La ciudad con uno de los polos industriales más importantes de la provincia de Buenos Aires y con más de cien mil habitantes, afronta graves problemas de infraestructura y de acceso a la vivienda.
Lunes 20 de julio de 2020 21:21
La falta de viviendas y de acceso a las mismas, trae consigo graves problemas como el hacinamiento en barrios populares o la formación de asentamientos sin condiciones dignas como el acceso a servicios básicos: luz, agua, gas y cloacas.
En Zárate existen 26 asentamientos con 2.936 familias según los datos del último censo.
Además, vecinos de la ciudad continúan reclamando por la falta de presión de agua. En medio de la pandemia falta un recurso vital para mantener condiciones de higiene saludables.
A pesar de esto, el intendente del Frente Todos, Osvaldo Caffaro, cumpliendo ya su cuarto mandato consecutivo, comunicó en medios locales que agradece a la justicia, a las fuerzas de seguridad y a las secretarías municipales involucradas, por desalojar a las personas que querían construir viviendas en terrenos baldíos.
Ninguna respuesta concreta para resolver las problemáticas de vivienda de miles de zarateños. Por el contrario, se criminaliza un derecho tan esencial como tener un techo digno donde vivir.
Te puede interesar: En Zárate cuatro familias perdieron su casa durante la crecida del río
Te puede interesar: En Zárate cuatro familias perdieron su casa durante la crecida del río
El polo industrial que reside en la ciudad es uno de los más ricos y diversos de la zona. Diariamente producen para aumentar sus ganancias a costa de contaminar nuestro medio ambiente. Y cuando sus intereses son amenazados o cuando tienen oportunidad de aumentar sus ganancias en otro lado, despiden sin pensarlo dos veces a los trabajadores y cierran sus puertas sin responsabilizarse por los daños ambientales.
En los últimos años vimos repetirse este accionar en fábricas como Carboclor y Dow Chemical, entre otras.
Por eso es necesario impulsar un impuesto a las empresas alojadas en la ciudad, de las cuales muchas pertenecen a las grandes fortunas, para que ese dinero se invierta en un plan de obras públicas controlado por los propios ciudadanos que de empleo de calidad y que esté dirigido a satisfacer las necesidades de las grandes mayorías.