Charles Philip Arthur George, de 73 años, es a partir de este jueves el nuevo rey del Reino Unido y jefe de la Mancomunidad de Naciones -la Commonwealth-, países que en su gran mayoría fueron colonias inglesas. Siguiendo la tradición medieval de esta institución real, por ser el primogénito, al morir Isabel II hereda su corona y también su fortuna. Un breve perfil del rey puesto: Carlos III.
Jueves 8 de septiembre de 2022 22:36
Se lo conoce en el mundo entero, hasta hoy, como príncipe de Gales con todos estos títulos nobiliarios: conde de Chester, duque de Cornualles, duque de Rothesay, conde de Carrock, barón de Renfrew, Lord de las Islas, príncipe y gran senescal de Escocia. Este jueves eligió el nombre de Carlos III para protagonizar su mandato, podría haber optado por cualquiera de sus cuatro nombres, pero su elección no es azarosa: Carlos II fue quien reinó a partir de 1660 reestableciendo la monarquía, después de un período donde se constituyó una república burguesa. Ese fue su primer acto como rey, nombrarse a sí mismo como el continuador de aquel rey del siglo XVII.
El ahora rey Carlos III, dejó de ser automáticamente duque de Cornwall (el título nobiliario que ahora hereda su hijo mayor el príncipe William) que es básicamente un territorio que se extiende por 23 condados en Inglaterra y Gales, e incluye el campo de críquet Oval y 67.000 acres -unos 270 kilómetros cuadrados- en el Parque Nacional de Dartmoor. Prácticamente todo lo que hay en la zona reporta ganancias. Estas tierras y su actividad comercial le deja al nuevo rey una ganancia de 22.2 millones de libras anuales, pero eso no es todo: en este ducado el hasta hoy príncipe Carlos, viene obteniendo unos 2 millones de libras anuales al ser beneficiario de las propiedades de quienes mueran en ese territorio y no tengan herederos. Este beneficio está refrendado por una ley inglesa. En el resto del Reino Unido la fortuna de quienes fallecen sin herederos, pasa al Tesoro público.
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La fortuna de Carlos III se calcula en 100 millones de libras, ahora con la muerte de su madre la reina Isabel, heredó la corona y otra gran fortuna. A demás posee su propia empresa de galletas, "Duchy Originals" que fundó en 1990 para defender la agricultura ecológica, aunque en 2010 se fusionó con el supermercado Waitrose para convertirse en la marca Waitrose Duchy Organic que hoy se pueden ver en las góndolas de los locales comerciales. Viene a la memoria aquel dicho popular de "viven como reyes".
Carlos que el 14 de noviembre cumplirá 74 años, ha esperado décadas para convertirse en rey y es el heredero más longevo de la historia británica. Es el mayor de los cuatro hijos de la reina y su fallecido marido, el príncipe Felipe. Cuando su madre asumió el trono a los 25 años, él se convirtió en el heredero del reino de Gran Bretaña a los 3 años.
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Siguiendo con los títulos de esta familia real, su segunda esposa Camila Parker Bowles ahora será la reina consorte, por expresa indicación de Isabell II. Recordemos que la primera esposa del rey Carlos fue Lady Di, madre de sus dos hijos, que a pesar del trato de la reina, que se muestra en la serie The Crown, le hizo un gran aporte a esta institución de origen pre capitalista, mostrando un "aggiornamiento" de la familia real, favoreciendo así la ilusión de otra imagen de la monarquía frente a los ojos de las y los ingleses).
Ya hace unos meses el nuevo rey viene cumpliendo varia funciones que eran propias de Isabel II, que ya venía con problemas para movilizarse. Así, se reunía en privado con el ex primer ministro Boris Johnson y con los dirigentes de los tories y laboristas. Ahora como rey tendrá acceso a informes de los servicios de inteligencia y documentos de estado, la llamada "caja roja". Su primer audiencia "real" será con la actual primera ministra Liz Truss, la admiradora de Margaret Thatcher, que hoy ya anunció que pondrá un tope al precio de la energía para hogares y empresas, además de aclarar que levantará el veto vigente al fracking, favoreciendo a las empresas hidrocarburíficas, lo cual representará más daño al medio ambiente. Aparentemente Carlos III, que siempre gustó mostrarse como defensor del medio ambiente, no aconsejaría otra cosa.