A menos de 24 horas de finalizadas las elecciones legislativas del pasado domingo, la empresa multinacional Unilever (de capitales británico-holandeses) anunció que despedirá a 65 trabajadores.
Martes 24 de octubre de 2017
A menos de 24 horas de finalizadas las elecciones legislativas del pasado domingo, la empresa multinacional Unilever (de capitales británico-holandeses) anunció el despido de 65 trabajadores. Se trata de la planta ubicada en la localidad santafesina de Villa Gobernador Gálvez.
Matías Rodríguez, secretario general del Sindicato de Jaboneros señaló que "la empresa convocó el lunes a los representantes del gremio para hacer anunciar que harán una restructuración que significa el despido de 65 trabajadores. Es decir 65 familias se quedan sin sustento. Esto fue una comunicación de la decisión, nunca negociaron con nosotros".
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Según Rodríguez, la empresa aduce que no es competitiva, que en Argentina el costo laboral es muy alto y que no puede competir con una misma planta que la multinacional posee en Brasil.
Los (falaces) argumentos patronales se repiten. El conflicto en Unilever se puede emparentar con lo ocurrido en el lockout de PepsiCo.
Contradiciendo los argumentos de los directivos locales, el CEO de la compañía, Paul Polman declaró que "si bien las condiciones en nuestros mercados desarrollados siguen siendo un desafío, estamos comenzando a ver signos de mejora en algunos de nuestros mercados emergentes más grandes, incluidos India y China. El crecimiento en el tercer trimestre se vio afectado negativamente por el clima más pobre en Europa en comparación con el año pasado y los desastres naturales en las Américas”.
Más allá de esta “reducción” de la que habla Polman, Unilever facturó durante este tercer trimestre 13.200 millones de dólares.
Los empleados están en asamblea permanente, rechazando el plan de ajuste y piden la intervención del Ministerio de Trabajo (que hasta el momento no se pronunció).
La planta situada en Gobernador Gálvez emplea a 270 personas, por lo que la medida significaría el despido del 25 % de la plantilla.
La planta debía comenzar a operar a las 10 de las noche del lunes, pero los portones estaban cerrados y las inmediaciones rodeadas de policías.
