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Red Internacional
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No hay un solo narco detenido, pero el secretario de Seguridad Sergio Berni alcanzó su objetivo desalojando a las 700 familias del ex asentamiento Papa Francisco bajo la excusa del narcotráfico manejado por los inmigrantes que residían allí.

Viernes 5 de septiembre de 2014

Para amortiguar la xenofobia desenfadada del candidato de La Cámpora, el gobierno de los “derechos humanos” auspició la formación de la Mesa de Diálogo Migratorio, para “dialogar” sobre el sexo de los ángeles. Bajo la conducción del titular de la Dirección Nacional de Migraciones, Martin Duval, el gobierno aspira a descomprimir la situación con las organizaciones representativas de las diversas comunidades de inmigrantes, aunque sigue bancando a Berni, el que se mostró entusiasmado en utilizar ese escenario en función de una reforma de la Ley de Migraciones 25.871: “la ley ya prevé la expulsión de aquellos que comenten delitos; el problema es que hay que darle la seriedad necesaria para que eso se concrete de una vez”. El ex carapintada se propone instaurar una nueva institución ejecutiva, la deportación Express, toda una definición de la “ampliación de derechos” kirchneristas, respaldado por el gobernador Scioli y lo más granado de la oposición.
Según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de 2010, la población extranjera constituye el 4,5 % de la población, mayoritariamente proveniente de Paraguay, Bolivia, Chile y Perú, engrosando el 68,9 % del total de no nativos. Desde 1914, cuando alcanzó el pico del 29,9% sobre el total de la población, viene decreciendo progresivamente, en las antípodas de los fantasmas creados por la derecha sobre una supuesta “explosión inmigratoria descontrolada”. Sin embargo, producto del crecimiento económico del ciclo 2002-2010, se incrementó de 4 a 4,5 % actual. Así fueron empleados en los trabajos más precarios, en las cosechas estacionales de la fruta, talleres textiles, construcción, y servicio doméstico. La mano de obra más barata que sirvió para las extraordinarias ganancias de los empresarios de esta “década ganada”. Ahora que suenan los acordes de la recesión los quieren descartables, cuando en otro momento fueron alentados por la presunta integración del Mercosur, bajo el lanzamiento del programa Patria Grande, asentado sobre una política de “normalización documentaria” que resultó un fiasco.