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Red Internacional
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Sociedad. Desalojos en San Nicolás: el problema de la vivienda

En los últimos días se sucedió la ocupación de terrenos en seis barrios de San Nicolás. Tras 12 años de kirchnerismo y de negocios millonarios en la región, el sueño de una vivienda propia sigue estando muy lejos para miles de familias.

Sábado 13 de febrero de 2016

El viernes, en violentos operativos con 200 miembros de la policía local y la gendarmería, fueron desalojadas parte de las familias que están ocupando terrenos en San Nicolás en reclamo de una vivienda digna.

Una delegación del PTS junto a Hugo Sívori, ex candidato a intendente por el Frente de Izquierda, se hizo presentes para expresar nuestra solidaridad con las mujeres y dialogar con las familias. Expresan la situación de miseria y el abandono al que los ha llevado el poder político, que no se ha acercado a escuchar sus necesidades y reclamos. Particularmente denuncian a la intendencia local de Ismael Passaglia, enrolado en el FpV, que en época de elecciones recurrió a muchos de ellos para juntar votos pero que ahora ni los atiende. En los terrenos hay cientos de niños con enfermedades durmiendo en pisos húmedos y con las amenazas latentes de nuevos desalojos.

El cansancio de la espera de hasta 10 años y la desconfianza en que las soluciones vengan desde arriba empujó a las ocupaciones y a la amenaza de marchas y cortes de calles. El problema habitacional en San Nicolás es tan grave como en la provincia y el país. En una ciudad con casi 50.000 viviendas, faltan aún para 7000 familias y no hay planes accesibles. En el país, mientras hay 12,2 millones de familias y 13,8 millones de viviendas, hay igual 3 millones de familias sin hogar. Es que la especulación y los cada vez más elevados alquileres hace que el sueño de una vivienda propia sea cada vez más eso: un sueño. A la vez, desde el 2001 al 2010 se redujo la cantidad de familias con vivienda propia y aumentó quienes alquilan. Una década ganada para las inmobiliarias.

Los principales medios orquestaron una campaña reaccionaria en los pocos días que van: son vagos que no quieren trabajar, que vienen de afuera a ocuparle el terreno a otros. Buscan generar un ambiente social para reprimirlos y desalojarlos. La misma campaña que hace el macrismo con Milagro Sala o con los despidos de los “ñoquis”. Y el kirchnerismo actúa igual: haciendo oídos sordos y dejándolo pasar. Pero en este caso, la municipalidad y la policía son dirigidas por el propio kirchnerismo. Los acusan de delincuentes por ocupar un terreno, condenando a quienes no tienen otra salida. Pero no discuten el negocio y la especulación con los terrenos ociosos: mientras miles de familias no tienen dónde vivir, los terrenos se mantienen sin uso a la espera de remate judicial para comprarlos a precios bajísimos y obtener grandes ganancias. Estos empresarios inmobiliarios junto a los poderes políticos que los amparan son quienes empujan a la miseria –y, por ende, a las tomas- a miles de familias para llenarse los bolsillos.

Enfrentar el ajuste, la represión y los despidos

El derecho a la vivienda propia debe garantizarlo el estado y el reclamo debe ser tomado por el conjunto de las organizaciones de los trabajadores, las mujeres y la juventud. El 24 de febrero, marcharemos en el paro nacional de ATE contra los despidos y contra la criminalización de la protesta. La defensa de las familias en lucha por su vivienda tiene que ser una bandera más en San Nicolás. A la vez que exigimos terminar con la precarización laboral y lograr el pase a planta permanente de todos los trabajadores, con jornadas de 8 horas de lunes a viernes y un salario igual a la canasta familiar para terminar con la desocupación, peleamos por un plan de obras públicas controladas por los trabajadores y beneficiarios para la construcción de las 7 mil viviendas faltantes.

La plata está: en base a impuestos a las grandes fortunas del campo y la industria se puede financiar en forma inmediata. La pelea por el derecho a la vivienda, al igual que la defensa frente a la represión, deben ser tomadas por todos los sindicatos de la región, empezando por ATE y la CTA que convocan al paro del 24 de febrero, abriendo la movilización a la lucha de las familias sin techo.