En su desespero y tras el fracaso de la jornada del 23F que el imperialismo y la derecha cipaya habían anunciado sería el día de la entrada de la “ayuda humanitaria”, Juan Guaidó volvió a la carga con la intervención militar extranjera.
La Izquierda Diario Venezuela @LaIzqDiario_VE
Domingo 24 de febrero de 2019 15:05
Con un descaro sin parangón Guaidó afirmó que “Los acontecimientos de hoy me obligan a tomar una decisión: plantear a la Comunidad Internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta Patria que lucha y seguirá luchando”. La misma tónica fue la del secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, al volver a insistir que "todas las opciones están sobre la mesa. Vamos a hacer las cosas que son necesarias”.
Estos llamados abiertos a una intervención directa, demuestran una vez más toda la hipocresía de la “ayuda humanitaria”, quedando al desnudo toda esta fachada de una de las intervenciones imperialistas más descaradas. En verdad buscaban todas las justificaciones posibles en este camino. Marco Rubio, el senador republicano por la Florida, se dedicó a buscar un “casus belli” luego de la jornada, que pudiera justificar una respuesta militar mencionando una serie de “hechos” totalmente inventados, como por ejemplo que del lado de Venezuela se habría disparado hacia Colombia.
En sus declaraciones a media tarde luego de la jornada del sábado, Guaidó solamente se limitó a decir que “este fue un día de resistencia”, lejos de la tónica de cómo venía hablando en los días anteriores de que este sábado sería el día “D”. La gran apuesta que era lograr un quiebre de las FF.AA., no ocurrió.
Tras la jornada, Guaidó no tenía nada que mostrar, solo un camión con unos pocos bultos que había ingresado por la frontera con Brasil y que “decenas” de efectivos militares habrían desertado, de lo cual solo pudieron mostrar menos de 10 casos concretos. En una jornada que dejó al menos dos fallecidos y muchos heridos por la represión gubernamental al sur del estado Bolívar, cerca de la frontera con Brasil. Otros tantos heridos por los gases lacrimógenos y perdigones hubo en la frontera con Colombia al impedir el paso de la “ayuda”. Pero en verdad, esto poco le importaba. El “joven sonriente” que se travestía de buen samaritano muy rápido mostró los colmillos con su llamado a la intervención militar directa.
La derecha criolla se puso en las manos del imperialismo para sus objetivos, y centró todas sus opciones en que con Trump esta vez conseguirían su objetivo en su avanzada golpista. Para ello se sumó toda la derecha continental y de otros países imperialistas como los de Europa. Creían que con un cerco de esta magnitud provocarían un resquebrajamiento de las Fuerzas Armadas, pilar central del régimen de Maduro.
Queda tan al desnudo que todo esto está digitado por el imperialismo estadounidense, que políticos de la derecha de otros países cuestionaron que en el operativo de ayer fue evidente cómo se desdibujaba el papel de los gobiernos suramericanos ante la clara dirección por parte del gobierno de Trump y sus alfiles, como el reaccionario senador Marco Rubio.
La oposición de derecha se infligió una autoderrota, pero sobre todo el imperialismo estadounidense. Todos ellos se desplazaron a la “base de operaciones” en Cúcuta. Bolton dijo que había “cancelado el viaje de ayer a Corea del Sur” para tratar las “conversaciones nucleares” con Corea del Norte. Elliot Abrams también se desplazó a tierras de Colombia. Sebastián Piñera de Chile se involucró hasta el pescuezo desplazándose a la ciudad fronteriza, y el trasnochado secretario general de la OEA, Luis Almagro, estaba allí como “representante” de la “comunidad internacional” latinoamericana.
Para el despliegue que se había realizado y las expectativas que fijaron, los resultados obtenidos son nada, más aún si se toma en cuenta que era un plan orquestado por la principal potencia imperialista, Estados Unidos. Guaidó hasta llegó a apelar a Chávez, en un gesto de demagogia desesperada, algo impensable horas antes, manifestando que “Dudo que Hugo Chávez aceptaráa lo que Maduro ha traído para Venezuela y la FAN”.
Un fiasco político, al menos por el momento, a no ser que se aventuren a otras “opciones” como recalcaron el sábado por la noche. Un revés que probablemente tendrá su correlato al interior de la propia oposición que había apostado a Guaidó el 23 de enero. El tiempo les ha venido jugando en contra, y permitiéndole a Maduro cierto aire. No fue grande el “costo político” de Maduro.
Como escribimos hacia el final del sábado en un rápido reconto luego del fracasado intento de la avanzada golpista, si bien el gobierno de Maduro quiso adjudicarse la derrota golpista como un triunfo propio, esa lectura está lejos de la realidad. La derecha pudo utilizar demagógicamente el ingreso de “ayuda humanitaria” apoyándose en la catástrofe social que vive el país. Por su parte los llamados a los militares se basan en el hecho de que las Fuerzas Armadas son hoy el árbitro de la situación política. Maduro depende de ellas para mantenerse en el gobierno tanto como Guaidó para forzar un golpe y hacerse del poder.
El próximo lunes se reúne el Grupo de Lima en Bogotá, bajo la égida de Mike Pence –aunque EE.UU. no forme parte del denominado grupo, pero se sabe que son los EE.UU. quienes quien mueven los hilos– y allí acordarán otras sanciones en contra de Venezuela. Guaidó, acompañado del presidente colombiano Iván Duque y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, anunció que "el día lunes participaré en esa cumbre, en ese grupo, en esa reunión del Grupo de Lima, para reunirnos con todos los cancilleres de la región y también con el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence”.
El hecho de que un vicepresidente de la potencia imperialista más importante se desplace este lunes a Colombia para ajustar el plan intervencionista, muestra todo el despliegue de la avanzada golpista. Acuden a la cita con el Mike Pence toda la rancia de la derecha continental.
Ante este escenario, que aún no se ha cerrado, es necesario enfrentar en primer lugar estos intentos golpistas y la ofensiva imperialista, lo que no implica el más mínimo apoyo político a Maduro.
Es imperioso que los trabajadores y explotados de América latina se movilicen contra este intento de avanzada imperialista en Venezuela que no harán más que fortalecer a las derechas regionales y los ataques que llevan adelante en cada país como Macri en Argentina, Bolsonaro en Brasil, Duque en Colombia o Piñera en Chile.