Esta semana presentamos el mapa nacional de los despidos. En tres meses, el gobierno de la “revolución de la alegría” dejó en la calle a miles de trabajadores. Macri, lo mismo que muchos gobernadores e intendentes de distinto signo político, vienen aplicando un ajuste. También las patronales del sector privado.
Jueves 10 de marzo de 2016 00:29
Son los trabajadores precarizados los más afectados, la mayoría de los que hoy engrosan las filas de los desocupados. Por ejemplo, los obreros de la UOCRA llegan a casi el 47% del total de despidos. Y entre los estatales los primeros que echaron fueron los que contaban con un contrato precario gracias a la gestión kirchnerista.
Hay que pararle la mano a Macri y a los gobernadores enfrentando este ataque, organizarnos para resistir. Es necesario que los sindicatos rompan el pacto con el gobierno y llamen a un plan de lucha para parar los despidos y lograr la reincorporación de todos los despedidos. La izquierda y el sindicalismo combativo se proponen estar en la primera fila de la resistencia.
En los últimos dos meses hubo más de 100 mil despidos, entre estatales y privados. Muchos de ellos están precarizados. Otros miles no entran en las estadísticas. Cómo enfrentar el ajuste.
Los despidos son una política de Estado para la gestión de Macri. Desde el primer día escuchamos un discurso noventista sobre “los ñoquis” y ahora vemos las consecuencias: una cantidad enorme de despidos en el sector público y privado. Más de 100.000 trabajadores. Pero, ¿cuántos miles de precarizados, “en negro”, quedan fuera de esas estadísticas?
Tras los ataques del gobierno nacional y los gobernadores, la responsabilidad continúa con los empresarios. Quieren seguir manteniendo sus tasas de ganancia en el marco de una crisis internacional.
Todo esto no podría suceder sin la pasividad de las direcciones sindicales. No ha habido hasta ahora una respuesta a la altura del ataque que sufrimos. Algunas conducciones directamente están siendo cómplices con el gobierno como los dirigentes de las CGT Moyano, Momo Benegas y Barrionuevo. Otras, que se planteaban como opositoras, como Caló, le están dando una tregua enorme al gobierno y las patronales.
La “unidad sindical” de la que hablan estos días no tiene nada que ver con unir fuerzas para defender los intereses de la clase trabajadora.
Los “descartables”
Hay algo que muchos medios y organizaciones que tiran números no dicen. El principal blanco de los ataques están siendo los trabajadores más precarizados. Los que trabajan como contratados, tercerizados o en negro. “Solo se les terminó el contrato” repiten funcionarios, gerentes y burócratas sindicales. Son el eslabón más débil de la cadena. En el Estado también. Porque el kirchnerismo no solo no efectivizó, sino que aumentó la cantidad de precarizados. Macri y muchos gobernadores e intendentes han hecho blanco en estos trabajadores.
Las empresas también. Nosotros en el Subte estamos denunciando el despido de trabajadores tercerizados que brindan servicio de seguridad y el traslado de más de 100 de estos trabajadores. Lo único que reclamaban eran condiciones mínimas de trabajo y el pago de horas trabajadas.
La denuncia y defensa de esos sectores, los más explotados, es una tarea obligada para todos los que nos reclamamos combativos. Si los derrotan van a venir por el resto de la clase trabajadora, y nos querrán imponer peores condiciones de salario y trabajo.
Organizar la resistencia
La clase obrera tiene que desplegar todas sus fuerzas, hoy contenidas por las cúpulas sindicales. Asambleas, paros, piquetes, movilizaciones que le paren la mano a este gobierno. El 24 de febrero se mostró como los estatales están dispuestos a pelear, a pesar de que ATE y las CTA no han definido ninguna continuidad del plan de lucha.
Los sectores combativos, antiburocráticos, que hay en cuerpos de delegados, comisiones internas y en algunas conducciones de sindicatos, tenemos que estar a la altura de esas circunstancias. En primer lugar, peleando al lado de los trabajadores atacados. Ese tiene que ser el primer paso para preparar planes de lucha y acciones que unifiquen a todos los que quieren pelear contra cada ataque a la clase obrera y a los sectores más pobres de nuestro pueblo.
Desde el PTS en el Frente de Izquierda y nuestras agrupaciones en muchos gremios, venimos proponiendo un programa para resistir. Lo primero que hay que parar son los despidos. Ni una familia en la calle, ninguna suspensión. Como plantean nuestros compañeros diputados hoy Myriam Bregman y antes Nicolás Del Caño: prohibición de los despidos. Además, hay que exigir el pase a planta permanente de los contratados y trabajadores en negro. Si hay empresas en crisis, que se repartan las horas de trabajo sin tocar el salario. Que no haya techos en las paritarias: que el salario cubra la canasta familiar y se actualice según la inflación real. Abajo el impuesto al salario. Que no criminalicen nuestros reclamos con el “protocolo represivo”.
Esas son nuestras propuestas para que los trabajadores no paguemos la crisis y la recesión a que nos están llevando los capitalistas y el gobierno.