De acuerdo al INE, y llegando al nivel más alto de los últimos 16 años, en Chile el desempleo ya alcanza el 11,2% y 1.500.000 empleos han sido destruidos en estos meses, tras abrirse la crisis del Covid-19 y producto de las políticas criminales y antitrabajadores del gobierno de Piñera, apoyadas por los grandes empresarios, y con la nefasta complicidad de la "oposición", como fue la aprobación de la ley de "protección del empleo".
Viernes 3 de julio de 2020
Ya van cerca de 1.500.000 personas desempleadas en los últimos dos meses. La destrucción del empleo y caída de la fuerza de trabajo se concentra entre finales de marzo y finales de mayo. De acuerdo a datos entregados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el desempleo ya alcanza el 11,2%, y entre los meses mencionados se perdieron 1.491.900 puestos laborales y salieron del mercado laboral 1.353.350 personas.
Claramente, los costos de la crisis sanitaria y social los está pagando la clase trabajadora y sectores populares del país. Las comunas más pobres y precarias son las más afectadas por los contagios y muertes; las familias trabajadoras se enfrentan al riesgo de contraer el virus debido a que sus integrantes deben seguir yendo a trabajar, incluso en sectores no esenciales para la población; y, además, son las y los trabajadores los que vienen enfrentando los embates de la precarización y miseria producto de los cientos de miles de despidos y suspensiones sin sueldo.
En mayo la tasa de empleo se deterioró, adicionalmente, otros cuatro puntos porcentuales, llegando a niveles como se vieron en 1986. Según el investigador de ClapesUC, Juan Bravo, "la destrucción de puestos de trabajo supera con creces lo vivido en las recesiones de 2009, 1999 y ahora, 1982. A diferencia de lo que nos muestran las cifras de empleo, la tasa de desempleo recién se está acercando al peak de la recesión 2009. Es decir, la tasa de desempleo tradicional nos muestra una realidad distorsionada, mucho más benigna que lo que realmente es".
A lo anterior se suman las 690.000 personas que se encuentran con "suspensión laboral" sin goce de sueldo, que en el fondo son despidos encubiertos, donde el 50% de las empresas ya anunció que no va a recontratar, es decir, serán cientos de miles de nuevos cesantes en un futuro. Estos datos dan cuentan que más de 2.000.000 de personas se encuentran o sin ingresos en estos momentos, o viviendo precariamente con lo que tengan en su seguro de cesantía.
Esta crítica situación respecto al empleo no es casual o una "mera consecuencia de la pandemia", sino que responde a las políticas que ha impulsado el gobierno criminal de Piñera, junto a la clase empresarial, y con el apoyo de prácticamente toda la "oposición". La línea desde un inicio fue mantener la producción y las ganancias empresariales, sin importar el obvio aumento de los contagios y el colapso del sistema de salud. No solo no hubo preparación seria para enfrentar esta crisis sociosanitaria- por ejemplo, con la construcción de hospitales y centros de salud, entregando todo el presupuesto necesario para fortalecer el sistema de salud, la contratación de persona, etc.-, sino que hubo una línea consciente de enviar a la clase trabajadora y a sus familias al matadero. Esto ocurre hasta el día de hoy con la mantención de los trabajos no esenciales- los verdaderos focos de contagio-, y con medidas como la ley de "protección al empleo", que sentó las bases para los despidos y suspensiones sin sueldo a mansalva, mientras el Estado continúa entregando miles de millones a los empresarios.
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Fue la maldita ley de "protección al empleo"- aprobada desde la UDI al Partido Comunista- la política principal del gobierno de Piñera y del conjunto del régimen, que preparó las bases para la línea actual de destrucción del empleo y aumento de la precarización. Solo en la última semana se sumaron 18.000 personas a las suspensiones laborales, esto en el marco que desde el gobierno y su ministra del Trabajo, Zaldívar, firmaron un proyecto de ley que "amplía la cobertura de la Ley de Protección del Empleo y del Seguro de Cesantía".
Tan profunda es la línea criminal de este gobierno empresarial de destruir empleos y empeorar aún más las condiciones de vida de la aplastante mayoría de la población que, incluso, están intentando ampliar las bases precarizantes de la ley maldita al posnatal, queriendo que las madres trabajadoras que están pasando por este proceso y deban alargarlo por las condiciones obvias de la realidad, tengan que pagar sus sueldos mediante los fondos de cesantía.
¿Y dónde está la CUT y los grandes sindicatos? Es urgente una respuesta organizada para enfrentar los despidos y los ataques contra el pueblo
La no respuesta por parte de las principales dirigencias sindicales y la tregua que aún mantienen con Piñera es realmente vergonzosa y grave, pues cada ataque a la clase trabajadora y sectores populares que no obtenga respuesta, será un punto de apoyo para este gobierno al servicio de empresarios y poderosos. ¡La crisis no la puede seguir pagando el pueblo!
Hoy es más urgente que nunca- con despidos, contagios y crisis sanitaria, y aumento de la precarización- que la CUT y los grandes sindicatos- por ejemplo, de la minería en el norte del país, donde la expansión del virus llega a niveles realmente críticos-, rompan la tregua que mantienen y se pongan a la cabeza de convocar a un paro nacional de todos los sectores no esenciales y a un plan de lucha para enfrentar los ataques actuales, y que prometen continuar golpeando al pueblo trabajador y pobre.
Es imprescindible que la clase trabajadora y el pueblo, despliegue toda su iniciativa y organización, desde las medidas de solidaridad como ollas comunes hasta la coordinación común para las luchas y para levantar un programa de emergencia ante la crisis, tal como se viene proponiendo desde el Comité de Salud y Seguridad del Hospital Barros Luco, o desde otras instancias como el Comité de Emergencia y Resguardo, en la región de Antofagasta. Avanzar en esa perspectiva podría ser una poderosa herramienta para esa unidad de los sindicatos, trabajadores, desocupados, pobladores y jóvenes, a la que tanto teme este gobierno al servicio de los ricos.
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