Trascendió a los medios la clara responsabilidad de la administración del hospital en la muerte de varios pacientes tras una falla eléctrica, pero el gobierno habla de “terrorismo”. Además de evadir, deja sobre la mesa una posible represalia contra quienes vienen denunciando la situación del hospital, la corrupción descarada y luchando por sus derechos laborales y los de los pacientes.
Martes 15 de enero de 2019
En su largo mensaje de “Memoria y Cuenta” ante la fradulenta y farsa de “Asamblea Constituyente”, Maduro se refirió a los hechos recientes en el Hospital Universitario de Caracas (HUC) –conocido más popularmente como “el Clínico”–, en los que murieron, como mínimo, dos pacientes, por causa de una falla eléctrica y la inexistencia de ninguno de los elementales mecanismos de emergencia ante tales eventualidades. Como señalaron los trabajadores y los médicos, la responsabilidad es indiscutiblemente de las autoridades por hacer caso omiso de los reportes y advertencias que los trabajadores habían hecho meses atrás, y no tomar ninguna medida para resolver el problema, mientras continuaban sin embargo con su festín de corruptelas y fiestas privadas para la directiva del hospital.
Como reseñamos en este diario, y en muchos otros medios nacionales e internacionales, el sábado el hospital se vio afectado por una falla eléctrica que duró varias horas, sin embargo, como señalan los trabajadores, el problema fundamental no fue ese, porque el hospital, como es de esperarse, tiene previstos mecanismos alternos de suministro de electricidad para ese tipo de situaciones. El asunto está en que las tres plantas eléctricas de emergencia no estaban operativas desde hacía varios meses, las autoridades lo sabían por reportes hechos por los propios trabajadores, pero no hicieron nada al respecto. Esa es la verdad que el gobierno, con su habitual desfachatez, pretende ocultar tras el estrambótico argumento del “sabotaje terrorista”.
“Hace dos meses se pasó reportes sobre las plantas eléctricas a las autoridades, ya que no tenían baterías, gasoil y era necesario hacerles mantenimiento y ellos hicieron caso omiso”, señala el delegado sindical de los trabajadores, Denis Guedez.
Es decir, las autoridades estaban plenamente conscientes de que si ocurría una falla de electricidad –algo más que común en nuestro país ante el colapso del sistema eléctrico– el hospital no tendría cómo suplir esa falta de energía. Aún así, no tomaron cartas en el asunto, como denuncian los trabajadores, “decían que no tenían dinero para el mantenimiento, pero para garotas y fiestas sí hubo, prácticamente jugaron con la vida de los pacientes”.
Es que, como ha venido trascendiendo precisamente desde hace una semana, tras la rebelión que protagonizaron los trabajadores y trabajadoras del Clínico, además del colapso general de la salud pública en el país, el hospital está afectado por la corruptela de las autoridades con los recursos de los trabajadores y los pacientes.
Los trabajadores demostraron, facturas y audios en mano, cómo las autoridades del hospital: depositaron a cuentas de cómplices suyos 38 millones de bolívares soberanos que supuestamente eran para una fiesta para los trabajadores, fiesta que nunca ocurrió; mintieron al decir que de la gestión anterior las cuentas para pagos a los trabajadores habían quedado “en cero”, desviando así, quién sabe a dónde, 777 millardos de bolívares fuertes (antes de la reconversión) que quedaban en esa partida; conversaban profusamente, mediante audios, sobre un negocio de miles de dólares alrededor de los insumos del hospital, lo referían como “una torta” que sería “repartida entre todos”.
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Los trabajadores destaparon una verdadera olla podrida de corrupción. Pero no solo eso trascendió, sino también cómo en las propias oficinas del director, Fernando Alvarado, se llevó a cabo una fiesta privada para los autoridades, que incluyó la contratación de un grupo de samba y baile de “garotas”, esto, en el mismo hospital donde diariamente trabajadores y pacientes sobrellevan condiciones deplorables, laboran en condiciones totalmente precarias y los pacientes padecen mil y un dramas, incluso la muerte, por falta de insumos, medicamentos o fallas en la infraestructura.
Ante toda esta situación fue que estalló la indignación de los trabajadores, convirtiéndose en una verdadera rebelión obrera dentro del hospital el pasado lunes 07, que incluyó varias asambleas masivas durante el día y la expulsión del hospital de varios directivos por parte de los trabajadores, quienes literalmente los echaron, acompañándolos hasta las puertas del hospital y declarándolos personas no gratas, así como también sacaron a miembros de los grupos parapoliciales pro-gobierno (“colectivos”), luego que agredieran a un trabajador partiéndole la cabeza.
A raíz de esto una comisión de la Vicepresidencia de la República pudo constatar cómo el hospital funciona sin agua, sin ascensores, con comida totalmente deficiente para los pacientes, con zonas sin luz, baños tapados y áreas infectadas, como el triaje de adultos. Además, los trabajadores les entregaron las pruebas de la corrupción.
El director del hospital seguía en pie… hasta hoy
Sin embargo, aún así, el gobierno se negaba a destituir al director del hospital, quien también había sido declarado persona no grata por los trabajadores. Pasaron los días y esta petición de los trabajadores no se cumplía. Tuvo que pasar la tragedia de la muerte de los pacientes este sábado, y la rápida denuncia pública hecha por los trabajadores, para que el gobierno tuviera que hacer lo mínimamente decente y elemental que debió haber hecho hace mucho tiempo.
Así, mientras tanto el ministro de Energía Eléctrica, la Vicepresidenta y Maduro recargaron su desfachatez hablando de “sabotaje terrorista”, evadiendo totalmente la responsabilidad gubernamental en este crimen por negligencia, se decidieron por fin hoy a cambiar al director del hospital. Designaron a Earle Siso como nuevo director y presidente de una Junta Interventora, al tiempo que Delcy Rodríguez, es decir, la titular de la instancia a la cual los trabajadores le entregaron todas las pruebas de corruptelas y le mostraron el estado deplorable del hospital, decía, “en esta etapa, garanticemos máxima eficiencia”, sin decir ni una palabra sobre la “etapa anterior”, a no ser repetir la cantaleta de que hubo “ataques extremistas a nuestro sistema de salud”. Ya sabemos pues, que los responsables de los delitos de corrupción y del reciente crimen por negligencia no serán sancionados.
La destitución del director es un triunfo de los trabajadores, de su unidad y su firmeza en la lucha, más allá de que el gobierno irresponsable y cínico no asuma la responsabilidad que evidentemente tiene, y se proponga mantener la impunidad de la directiva saliente. El gobierno quería mantener en su puesto a este personaje nefasto y los trabajadores dijeron que no cesarían en su exigencia de que fuera destituido, y lo lograron. Esto ha sido posible, como señalan los propios trabajadores, por la concreción en los hechos de un frente único para la lucha entre los diferentes sindicatos que hacen vida en el hospital y la firme voluntad de los trabajadores, una voluntad contundente de las bases que llevó a que incluso dirigentes sindicales oficialistas que han sido parte de las políticas patronales y ataques contra los trabajadores, tuvieran que sumarse a la acción.
Los trabajadores y trabajadoras, por supuesto, no pueden confiarse “ni tantico así” del gobierno. Ya se vio como a mediados de la semana pasada el FAES, esa verdadera fuerza de exterminio de jóvenes pobres, secuestró al salir del hospital a uno de los dirigentes sindicales oficialistas que se sumó a la rebelión del lunes 07, manteniéndolo incomunicado y desparecido por varias horas, y a quien liberaron solo días después, bajo régimen de presentación y medidas cautelares. Y con el discurso oficial de achacar lo sucedido este sábado a “actos terroristas” pueden estar allanando el camino para pretender luego golpear sobre los trabajadores o dirigentes del hospital.
Aun con esas previsiones, lo que es claro hoy es que mientras el gobierno continúa con su desfachatez recargada, como en todo el discurso de Maduro hoy, los trabajadores y trabajadoras del Hospital Universitario de Caracas han logrado un importante triunfo en su lucha, a fuerza de unidad y firmeza, y es un ejemplo para el conjunto de clase obrera, de que con la participación masiva y decidida de las bases obreras, con independencia frente a la patronal y el gobierno, y enfrentando también con coraje a sus grupos parapoliciales, se pueden lograr pequeñas pero importantes victorias.
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Ángel Arias
Sociólogo venezolano, nacido en 1983, ex dirigente estudiantil de la UCV, militante de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) y columnista de La Izquierda Diario Venezuela.