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Red Internacional
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Derrota del gobierno. El efecto de pactar un proceso antidemocrático con la derecha. Hay que enfrentar este fraude que sigue su curso con Republicanos con poder de veto

Una elección que sorprendió a varios con el triunfo de la extrema derecha, la derrota del gobierno, el debacle de la ex Concertación y una enorme votación del nulo que llegó a más de dos millones de votos que muestran un amplio descontento con un proceso antidemocrático y antipopular, ajeno a los intereses de la clase trabajadora y el pueblo.

Lunes 8 de mayo de 2023

Triunfo del pinochetista Partido Republicano

Los claros triunfadores de esta jornada fueron la extrema derecha de José Antonio Kast, quienes lograron un 35% de la votación general y 22 de 51 escaños del Consejo Constitucional (43%). Por su parte la derecha de Chile Vamos, que alcanzó un 21% de la votación, ingresó a 11 consejeros (22%).

Si bien la derecha tradicional mantuvo una votación amplia, la derrota política ante la irrupción de Republicanos es evidente, marcando una mayor crisis de sus partidos históricos y planteando una posible redefinición del tablero político en la oposición derechista.

De todas formas, la votación del Partido Republicano no se explica por un trasvasije de votos de Chile Vamos hacia la colectividad de Kast, que si bien es posible que haya habido ese fenómeno, su amplísima votación tiene que ver también con un voto castigo al gobierno, un voto de malestar general con la situación política, social y económica y una evidente ampliación hacia la base del electorado del Partido de la Gente que se encuentra en una clara crisis luego del resultado de este domingo.

Gabriel Boric asumió el triunfo de la extrema derecha y buscó diálogos con este sector en su discurso público donde se ubicó rastreramente ante Republicanos invitándolos a “no cometer nuestros errores” (en sus palabras, refiriéndose al proceso constitucional pasado) y tendiendo una línea de puente y conversación con esa derecha pinochetista y reaccionaria.

Con estos resultados, los republicanos tienen poder de veto al interior del Consejo Constitucional, ya que tienen 22 consejeros (43%). Más de los 21 necesarios para vetar cualquier artículo o discusión al interior de la misma (2/5, es decir, 40%). A su vez, ambas listas de la derecha juntas, tienen 33 escaños (65%) , más de los 31 (3/5 equivalente al 60%) que requieren para aprobar cada artículo que quieran en el Consejo, y tienen la mitad de los escaños en dos de los tres órganos que redactarán la Nueva Constitución. La Lista D (Apruebo Dignidad más el PS) obtuvo un 28,4% de la votación, ingresando 17 consejeros (33%) al nuevo órgano constitucional, 6 de los cuales son miembros del Partido Socialista. El sector oficialista más el escaño índigena suman el 35% de la instancia, sin lograr poder de veto. Los herederos de Pinochet serán la clave de la redacción de esta nueva Constitución.

Estos resultados reafirman que no podemos esperar nada de este proceso constitucional. La nueva Constitución que salga de aquí sólo será una consagración del régimen actual, con un sistema político aún más restrictivo para las masas trabajadoras y populares y más ajeno a sus demandas y necesidades.

El triunfo de la extrema derecha es resultado de un proceso constitucional fraudulento y antidemocrático que fue pensado no sólo para beneficiar a los sectores de los partidos tradicionales y en particular a la derecha, sino que especialmente para proteger los pilares del Chile neoliberal.

Habrá que ver la dinámica que tomarán las negociaciones al interior del Consejo, pero ya Chile Vamos, en boca del diputado UDI Juan Antonio Coloma anunció que la “responsabilidad es de ellos y que ejercerán el liderazgo al interior del Consejo”, y que se sentarán con el Partido Republicando para negociar una nueva Constitución.

Por parte del oficialismo, en boca de sus principales dirigentes, partiendo por el propio Gabriel Boric, incluyendo a presidentes de los partidos de Apruebo Dignidad, del PS y otros, han salido con una línea de diálogo con la derecha y la extrema derecha para acordar una “buena nueva Constitución”.

A sacar conclusiones: si le cedes todo a la derecha, sólo se fortalece la derecha

Diversos son los análisis que se pueden realizar respecto al resultado electoral, pero hay que preguntarse por qué la derecha, y particularmente la extrema derecha pinochetista, se fortalece de manera permanente en el marco de un gobierno de Gabriel Boric, teniendo éxitos importantes incluso en regiones que eran consideradas bastiones electorales del oficialismo como Valparaíso, donde ganaron primera mayoría, y la Región Metropolitana donde superaron el millón de votos.

Estos resultados expresan claramente el clima social reaccionario que se ha instalado y que tuvo como uno de sus puntos álgidos la aprobación de leyes criminalización como la Ley Naín Retamal, es un resultado electoral como efecto lógico de la derechización del último tiempo que ha sido respaldado por las dos coaliciones de gobierno que han ido cediendo a las presiones de la derecha.

Esta situación es claramente una crónica de una muerte anunciada. El gobierno de Boric ha cumplido un papel totalmente desmoralizador, cediendo a toda y cada una de las presiones de la derecha en el Parlamento, limitando sus propias reformas y entregando concesiones que incluso la misma derecha y el gran empresariado celebraron como la flexibilidad laboral en las 40 horas, e impulsando medidas represivas y autoritarias como la militarización de la Frontera Norte, del territorio mapuche, permitiendo el paso de leyes criminales como la ley de gatillo fácil. Esto, mientras las condiciones de la crisis económica internacional, con desempleo, descenso de los salarios e inflación sigue golpeando duramente a las familias trabajadoras.

No sólo contentos con eso, impulsaron y fueron quienes fraguaron este proceso constitucional totalmente controlado por los partidos tradicionales, con una serie de cerrojos que benefician particularmente a la derecha. El resultado electoral tiene mucho que ver precisamente con eso.

Lo cierto es que desde que llegaron al gobierno, y particularmente luego del triunfo del rechazo en el plebiscito de salida del 4 de septiembre, Apruebo Dignidad ha ido renunciando a parte de su propio programa político, dialogando y negociando con la derecha, y reforzando aquellos aspectos más conservadores que este contenía, buscando tener iniciativa en el programa autoritario y represivo de la derecha. El Partido Comunista y el Frente Amplio han ido cediendo al clima político y social que la derecha esta ha ido instalando en el país aprovechando la crisis humanitaria de la migración en el norte del país, el descontento de la población por la degradación de las condiciones de vida y trabajo y el aumento de la inseguridad, ante las cuales la única alternativa que presentan todos los partidos del régimen como salida a la situación, es una que solo puede agravarla: el ajuste económico a los bolsillos del pueblo para “estabilizar la economía”, el reforzamiento de las medidas de represión, y de las criminales fuerzas del orden.

Debacle de la vieja Concertación y aplastante derrota del Partido de la Gente

Otro de los grandes derrotados de la jornada fueron los partidos de la ex Concertación (menos el PS), agrupados en la Lista Todo por Chile (PPD, DC, PRSD), que no llegaron a superar el 9% de la votación y el Partido de la Gente que superó por poco el 5%. Ningunas de las dos listas lograron consejeros constitucionales.

Esta debacle de los clásicos partidos neoliberales de la Concertación es reflejo también de la crisis y el cuestionamiento a ese Chile de los 30 años y particularmente a aquellos que se dedicaron a administrar ese modelo y a profundizar la herencia de la dictadura militar. Se cae a pedazos así su relato y discurso de “fortalecer un centro moderado”, tratando de retornar nostálgicamente a esos años 90’.

Más de dos millones de votos nulos, un síntoma político fundamental para enfrentar un fraude constitucional encabezado por el pinochetismo

Otra de las cifras sorprendentes de la elección fueron los más de dos millones de votos nulos, más del 20% del total de votos, que sumados a los blancos llegan a superar los 2.500.000. Se ha destacado en los medios no sólo la masividad del voto nulo, sino las características de este: se denota como un voto más político, más marcado y más claramente como de protesta ante las candidaturas y el proceso.

Hemos visto cómo miembros de los partidos de gobierno y de la Lista D han querido achacar el triunfo de la derecha a quienes llamamos a votar nulo. Pero es una absoluta mentira y distorsión de la realidad. Desde La Izquierda Diario hemos denunciando desde un comienzo que este proceso sólo podía fortalecer y beneficiar a la derecha y siempre lo denunciamos. Quienes lo legitimaron, lo pactaron y negociaron con la derecha, son los responsables de ese fortalecimiento. Y hoy cometen nuevamente un error al leer superficialmente el importante fenómeno de los votos nulo.

Esta enorme votación de nulos muestra un descontento profundo con este proceso constitucional, por su carácter antidemocrático y por ser ajeno a las necesidades populares. Y ese caudal electoral podría transformarse en un importante punto de apoyo, en una fuerza social que debemos apostar a poner en movimiento, a coordinar, a organizar, en perspectiva de retomar el camino de la movilización y para conquistar las demandas irresueltas de octubre de 2019: terminar con el sistema de AFP, poner en pie un sistema de salud gratuito o recuperar los recursos estratégicos hoy en manos de grupos económicos, entre otras cuestiones.

Esta elección ha dejado patente algo: a la derecha no se le puede ceder en ningún milímetro, hay que enfrentarla consecuentemente sin renunciar a las demandas populares y de los trabajadores.

Para esto hay que reafirmar, fortalecer y ampliar la campaña y la denuncia al fraude constitucional en curso, por su carácter antidemocrático y anti popular, una campaña que sea una herramienta para fortalecer la coordinación y organización de los sectores que buscan enfrentar a la derecha, para volver a las calles y a desplegar los métodos de lucha de la clase trabajadora como la huelga en contra de la resignación de las burocracias sindicales, sin confiar en este gobierno para conquistar las demandas obreras y populares que hoy no están en el tablero ni en la discusión política nacional, como un salario mínimo desde los 750 mil pesos, el problema de la cesantía, la carestía de la vida, la crisis de la educación y la salud y el saqueo de los recursos naturales.

Esto en la perspectiva de retomar la pelea por una verdadera Asamblea Constituyente, que sea libre y soberana, que no tenga limitaciones y que pueda discutir sobre todo lo establecido para cuestionar el conjunto del Chile neoliberal de los 30 años, con el horizonte de la lucha por un gobierno de las y los trabajadores, única forma de resolver íntegramente todas las necesidades populares.