A propósito de las próximas elecciones del Senado Universitario en la Universidad de Chile, la dirigenta de Pan y Rosas Joseffe Cáceres, trabajadora del Peda, en conjunto con el estudiante de la U de Chile Vicente Clavero, militante de Vencer, escriben a dos manos sobre la democracia universitaria, y cómo ponerla al servicio del pueblo trabajador, con autoorganización y por la unidad entre trabajadores, estudiantes y académicos
Miércoles 21 de agosto de 2024
Desde la Agrupación Anticapitalista Vencer y nuestra organización hermana Pan y Rosas Teresa Flores de la cual somos parte, desde siempre hemos impulsado la idea que otra universidad y educación es posible.
Hoy de cara al proceso eleccionario que estamos haciendo con nuestra compañera estudiante de literatura Amanda Baeza a las elecciones antidemocráticas de los representantes estudiantiles al Senado Universitario de la U. de Chile, reafirmamos esta pelea. No queremos naturalizar una educación elitista, antidemocrática, autoritaria, y patriarcal al servicio del mercado educacional, donde el desarrollo del conocimiento queda recluido para un puñado de “expertos” y no al servicio de una forma comunitaria del saber.
El proceso eleccionario del Senado Universitario, nos empuja a reafirmar y poner en el centro la necesidad de democratizar la universidad y pelear por una universidad al servicio del pueblo trabajador; por la autoorganización y por la unión entre trabajadores, estudiantes y académicos.
El Senado Universitario y la fake news sobre la “democracia” por parte de las autoridades de la universidad
Aunque las autoridades y partidos de gobierno como el PC, el PS y el FA, busquen pregonar que el Senado Universitario es el espacio más democrático de la comunidad universitaria, que este integra a todos los sectores de la casa de estudios, la realidad es muy diferente y habla por sí sola.
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“Esta institución nació el 2006 luego de una modificación en los estatutos impuestos por la dictadura el año 81, fue fruto de un desvío a las movilizaciones estudiantiles de 1997 contra las reformas educativas implementadas por la Concertación. Desde ese entonces, tardaron nueve años en reformar los organismos de la universidad, proceso en el que nació el Senado Universitario y que no significó un avance en la democratización, pues lo que sigue primando es el autoritarismo y la concentración de las decisiones en pocas manos.
La estructura autoritaria y antidemocrática de la Universidad de Chile se mantiene hasta la actualidad, ya que las autoridades las eligen solamente un grupo de académicos a planta, quiénes tienen el privilegio de votar. Sin embargo -aunque muchos no quieran creer- existe voto censitario para académicos: dependiendo éste de las horas de trabajo y antigüedad, algunos tienen ⅛ de voto, ½ y 1 voto completo”.
Universidades como espacios de perpetuación de la desigualdad, ajenas a las grandes problemáticas sociales y llenas de precariedad
El sistema educativo de Chile, donde estudiamos y trabajamos, carece profundamente de una democracia y participación efectiva de quienes conformamos las comunidades educacionales, las cuales cada día más se encuentran alejadas de las necesidades y los problemas sociales que aquejan a la mayoría. Y es que la lógica mercantil y neoliberal de la educación se ha convertido en una lógica transversal, como herencia de la dictadura en Chile.
El reflejo de aquello podemos verlo en diferentes dimensiones. Una de ellas es el sesgo de clase, que perpetúa las desigualdades sociales. Mientras miles de estudiantes nos vemos empujados a estar endeudados, con ello nuestras familias también lo hacen. Ejemplo de esto es el CAE, política pública que solo ha fortalecido a la banca privada, entregando el Estado, montos millonarios a estos, hoy avalado por el propio gobierno de Boric, quien abiertamente a pesar de sus promesas de acabar con el CAE, perpetuo este endeudamiento. Cientos de miles de estudiantes hemos quedado endeudados de por vida, empujandonos a que más del 70% de los deudores del CAE, ganaremos al salir de la universidad no más de 750 mil pesos(si es que encontramos empleos) y nos convirtamos en trabajadores precarios de este sistema capitalista que nos explota.
Podemos ver al mismo tiempo, que no solo como estudiantes vivimos el padecimiento de la crisis de la educación pública sobre nuestros hombros, también lo viven los y las trabajadoras de nuestra universidad, quienes trabajan en el servicio de aseo, de las cafeterías, de mantenimiento, administrativos, de décadas incluso trabajando en la universidad y sin contar aún con un contrato a Planta como trabajadores, lo que significa año a año, depender de la renovación de sus contratas, esta realidad es aun peor para quienes mantienen contratos a honorarios.
Muy por el contrario, encontramos inestabilidad laboral, con mecanismos contractuales que empujan a la inseguridad permanente de quienes trabajamos en las instituciones educacionales, con sueldos miserables, mientras rectores y autoridades, superan los más de 6 millones de pesos.
La sobreexplotación de funcionarios es pan de cada día y la naturalización de esta mayor. Es cosa de recordar el asesinato y la responsabilidad administrativa en esta de las autoridades de la Universidad de Chile, tras lo sucedido con Margarita Ancacoy, auxiliar de aseo de Bouchef, que hace más de 6 años perdió su vida de camino al trabajo, pasada las 5 de la mañana, está habiendo pedido cambio de horario por el riesgo, quien no fue escuchada, por las autoridades, quien una de ellas hoy es la Vicerrectora de la Casa de Estudios, Alejandra Mizala y sin ir más lejos, un caso vigente actual, de la trabajadora de Facultad Artes Centro a quien amputaron su dedo, tras un accidente laboral.
Y así podemos sumar y seguir.
Ante tanta precariedad ¿Otra universidad es posible ?
Como estudiantes y trabajadores que nos organizamos en Pan y Rosas y Vencer, creemos que para que las condiciones en las que vivimos en nuestra universidad puedan transformarse, necesariamente necesitamos defender la educación pública, al servicio de la clase trabajadora, nuestras familias y los sectores populares. No sólo queremos que las y los trabajadores se puedan recibir, estudiando en ellas, si es que garantizamos la inserción en esta, sino que queremos que todo el conocimiento, todo el potencial humano, sea aprovechado conjuntamente por la sociedad. Que toda la riqueza que producimos, pueda ser socializada colectiva y democráticamente, y junto al conocimiento y que este pueda estar en función de los intereses de las grandes mayorías y las prioridades de quienes somos parte de estos sectores.
Desde ahí es que planteamos conquistar la educación gratuita, de calidad, democrática y no sexista. Que ésta sea financiada 100% por el Estado por medio de aportes basales directos, que provengan de la nacionalización de los recursos naturales (como el cobre y el litio) e impuestos a las grandes fortunas. También la importancia de la condonación del CAE, la que creemos debería ser sin indemnizar a los bancos usureros que se han llenado los bolsillos con el dinero de las familias trabajadoras.
Respecto al problema del autoritarismo universitario, creemos que la lucha debe ser por un co-gobierno triestamental, es decir, donde sean académicos/as, estudiantes y funcionarios/as quienes tomen todas las decisiones económicas y políticas de la universidad, partiendo por ejemplo con acabar con la precariedad laboral, el subcontrato y los contratos precarios.
Creemos que construir una perspectiva de que las universidades deben ser administradas por las comunidades universitarias, es decir, estudiantes y trabajadores, tanto académicos como administrativos, mediante un gobierno tripartito para que sea la comunidad universitaria quien decida de manera democrática cómo utilizar los recursos de la universidad para garantizar salarios y condiciones laborales dignas, espacios de salud mental para funcionarios y estudiantes, es decir, pelear por instaurar una universidad al servicio del pueblo trabajador.
Para estos desafíos no solo necesitamos organizarnos quienes conformamos las comunidades universitarias. Es fundamental la conquista de estos desafíos en unidad con otros sectores. Al mismo tiempo que los organismos las Asociaciones de funcionarios de nuestras casas de estudios y la FECH y el Confech, se pongan a disposición de esta pelea. Es más no solo son estos organismos lo que pueden contribuir a este desafío, organismos como la CUT y el Colegio de profesores que tienen afiliados a miles de trabajadores, familias de los miles de estudiantes de universidad, tienen mucho que aportar, cuando la educación y la formación de miles de profesionales y el funcionamiento de estas casas de estudios, es un aporte para el conjunto de la sociedad y la educación es una cuestión clave. Se trata de echar abajo cualquier idea segmentada de entender la educación.
Para esto, al mismo tiempo se hace fundamental hoy, en primer lugar, que estos organismos sindicales que han mantenido una pasividad enorme puedan romper esta, y junto a nosotros y nosotras busquen defender la educación pública, aquella que desde los sectores empresariales y de la derecha buscan desmantelar.
Más allá de las 4 paredes de la universidad, la universidad al servicio del pueblo trabajador
Una universidad al servicio de los intereses de los trabajadores y el pueblo sería una donde todos los recursos y conocimientos se dirigen, por ejemplo, hacia resolver la crisis climática, problemas de salud mental, o el desempleo masivo, grandes crisis sociales urgentes que genera el capitalismo. Que desarrolle en unidad con pobladores sin un techo asegurado un plan nacional de vivienda, el cual se haga cargo de la precariedad de la misma como en el Campamento Dignidad, o la Toma 17 de Mayo .
Una universidad que pueda ser un espacio para organizarnos para enfrentar las alzas de la luz, que afectan a nuestras familias y el bolsillo de miles.
Actualmente, enfrentamos una ofensiva de la extrema derecha con discursos trans-odiantes y una creciente indignación popular en torno al caso Macaya, que expone la justicia de clase y patriarcal. Además, somos miles, que creemos en la necesidad de una Educación Sexual Integral, especialmente ante el abandono del gobierno en la demanda por el aborto legal. Desde nuestra universidad podemos marcar una diferencia aliándose con el movimiento de mujeres y disidencias sexogenericas. Para conquistar estás demandas y hacer un espacio de la universidad, un espacio que debatan y se organice en torno a estas cuestiones fundamentales.
Una universidad libre de Apartheid, en solidaridad con el pueblo palestino, quien hoy vive más de 7 meses de un genocidio en curso, con más de 40 mil muertos. A manos del Estado ilegítimo y asesino de Israel, cuyo negocio financia el imperialismo. Y es que la experiencia vivida en el Acampe por Palestina en nuestra universidad, el desarrollo de los comités por Palestina en diferentes universidades en Chile y el importante movimiento internacional de la juventud, nos demuestran que no se sostiene una universidad que mantenga convenios con instituciones que avalan el genocidio, como aún deciden hacerlo las autoridades a la cabeza de la rectora Rosa Devés.
Buscamos una universidad pública, totalmente gratuita y abierta a los hijos de la clase trabajadora. Sin pruebas de selección. Por la devolución íntegra de las matrículas, la disposición de recursos on-line para todos, la existencia de becas-salario para estudiantes que lo necesiten y adaptación de horarios para hacer compatible la universidad con el trabajo.
Nuestros conocimientos al servicio del pueblo trabajador, de los intereses de las grandes mayorías
Quienes somos estudiantes de la universidad, cuando seamos profesionales, queremos poner nuestros conocimientos a disposición de las grandes mayorías y las prioridades de los y las oprimidas. Si nos convertimos en abogados, no queremos ser abogados para defender a las empresas o la corrupción inherente al Estado capitalista, que hoy nos muestra que personajes como Hermosilla se encuentran en plena impunidad. No queremos naturalizar una justicia patriarcal y con sesgo de clase como lo hemos visto en el caso Macaya.
Si nos convertimos en sociólogos no queremos ser quienes desarrollemos las estadísticas sobre cómo mejor podemos ser explotados y nuestras familias. Si nos convertimos en psicólogos, no queremos fortalecer la idea de que la única salida para poder vivir mejor, es mejorando nuestras prácticas individuales de salud mental, pues sabemos que estás cosas son fundamentales, pero somos conscientes que vivimos en una sociedad capitalista estructural de opresión y explotación, lo que sin duda nos invita a pensar el origen de los padecimientos de salud mental, también asociados a enfrentar a los grandes poderes, para transformar nuestra vida, colectivamente.
Buscamos ser historiadores que recuperen la historia de las y los oprimidos, abogados al servicio de las luchas de la clase obrera, economistas que cuestionan la explotación y precariedad y plantean planes para reducir la jornada laboral o terminar con el desempleo, arquitectos que pongan sus conocimientos al servicio de planes de vivienda pública, y no de las grandes constructoras, ingenieros que piensen la tecnología y las ciencias al servicio de los intereses de todos y todas, con respeto por el medio ambiente y optimizando los procesos productivos en función de las verdaderas necesidades de la población y no de la producción capitalista.
Estamos en contra de cualquier visión que piense que el movimiento estudiantil puede desarrollarse con independencia de la fuerza, la opinión y los intereses de nuestros docentes y los trabajadores de la universidad. Por eso, luchemos por la autoorganización, independiente de las autoridades, por la unidad obrero-estudiantil.
Queremos abrir nuestra imaginación, más allá de lo establecido. El Estado es responsable del desfinanciamiento de la educación pública, por esto proponemos:
Que los planes de estudio, los Presupuestos, los convenios y las becas se decidan en órganos de decisión democráticos con participación de las comunidades. Por una universidad gobernada en todos sus niveles de forma democrática por trabajadores, estudiantes y docentes. Que todos los representantes sean elegidos por elección directa, donde cada voto de cada estudiante, profesor o trabajadora de la limpieza tenga el mismo valor (terminar con el sistema de voto censitario). ¡Una persona, un voto!
La situación actual económica amerita que exista un aumento salarial de los docentes con bajos salarios por encima de la inflación. Por el fin de la subcontratación, paso a planta de todos los trabajadores de la universidad.
Entrar a la universidad no puede ser un privilegio, es importante poner fin a exámenes excluyentes, estandarizados y estresantes, y demás procedimientos de evaluación, que nada tienen que ver con una mejor experiencia pedagógica. Por el establecimiento de métodos de aprendizaje, evaluación y fechas de entrega decididos de forma democrática y adaptada a los objetivos establecidos en las aulas, no a los criterios de productividad capitalista.
Fuera empresas y policía que sirve a sus intereses de la universidad. Por el fin de la represión al movimiento estudiantil. ¡Por el derecho de los estudiantes a organizar actividades de debate, formación y diversión en los espacios de la universidad que es de todos ¡Necesitamos se terminen los convenios con universidades que legitiman el genocidio en Palestina!
Somos conscientes que para estos objetivos, no solo tenemos que cuestionar esta universidad de clase, al servicio de las empresas, sino también pasar al cuestionamiento de la sociedad en la que hoy vivimos que es el capitalismo.
Por eso, nuestra lucha es también por transformarlo todo, por poner todos los recursos de la ciencia y la técnica en manos de las mayorías sociales, y no como ahora en manos de un puñado de capitalistas.
Joseffe Cáceres
Trabajadora UMCE y vocera de Pan y Rosas Chile