienen que intentar regular a las organizaciones de la clase trabajadora? ¿Y por qué?

Porque la clase trabajadora no es un sector más de la sociedad, con intereses corporativos y aislado del pueblo pobre y las clases medias. No. Es la clase social que, de forma colectiva realiza día a día todas las tareas por las cuales crea y recrea las riquezas del país, hace funcionar los servicios y los transportes, las comunicaciones, la salud, la educación, produce la comida y extrae la riqueza energética del suelo. Los empresarios, sus gobiernos y su Estado tienen que controlar sus organizaciones para sacarles un poco del enorme poder que tienen.

Es lógico que los dueños de todo también se sientan dueños de los trabajadores. Pero no lo son del todo. La esclavitud en su forma directa hace rato que dejó de existir y ahora, desde el marxismo, llamamos a la época actual la de la esclavitud asalariada. Es decir, no hay actualmente, para la inmensa mayoría popular, otra forma de sobrevivir que vender su fuerza de trabajo a algún capitalista a cambio de un salario. Sean en blanco, precarizado, en la informalidad, autónomo o contratista.

En 1878 se funda el primer sindicato y se inicia la primera huelga en la Argentina, la de tipógrafos. Recién 10 años después se crea la Unión Industrial Argentina, la principal cámara empresarial en la actualidad, junto con la Asociación Empresaria Argentina (que dirigen Clarín y Techint, de Paolo Rocca). A la cola del movimiento obrero, señores patrones.

Pero volvamos a la actualidad. En la audiencia en la comisión de trabajo del día 29/8 los diputados Alejandro Vilca y Nicolás del Caño, junto a dirigentes obreros como Raúl Godoy, Stella Cabral, Víctor Ottoboni y los abogados laboralistas del Ceprodh, Agustín Comas y Nicolás Martínez Naya, expusieron con claridad el rechazo a la injerencia del Estado burgués sobre las organizaciones sindicales: son los propios trabajadores y trabajadoras las que tienen que decidir sobre el conjunto de normas, funcionamiento y, sobre todo, métodos de lucha para conseguir sus objetivos. Esto para saldar cuentas con radicales, libertarios y del Pro.

Dicho esto, también hubo debate para el peronismo, dejando en claro que es impulsando la auto organización en asambleas como los clasistas luchamos por recuperar nuestras organizaciones. Hoy están en manos de una burocracia sindical que muy lejos está de garantizar aquella democracia obrera. Es de importancia estratégica recuperar las organizaciones sindicales para una política de clase, es decir con democracia plena y de lucha, hoy contra el plan de guerra de Milei contra el pueblo trabajador.

Raúl Godoy: “el conjunto de proyectos de ley, salvo uno, tienen un claro objetivo que es redoblar el disciplinamiento de las organizaciones sindicales, de las organizaciones obreras justamente para avanzar en un plan económico de saqueo y entrega atado al Fondo Monetario Internacional. Nosotros desde nuestro espacio decimos fuera las manos del Estado y los gobiernos de las organizaciones obreras, lo que tengamos que discutir lo tenemos que discutir entre los trabajadores con nuestro método que es la asamblea. También yo quiero decir que cada vez que las centrales sindicales han convocado al conjunto de los trabajadores y trabajadoras han respondido en forma contundente. Los sindicatos fuertes serán los que tengan democracia, los que incorporen a los desocupados y jubilados, los que tengan representación de las minorías. Yo dejo a disposición el estatuto del Sindicato Ceramista donde nosotros pusimos la rotación de todos los dirigentes, que ningún dirigente cobra más que un laburante en la fábrica, que todos los dirigentes después de un mandato volvemos a laburar, la representación de las minorías. No solo queremos defender y democratizar los sindicatos, sino impulsar todas las formas que se dan los trabajadores, desde abajo, autorganizadas, para pelear por sus reclamos.”

Stella Cabral, obrera de Mondelez: “Vengo de trabajar, hoy me levanté a las 3 de la mañana, la verdad lo primero que me pasó por la cabeza cuando recibí estos proyectos, que de verdad no pude leer en detalle, pero sí entendí, es que se quieren meter en la organización de los trabajadores. Soy de la Agrupación Bordó, opositora a Rodolfo Daer de la Alimentación, y somos trabajadores trabajadoras que todos los días batallamos contra los métodos burocráticos del sindicato. Y nosotros estamos apelando por asambleas democráticas, estamos apelando por elecciones democráticas que no convocan hace 4 meses. Ojalá que nadie se enoje: la organización de los trabajadores es de los trabajadores y trabajadoras, somos quienes tenemos que regular, quienes tenemos que debatir, quienes tenemos que decir cuáles son las diferencias”.

Víctor Ottoboni, activista de FATE y la Lista Granate del Neumático: “Esto de hablar de democratizar los sindicatos es de un cinismo total cuando en la Ley Bases se ha votado entre tantos de los puntos de la reforma laboral, entre ellos uno que era muy interesado para las grandes patronales como era el tema de la reinstalación judicial de los activistas sindicales. Yo no deje de trabajar un dia, siempre al lado de mis compañeros. Hay más de 1000 puestos de trabajo que se han perdido y no he escuchado una sola palabra de estas fuerzas políticas hacer mención de la sangría de despidos. La crisis a la que nos han llevado los distintos gobiernos puede tener otra salida, en defensa de la clase trabajadora, y para eso tenemos que recuperar nuestras organizaciones sindicales como en el neumático y lo tienen que hacer toda la clase obrera para desde abajo construir una verdadera democracia sindical y una verdadera libertad”.

Nicolás Martínez Naya Abogado del CEPRODH: “La mayoría de los proyectos van claramente en contra del convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo de la autonomía sindical y del artículo 14 bis de la Constitución que habla de organización libre y democrática de los sindicatos, agravando la situación actual y que el oficialismo hoy agudiza con un atropello enorme a los derechos laborales y democráticos conquistados con enormes luchas por el pueblo trabajador. Hay de trasfondo un plan de Milei para estas “reformas”anti obreras. Pero con los métodos de lucha de las y los trabajadores y junto a la defensa legal que hicimos del CeProDH hemos conquistado más derechos sindicales, con la figura de delegado de hecho con la jurisprudencia del fallo Balaguer contra PepsiCo que hoy da más protección y por ende democratiza más los espacios sindicales. O también como el reciente fallo que conquistamos de Rosa Oviedo de GPS tercerizada de Aerolíneas Argentinas, despedida por discriminación sindical política y de género por ser fundadora justamente la comisión de mujeres justamente”.

Agustín Comas, abogado del CEPRODH: “Venimos a denunciar los puntos de la Ley Bases que habilitan los despidos discriminatorios: están legalizando la discriminación sindical, quienes presentan estos proyectos y hablan de la democracia sindical son los mismos que están a favor de la discriminación sindical, que las empresas puedan discriminar a un trabajador que no tiene fueros gremiales que lo despiden por su opinión sindical y no le dan el derecho a pedir la reinstalación, solo le pagan una multa”.

Las intervenciones fueron demoledoras para el bloque empresario, para los liberales y peronistas que hoy se unen para, de distintas formas, garantizarle a Milei la paz social que necesita para aplicar el ajuste del FMI. Si las organizaciones sindicales estuvieran dirigidas, desde abajo y con democracia y con independencia de las conducciones políticas patronales, hoy sobre todo peronistas, la lucha contra el ajuste tendría ahora mismo la continuidad que se necesita. Esa pelea es por los jubilados/as, por las universidades, contra las represiones, en solidaridad con las luchas docentes, estatales, del neumático y, ahora, la difícil lucha de las y los trabajadores de Aerolíneas Argentinas.

Este ultima es un caso de testigo: declaran "servicio esencial" el transporte aéreo no para aumentar al triple los salarios y mejorar diez veces más las condiciones de trabajo. Ahora amenazan con la privatización. Quieren derrotar a los trabajadores/as que están luchando por su salario. El gobierno los quiere derrotar, por eso tienen que triunfar y para eso tiene haber un paro nacional por su lucha y todas las luchas en curso.

Desde el parlamento y desde las calles, y en cada lugar de trabajo vamos a seguir este debate se nos impone, porque es el destino de nuestras organizaciones centenarias las que están en juego.


Camilo Mones

Trabajador de la alimentación, despedido de Kraft y PepsiCo. Referente de la lista Bordó, oposición en el gremio de la alimentación. Dirigente del Movimiento de Agrupaciones Clasistas (MAC | PTS + independientes)