La clave de la lectura política de los nuevos datos de desempleo del INE, está en que hay una base objetiva del choque de expectativas que están erosionando la base social de Piñera; mientras nuevos sectores buscan trabajo, no alcanza para todos.

Pablo Torres Comité de redacción La Izquierda Diario Chile
Sábado 1ro de diciembre de 2018
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) proyectó los datos de desempleo del trimestre agosto-octubre del 2018. Las claves fueron:
A este ritmo lento de creación de empleo privado, con mayor cantidad de nueva de fuerza de trabajo, el desempleo seguirá estancado (aún con fluctuaciones menores al alza o baja) y no habrá cifras mejores. Aunque no hay pronósticos catastrofistas en la economía y sí crecimiento (más del doble de Bachelet), no alcanza para las expectativas generadas por el gobierno, pues se ha moderado (por sobre el 3%) y el escenario externo preocupa.
Para los empresarios es una complicación, pues sigue estancado el mercado laboral. Razón por la cual están exigiendo y estableciendo un consenso en “reformas estructurales” que permita avanzar en productividad y movilidad, flexibilizando condiciones de trabajo y atacando derechos laborales, para aumentar la capacidad de crecimiento mediante la baja general de los costos de producción. Un ataque mayor del capital sobre el trabajo.
Para Piñera se establece un problema pues ni siquiera llega a los 200.000 mil empleos anuales que prometió y es una base objetiva para el choque de expectativas de nuevos sectores que buscan trabajo (clave en el alza de la fuerza de trabajo) pero que no puedan encontrar porque no hay para todas y todos. Aunque baje el cuenta-propismo (o sub-empleo), es muy moderado, y sigue siendo casi el 25% de los trabajos.
Para las y los trabajadores, además de evidenciar que los “tiempos mejores” no llegaron para el empleo, no solo plantea la necesidad del rechazo absoluto, con la movilización y la unidad de la clase trabajadora, a la reforma de “Modernización Laboral” del gobierno y los empresarios que implica un chantaje de “crear empleo” a costa de pérdida de derechos y flexibilización. Rechazo que deberá articularse en la calle, exigiendo a la CUT, Colegio de Profesores, NO+AFP, CTC y sindicatos un plan de lucha, con asambleas en los lugares de trabajo y una gran campaña nacional que prepare la resistencia a este ataque, para avanzar hacia el paro y la movilización, únicas herramientas que permitirán doblegar a la clase empresarial y su gobierno.
Mientras para los capitalistas los desocupados siempre serán un ejército de reserva “natural” que existe para aumentar la competencia entre los obreros y bajar el precio de la fuerza de trabajo, sólo un programa propio de los trabajadores puede avanzar a terminar con el flagelo del desempleo: avanzando al reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, reduciendo de la jornada de trabajo sin rebaja de sueldo repartiendo el trabajo entre todas las manos, para que nadie se quede sin trabajo. Esta salida solo es posible afectando las ganancias capitalistas y mediante la movilización independiente de la clase trabajadora.

Pablo Torres
Dirigente nacional del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR). Autor y editor del libro Rebelión en el Oasis, ensayos sobre la revuelta de octubre de 2019 en Chile, Edición Ideas Socialistas, 2021.