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Red Internacional
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Mendoza. Denuncian un derrame en un pozo de fracking en Malargüe

El sábado 23 de junio ocurrió un derrame en el yacimiento el mollar de Malargüe, cercano a Puesto Rojas donde se está realizando fracking desde el año pasado

Martes 2 de julio de 2019 00:00

Si bien hubo varias versiones de los hechos y poca información oficial, según el ingeniero Jorge Fernández, del departamento de Irrigación, se pudo constatar que “hubo una pinchadura de una conducción de agua de producción que es enviada a un pozo de inyección”. El ingeniero menciona que no se puede aseverar si la contaminación de crudo es mucha o no y que este derrame se produjo próximo al arroyo El Manzano, que es uno de los afluentes del arroyo El Álamo, que llega hasta el rio Malargüe, y que tuvo “cierta afectación”, al menos de gravedad media.

Fernández explicó que “cuando se extrae el petróleo, viene con cierta cantidad de agua, entonces a través de un proceso se separa esa agua, que es un resto que queda, se vuelve a inyectar al estrato del cual ha sido extraído, a través de unos pozos inyectores, ese agua llega a esos pozos a través de unas conducciones y en una de esas hubo una pinchadura y produjo un derrame estimado en aproximadamente 4 mil litros”.

A pesar de las diferentes versiones sobre la magnitud de este incidente, el volumen del líquido derramado y la afectación o no en ríos importantes de la zona, lo que más alarma es la ligereza con la que estos hechos fueron comunicados: “Como en toda industria, estos incidentes ocurren, los materiales que utilizan, sufren un lógico desgaste que hace que por la corrosión de los mismos, se den este tipo de hechos; en toda la provincia se repiten con frecuencia estos incidentes, que deben ser debidamente informados por la empresa que los ocasiona”, comentó Fernandez a una radio local.

A los pocos días del derrame ocasionado en el sur de la provincia, las Asambleas por el Agua Pura de Mendoza insistieron nuevamente para que se trate el “Proyecto de Ley Antifracking” en la Cámara de Diputados de la provincia. Se hizo a través de un petitorio de sesión especial, firmado por tan solo seis diputados, la cantidad mínima requerida para hacer un pedido de este tipo. Entre los firmantes se encuentran las diputadas Macarena Escudero y Maile Rodríguez Abalo del FIT. también hubo dos firmas por el Partido Intransigente y tan solo tres DE LOS 11 diputados del Bloque PJ.

El hecho de que el presidente de la cámara haya rechazado el petitorio, ignorando completamente el reclamo de un pueblo que acompaño este proyecto de ley con más de 42 mil firmas recolectadas en toda la provincia, no es sorpresivo teniendo en cuenta los intereses del oficialismo, tanto del gobierno de Cornejo como a nivel nacional, de seguir explotando Vaca Muerta con una idea de progreso y crecimiento económico, donde las únicas que crecen son las ganancias de los empresarios, sin importar la vida de las comunidades.

Carolina Alvarez, estudiante secundaria referente de jóvenes por el clima en el Sur de la provincia manifestó al respecto: “a pesar de la lucha histórica por la defensa del agua que caracterizó a Mendoza, con la conquista de la ley 7722 en el 2007, el avance del fracking continua con el voraz derroche de los recursos hídricos ya que se requieren millones de litros de agua que no se recuperan. Al gobierno no le importa la crisis hídrica que nos afecta desde el 2009, no les importan los pequeños agricultores que ya no cuentan con agua para el riego de su producción, menos les importa la juventud que deberá afrontar las consecuencias más duras de la crisis climática y ecológica en un futuro critico no muy lejano“.

Una vez más se demuestra la irracionalidad del capitalismo frente a las cuestiones socioambientales, sostenida por los intereses económicos de quienes nos gobiernan y que les permiten el paso libre de regulaciones a las grandes multinacionales, mayormente provenientes de países imperialistas que impulsan actividades altamente contaminantes en países como el nuestro para beneficiarse de los salarios bajos y la flexibilizacion laboral, además de que en gran parte de aquellos países la actividad del fracking está prohibida por las consecuencias que trae al medioambiente.

Durante el gobierno de cristina Kirchner, el fracking fue visto, desde 2012, como la clave para el “autoabastecimiento energético”. Hoy, Mauricio Macri busca desarrollar estos sectores estratégicos, quitando los subsidios a las empresas y dejando impagables tarifazos para las mayoría de las familias trabajadoras. El país produce petróleo pero sus habitantes pagan la nafta a precio dólar.

Ante la amenaza del cambio climático, el capitalismo plasma una agenda “verde” para disminuir los niveles de contaminación que son preocupantes para la sustentabilidad de la vida en el planeta. Lo hace responsabilizando a las pequeñas acciones individuales de frenar la devastación ambiental, cuando en realidad esto no significaría más que pequeños parches en el problema. Cualquier medida o acción realmente efectiva no vendrá por parte de la minoría que se beneficia con la explotación de la naturaleza. Más allá de la ideología “verde”, el capitalismo no puede dar una respuesta seria al problema ambiental ya que la necesidad de sostener un crecimiento permanente de la producción, acumulando masas crecientes de ganancias, va en contra de cualquier esquema de producción sustentable.

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La sequia en Mendoza, las inundaciones en el norte, el derretimiento de los glaciales y todos los desastres ambientales alrededor del mundo que produce la explotación desenfrenada de la naturaleza, cuestan la vida de millones cada año y son verdaderos crímenes sociales; actualmente están siendo denunciados, principalmente por masas de jóvenes que ven amenazado su futuro. Una de las referentes de este movimiento emergente es Greta Thumberg la joven sueca que expresó duramente en la última cumbre climática: “Nuestra civilización está siendo sacrificada para que un pequeño número de personas tengan la oportunidad de seguir haciendo enormes cantidades de dinero. Nuestra biósfera está siendo sacrificada para que gente rica en países como el mío pueda vivir con lujo. Es el sufrimiento de muchos el que paga los lujos de pocos […] Necesitamos mantener los combustibles fósiles en el suelo y debemos centrarnos en la equidad. Y si las soluciones dentro del sistema son tan imposibles de encontrar, tal vez deberíamos cambiar el sistema en sí mismo”.

En este contexto, donde el 10% más rico de la población mundial es responsable de casi el 50% de emisiones de carbono, la movilización masiva de la juventud abre la posibilidad de debatir sobre una estrategia revolucionaria para terminar con la causa del cambio climático y la devastación ambiental: el sistema capitalista.

Frente a esto, el Frente de Izquierda Unidad plantea además de poner fin a la megaminería, a los transgénicos y al fracking, la necesidad de reorganizar radicalmente el sector energético, expropiando a las grandes corporaciones para poner las empresas bajo la gestión democrática de las y los trabajadores, bajo supervisión de comités de técnicos y consumidores. De este modo, la matriz energética podría avanzar hacia una reestructuración completa que permita una rápida transición hacia el uso exclusivo de fuentes de energía renovables y esté orientado a satisfacer las necesidades de la población y no las ganancias de los capitalistas. Este sería el primer paso hacia la nacionalización del conjunto de los sectores económicos estratégicos, con el objetivo de establecer un plan general verdaderamente sustentable.

Este programa, junto a otras medidas de imperiosa necesidad, son obviamente imposibles de alcanzar en los marcos del capitalismo. Para llevarlo a cabo hace falta una estrategia revolucionaria que enfrente decididamente a los responsables del desastre. La juventud que hoy sale a las calles en todo el mundo para luchar por la “justicia climática” tiene el desafío de avanzar en la radicalización de su programa para plantear la única perspectiva realista para dar vuelta la historia y poner la economía en manos de la única clase que por su situación objetiva y sus intereses materiales tiene interés en evitar la catástrofe: la clase trabajadora.