En la Argentina la desocupación y la pobreza tuvieron un salto a partir de la última dictadura militar y desde allí se asentó un nuevo piso estructural. ¿Cuáles son los principales planteos para solucionar la crisis en el empleo?
Lucía Ortega @OrtegaLu_
Miércoles 11 de agosto de 2021 12:11
🧮 Desocupación: modelo Toyota, renta (muy básica) universal o reparto de horas de trabajo #AS - YouTube
Desde la última dictadura militar, los niveles de desocupación y pobreza tuvieron un salto y asentaron un nuevo piso estructural.
Según datos de Orlando Ferreres, en 1970 el 4,6 % de la población argentina estaba debajo de la línea de la pobreza. Desde la salida de la dictadura la pobreza alcanzó un nuevo piso estructural del 25 % y se eleva a niveles dramáticamente altos en momentos de crisis aguda, como en la actualidad o en 2002 donde superó el 50 %. Las cifras oficiales del segundo semestre de 2020 exhiben una pobreza del 42 %.
En el Gran Buenos Aires, la tasa de desocupación pasó de ser menor al 3 % en 1974 a superar el 10 % en la actualidad (y el doble para lxs jóvenes). También se registran saltos en los períodos de crisis llegando a superar el 20 %, como ocurrió en 2002.
Hoy se estima que hay 2 millones de trabajadores desocupados en todo el país y 4,6 millones son informales, pero la precariedad en sus distintas formas (tercerización, monotributo, bajos salarios) afecta al menos a la mitad de los ocupados.
Ante este escenario, vale la pena repasar cuáles son las explicaciones corrientes o predominantes sobre las causas de la desocupación y qué propuestas se desprenden de allí para solucionarla. Esencialmente son tres:
1- Caso Toyota: un ícono de patear la responsabilidad a los trabajadores.
Daniel Herrero es el presidente de Toyota Argentina y el titular de la cámara automotriz ADEFA así como vicepresidente de IDEA, dijo que "se nos hace difícil en nuestra área geográfica encontrar esas 200 personas con secundario completo” para incorporar a su planta de Zárate. Una verdadera mentira para exigir rebajas de impuestos al Gobierno, que no tardó en conseguir.
La explicación clásica de los liberales, los ultra liberales y prácticamente de toda la teoría económica dominante es precisamente esa: culpa de los trabajadores. Si hay desempleo es porque “el mercado” no funciona libremente y para que “se equilibre” hay que bajar el salario o flexibilizar. Incluso Espert se tira abiertamente contra los sindicatos.
Desde este arco, la propuesta es ir a fondo con los mismos elementos que aumentan la pobreza y la desocupación: reforma laboral e incluso previsional, para que trabajes no sólo más horas y en forma más "flexible" sino toda la vida, extendiendo la edad jubilatoria.
2- El accionar actual del Gobierno: más beneficios a empresarios
En este caso se trata de una versión más “light”, en cuanto a la moderación pública de las exigencias de reforma laboral, pero no tan distinta a la anterior: se apoya en la idea de que los empresarios tienen que tener más ganancias para invertir y así generar empleo, con el Estado mediando para que se llegue a ese "equilibrio" (que nunca es, en realidad, de pleno empleo).
Las respuestas del Gobierno desde que asumió fueron en ese sentido. Así se vio el subsidio a las empresas con el ATP durante la pandemia, la reducción de contribuciones patronales, y finalmente, las reducciones de impuestos y subsidios de estas últimas semanas como el plan “Te sumo”. Eso mismo que concedió al presidente de Toyota.
Pero el aumento del empleo dando incentivos por el lado de la oferta (beneficios a las patronales) no es lo que sucede en la realidad. El comportamiento frecuente de los grupos económicos en nuestro país ha sido el de una limitada inversión productiva, en tanto orientaron sus ganancias a la especulación, la fuga capitales o la remisión externa de las ganancias trasnacionales. La poca inversión para aumentar la capacidad productiva no se tradujo en mejoras salariales o de condiciones de trabajo sino que se intensifican los ritmos y la jornada. Aprovechan para explotar aun más al trabajo.
3- Renta (muy) básica, universal
Organizaciones de desocupados (UTEP, CCC, Movimiento Evita), Juan Grabois y otras alas del oficialismo como la de Claudio Lozano, que integran el Frente de Todos, proponen el pago de un ingreso de alrededor de 9 mil pesos para quienes no tengan ingresos fijos.
Se presenta como un pago “en transición a una economía con trabajo decente para todos”. imposible de alcanzar sin cuestionar mínimamente el régimen del FMI y el pago de la deuda. Desde esta perspectiva, que limita el crecimiento y favorece a los mismos grupos concentrados de siempre, no puede haber una salida a la crisis del trabajo en Argentina. Resignación a que no queda otra y administrar la pobreza.
Al respecto, la economista Mónica Arancibia se preguntaba con justa razón, ¿por qué hay que naturalizar que millones vivan con un ingreso de indigencia mientras los bancos, los agroexportadores y las alimenticias ganan millones?
En realidad, ninguno de estos tres enfoques propone una solución de fondo a la pobreza y la desocupación estructural.
Además de los problemas del atraso y dependencia de la economía argentina, la desocupación es un fenómeno inherente al capitalismo como modo de producción global. Es la forma de regular a la baja los salarios, disciplinar las exigencias por mejoras salariales, y garantizar una reserva de fuerza de trabajo para que se limiten las mejoras salariales en los momentos de expansión de la actividad. Ese papel de la desocupación nos indica que no va a haber solución de raíz dentro de los marcos capitalistas, que continuamente está empujando trabajadores al desempleo.
Reducción de la jornada laboral y reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles: ocupadxs y desocupadxs
Desde el Frente de Izquierda se promueve una propuesta para terminar de raíz con la desocupación y la precarización. Exigiendo una reducción de la jornada laboral a 6 horas por día, 5 días a la semana, para repartir el trabajo entre ocupados y desocupados, sin reducción salarial y con un salario mínimo equivalente a la Canasta Familiar.
En cuanto a la reducción de la jornada laboral el Ministro de Producción, Matías Kulfas, ayer respondió que no se podría aplicar en Argentina.
"Son temas que se están discutiendo en todo el mundo. En los países donde hubo avances, países desarrollados, han incorporado algún esquema de reducción del salario. (...) No es la realidad que está viviendo nuestro país, venimos de crisis de ingreso, es impensable plantear que se podría reducir la jornada con una reducción proporcional del salario". y agregó después que "la jornada laboral está en términos internacionales dentro de parámetros estándar"
¿No da la tecnología actual?
De acuerdo a un informe del ex Ministerio de Producción y Trabajo de 2019: La productividad laboral de la economía argentina, excluyendo los sectores primarios y la administración pública, medida como el valor agregado generado por puesto de trabajo, aumentó 21% entre el primer semestre de 2004 y el de 2019. Ajustado por horas trabajadas, el aumento fue de 11%.
Si se observa en particular en el sector automotriz, por ejemplo, la cantidad de autos al año producido por trabajador se elevó de 5 en la década de 1970 a alrededor de 19 autos en promedio en los últimos años (excepto en años de crisis), y la cantidad de horas de trabajo necesarias bajó de 200 a unas 55.
La instrumentación de la reducción de la jornada y el reparto de las horas de trabajo es sencilla desde el punto de vista de su posibilidad de realización técnica, y asimismo es muy necesaria socialmente para evitar que siga profundizándose la degradación de la vida que afecta al conjunto de la clase trabajadora desde la última dictadura.
Pero este planteo choca de frente con las necesidades de valorización del capital, en tanto ataca directamente la ganancia empresaria. Por eso se requiere la más amplia organización y movilización para conquistarla.
La pelea para que el Frente de Izquierda Unidad sea tercera fuerza en estas elecciones es parte de fortalecer esta perspectiva, rechazando el régimen del FMI y para que la crisis no la vuelva a pagar el pueblo trabajador.
Lucía Ortega
Economista UBA. Coeditora de la sección de Economía de La Izquierda Diario.