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Red Internacional
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Opinion. Derrota política del macrismo, demagogia electoral del acuerdo opositor

Los bloques que este año aprobaron leyes de entrega y ajuste ayer votaron contra el gobierno por el impuesto al salario. Una larga campaña electoral con un macrismo debilitado y la economía en crisis.

Fernando Scolnik

Fernando Scolnik @FernandoScolnik

Miércoles 7 de diciembre de 2016

Fotografía:DyN

La media sanción en la Cámara de Diputados de un proyecto de modificación del impuesto al salario, presentado por distintos bloques de la oposición que derrotaron al macrismo, es un síntoma del momento político.

Cuando Cambiemos asumió la presidencia tras un ajustado triunfo en el balotaje, las dudas sobre la gobernabilidad fueron planteadas desde distintos sectores y con distintos intereses. La experiencia de un gobierno no peronista que encaraba un plan de ajuste sin mayoría en el Congreso Nacional ni fuerza propia en los sindicatos o en los llamados movimientos sociales, encerraba fuertes incógnitas que en parte siguen vigentes.

Como respuesta, en sus primeros días de gobierno los dirigentes del PRO se paseaban por los canales de televisión intentando despejar las dudas en base a su experiencia: resaltaban que durante ocho años de gobierno en la Ciudad de Buenos Aires no habían tenido mayores inconvenientes para aprobar las leyes en la Legislatura, gracias a la indispensable colaboración del Frente para la Victoria y otros bloques.

Los meses siguientes les dieron la razón. Después de comenzar con sus primeras medidas a fuerza de decretos, los aires de cambio que acompañaban los primeros tiempos de la “Revolución de la Alegría” fueron correspondidos en el Congreso Nacional una vez que comenzaron las sesiones. La mayoría del Frente para la Victoria en el Senado, el Frente Renovador, el Bloque Justicialista y otras bancadas fueron fundamentales para que el macrismo consiguiera aprobar leyes fundamentales para su plan económico, tales como el pago a los fondos buitre, el blanqueo o el presupuesto para continuar el ajuste en 2017.

La coincidencia con el plan de ajuste del macrismo (a lo sumo matizada por alguna declaración sobre “gradualismo” o la crítica parcial a algunas medidas), así como el manejo de un cierto “timing” político calculador, dictaron la estrategia del Frente Renovador de ubicarse como una “oposición responsable”, así como la del Frente para la Victoria que mientras aplicaba el ajuste en las provincias donde gobierna, tuvo un doble juego en Diputados y el Senado. Mientras tanto, Cristina Kirchner llama a fieles y traidores a ser todos juntos parte de un mismo Frente Ciudadano o Nueva Mayoría.

Si eso sucedía en el palacio, en las calles el descontento popular contra los despidos o los tarifazos no era acompañado por la CGT (a cambio de fondos millonarios de las obras sociales), mientras que importantes organizaciones sociales acordaron la paz social con el gobierno a cambio de la aprobación de la Emergencia Social.

Ahora, con una lectura de la coyuntura política y con un calendario más cercano a agosto y octubre de 2017 que al 10 de diciembre de 2015, la oposición de los bloques mayoritarios en el Congreso Nacional encontró ayer un buen momento para levantar una tribuna de campaña electoral. El antecedente había sido anteriormente el voto de la llamada ley antidespidos, aunque sabiendo que Macri la iba a vetar.

La ocasión fue alentada ayer también por el mayor descontento popular con el macrismo, que con demagogia la oposición quiere capitalizar. El “segundo semestre”, que está llegando a su fin, en realidad nunca empezó como el guión macrista anticipaba. Los índices económicos que se conocen dan cuenta de una larga y profunda recesión sin que se vea la luz al final del túnel, o al menos un brote verde convincente. Fracasadas las promesas de reactivación y con los nubarrones de la presidencia de Donald Trump en el horizonte, ya nadie cree en la lluvia de inversiones que sacará al país adelante, sin que tampoco un “Plan B” esté claro. El descontento se hace sentir incluso desde sectores de las propias clases dominantes. En el Congreso Nacional el reciente naufragio de la Reforma Política ya había anticipado las mayores dificultades del macrismo.

El gobierno se acerca entonces peligrosamente a la fecha electoral en esta situación, exponiéndose a una derrota en los comicios que no haría más que agravar su situación. No está claro que en el “retiro espiritual” hayan logrado encontrar la solución a este problema.

En este marco, la oposición de los bloques mayoritarios montó ayer su show pre-electoral. En el caso del kirchnerismo la demagogia salta a la vista, siendo que fue el espacio político que desde el gobierno rechazó de lleno la demanda de cinco paros generales que exigían cambios en el impuesto al salario. Por el lado del massismo, poco creíbles son las palabras de Graciela Camaño, quien ayer afirmó que “los trabajadores, jubilados y monotributistas de nuestro país, que venían pagando un impuesto injusto, se van a encontrar con diputados responsables y por sobre todo conscientes de lo que sucede con los trabajadores”. Un caso de demagogia en grado extremo por parte de un espacio político que votó el presupuesto de 2017 que seguirá castigando las condiciones de vida del pueblo trabajador mientras los usureros del capital financiero internacional recibirán partidas multimillonarias.

Tras la derrota en Diputados, el macrismo intentará revertir el panorama en el Senado. La última opción, el veto de la ley, podría tener un alto costo político de cara al año electoral, más aún cuando la eliminación del impuesto al salario había sido una de sus promesas de campaña.

La mayor debilidad política del gobierno, e incluso las divisiones en los partidos de las clases dominantes (aun si son circunstanciales) constituyen una mejor oportunidad para luchar por los intereses de los trabajadores.

En este marco, el Frente de Izquierda fue el único espacio que durante todo el año rechazó en el Congreso y en las calles los planes de ajuste y entrega nacional, y ayer planteó la anulación del impuesto al salario y la lucha por trabajo genuino para todos, contra la precarización laboral. La multitud reunida en Atlanta el 19 de noviembre es la fuerza para llevar a cada lugar de trabajo, de estudio y a cada barrio, preparándose para una situación política de crisis económica y lucha de clases. El 20 de diciembre, un desafío en las calles contra el ajuste, la tregua de las cúpulas sindicales y por todos los reclamos del pueblo trabajador.


Fernando Scolnik

Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.

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